¿Creemos en la Sanación Divina?

 CONTEMPLAMOS:


Desde la Fe en Dios, millones de personas CREEN en la sanación de sus Dioses; en todas las religiones se expresan peticiones a DIOS por la sanación de nuestros hermanos enfermos, de hecho, en nuestra ITAE, oramos cada lunes por esta intención, por nuestros hermanos enfermos, es decir, millones de cristianos y no cristianos, oramos a DIOS por la salud corporal de nuestros seres queridos: ¿Qué sanación le pedimos a nuestro DIOS? ¿Por qué enfermedades pedimos?

 

Sin lugar a dudas, la evolución de la medicina actual, nos ha hecho confiar más en los medicamentos que en una oración, de hecho si sentimos un dolor, es más sencillo para muchos tomar un paracetamol que realizar una oración para que nos pase el dolor: ¿Cómo es esta realidad en cada uno de nosotros? Al contemplar este tema, queremos adentrarnos en la realidad de cada persona, con sinceridad de corazón, que es lo que hacemos primero los cristianos: ¿Orar o tomar un medicamento que tenemos a mano?

 

De hecho, es muy probable, que descubramos que la mayoría de cristianos, primero toma una pastilla y no ORAR; tal vez, con esto, para muchos se expresa que, cada vez más, nos alejamos de DIOS, en el sentido, que NO estamos colocando nuestra CONFIANZA en Él, sino en nosotros mismos, en los seres humanos: ¿Cómo analizamos esta realidad?

 

Para otro grupo de personas, se hacen las dos cosas en conjunto, o sea, además de poner toda la confianza en DIOS, también descubren que DIOS nos ha dado la inteligencia suficiente para crear medicamentos que nos calman el DOLOR, por lo tanto, realizan las dos cosas, una oración a DIOS y tomar un medicamento o alguna hierba natural que le ayude con su malestar. Y PARA TI: ¿Cómo es?

 

Siempre habrá un grupo de creyentes, que solamente confiará en DIOS, y buscará su ayuda en primer término, es decir, que SIEMPRE tiene a DIOS para todo, o sea, en primer lugar, ya que ante cualquier situación de la vida, incluso los malestares físicos, solamente le PIDE a DIOS, y a nadie más; algunos otros, en la mirada cristiana, aceptarán el dolor de su cuerpo como un acto de expiación de sus pecados personales o como un acto de sufrimiento cristiano. Y TÚ: ¿Cómo vives esta realidad?

 

Con esta contemplación, hemos querido hacer una mirada general, de cómo obramos y actuamos las personas creyentes, ante un mismo hecho, ante la enfermedad y los dolores que se provocan en el cuerpo, aunque debemos contemplar más allá, entendiendo que la enfermedad no atañe solamente al cuerpo, sino también al alma y la mente; y que se manifiesta de varias formas en nuestro SER. Desde esta amplitud, nos preguntamos: ¿De qué queremos SER sanados por DIOS?

 

 

DISCERNIMOS:

 

Teniendo presente nuestra propia voluntad, en la cual queremos ser SANADOS por Dios, les invitamos a DISCERNIR JUNTOS la Sanación del Hijo de DIOS, tenemos muchos textos en los Santos Evangelios que nos expresan esta realidad milagrosa de Jesucristo, aunque en este domingo vamos a utilizar la versión del Evangelista Mateo, unos versículos tomados del capítulo octavo de su Libro: “Al entrar en Cafarnaúm, se le acercó un centurión, rogándole. Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente”.

 

Como a lo largo de su peregrinar a Jerusalén, Jesucristo visito varios pueblos, en esta ocasión en Cafarnaúm, ciudad de varios de sus primeros discípulos; se encuentra con un soldado romano, de hecho un centurión, o sea, un soldado que tenía a cargo un batallón, su misma palabra nos indica cuál era la cantidad de soldados que se encontraban a sus órdenes, cien soldados, este hombre no pide por uno de sus soldados, sino por uno de sus sirvientes que tenía en su casa y que padecía una parálisis, según nos narra este Evangelio; vista la parálisis como la imposibilidad de caminar, en nuestras vidas, podemos tener muchas parálisis provocadas por nuestros propios miedos o emociones, en la actualidad: ¿Qué nos paraliza?

 

Junto a la parálisis, este sirviente sufría mucho DOLOR, es lo que dice el texto: “Sufre Terriblemente”; de la misma manera, muchas personas en la actualidad SUFREN por diversos motivos, algunos por la propia enfermedad, otros por las carencias propias de la vida, por no tener que DAR de comer a sus hijos, o no PODER darle la seguridad que necesitan para ser PERSONAS de bien para nuestra sociedad, y nosotros: ¿Por qué SUFRIMOS?

 

A partir de esta necesidad y el sufrimiento, es el Maestro quien se compadece: “Jesús le dijo: Yo mismo iré a curarlo”. Y surge en Él un deseo por AYUDAR a aquella persona que sufría el dolor de la parálisis: “Yo mismo IRÉ”, y en nuestras situaciones de vida de dolor, debilidad y sufrimiento: ¿Descubrimos la presencia de Jesucristo? Sentimos que va a nuestro encuentro: ¿Cuál es nuestra respuesta?

 

Aquí podemos DISCERNIR la respuesta de aquel soldado que pedía AYUDA para su sirviente postrado: “Pero el centurión respondió: Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: Ve, él va, y a otro: Ven, él viene; y cuando digo a mi sirviente: Tienes que hacer esto, él lo hace”.

 

Responde, desde su experiencia de vida, en primer lugar, manifiesta su indignidad para recibir a Jesucristo en su casa: ¿Cuántas veces hemos sentido esta misma Indignidad para recibir a DIOS? Para los que celebran el Sacramento de la Eucaristía o de la Última Cena: ¿Cuántas veces NO hemos participado de la comunión por sentirnos pecadores e indignos? En segundo lugar, se manifiesta el entendimiento del soldado, que basta una PALABRA del Hijo de DIOS para recibir la sanación: ¿Qué PALABRAS Divinas hemos recibido en nuestras vidas para ser SANADOS? Y por último, con su ejemplo nos recuerda la importancia de la Obediencia, en este caso, para los creyentes, sobre la obediencia Divina: ¿Le obedecemos a nuestro Dios?

 

Sin lugar a dudas, más allá de nuestro discernimiento bíblico, se encuentra la FE de esta persona, la misma FE que descubre el Hijo de DIOS, y lo manifiesta en sus palabras que pronuncia: “Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe”.

 

Una FE que no había encontrado el Maestro en Israel, al decir, estas palabras: ¿Cómo se sentirían sus discípulos? ¿Cómo se habrían sentido las demás personas que lo escuchaban y seguían? Una persona que servía al Imperio de ROMA tenía más FE que cualquier persona en ISRAEL: ¿Cómo nos sentiríamos nosotros si esto lo dijera Jesucristo de nosotros? ¿Cómo es tu FE?

 

Una FE que nos lleva a CAMINAR hacia el Reino de DIOS, por esta razón, el mismo Jesucristo nos sigue diciendo: “Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos; en cambio, los herederos del reino serán arrojados afuera, a las tinieblas, donde habrá llantos y rechinar los dientes”. ¿Creemos en esta realidad? ¿Nos sentimos dignos para ENTRAR al Reino de DIOS? ¿Tenemos la Fe suficiente para ser sanados por el Hijo de DIOS?

 

“Y Jesús dijo al centurión: Ve, y que suceda como has creído. Y el sirviente se curó en ese mismo momento”. Tal como le dice el Maestro al Soldado Romano, en verdad, somos personas de FE para que las cosas SUCEDAN como nosotros CREEMOS, por lo tanto, nos seguimos preguntando: ¿En qué creemos? Y PARA TI: ¿Cómo es tu FE en la Santísima Trinidad?

 

 

EVANGELIZAMOS:

 

Desde nuestra respuesta personal de FE en Jesucristo, surge con más fuerzas nuestra nueva EVANGELIZACIÓN, ya que con Él TODO lo podemos, basta nuestra auténtica FE en el Hijo de DIOS, creer que JUNTO a Jesucristo TODO es posible, los cristianos, en la actualidad: ¿Creemos de esta forma?

 

Quizás Sí, para otros será un NO rotundo. Y TÚ: ¿Qué opinas de la FE de los demás cristianos? Tal vez, nos falta tener FE como las personas que nos narran en los Santos Evangelios, de hecho, se nos relatan, en primer término, los buenos testimonios de Fe en DIOS. Y TÚ: ¿Cuál es el TESTIMONIO que das en el mundo actual?

 

Justamente desde nuestro TESTIMONIO de FE es que va surgiendo la Evangelización en la actualidad, por lo tanto, si creemos que NO existe una Buena Evangelización, es porque NO estamos dando un BUEN Testimonio de nuestra FE en Jesucristo. Y PARA TI: ¿Crees en el PODER sanador de Jesucristo? ¿Crees que Jesucristo es médico de tu vida? ¿Cómo es tu Testimonio de Fe Cristiana?

 

Comentarios

  1. Todas las mañanas nace el día y todos los días muere.

    ¡Tener vida es un milagro, tener salud es diez veces más un milagro!.

    ¡En mi dolor, suplico a Dios, pidiendo piedad, misericordia! Ruego por mi pronta recuperación porque, aún con el medicamento, es Dios quien decide mi recuperación física, mental y emocional. Creo firmemente en mi Dios y Señor.

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