¿Queremos ser SANADOS por JESUCRISTO?

 CONTEMPLAMOS:


Este domingo queremos contemplar dos aspectos de nuestras vidas, por un lado, las enfermedades personales, en un mundo y en donde vivimos, muchas veces, sumergidos en el dolor y en el miedo, queremos preguntarnos: ¿Qué enfermedades padecemos? Y, por otro lado, deseamos analizar nuestra voluntad humana, justamente con la pregunta de nuestra reflexión teológica, en este primer de la semana: ¿Queremos ser sanados?

 

Creemos que toda sanación comienza por el acto de reconocimiento personal en el descubrimiento de nuestra propia enfermedad y la firme voluntad de querer transformar esa realidad que nos aqueja, ya que muchas veces hacemos todo lo contrario, y seguimos sumergidos en la realidad que nos ha provocado la enfermedad, como les puede suceder a los enfermos crónicos, por ejemplo: Las personas que tienen y saben que existe un problema de presión alta en su cuerpo, siguen consumiendo alimentos con altas cantidades de sodio; o las personas que tienen el colesterol alto, siguen consumiendo alimentos con grasas o frituras que obviamente hacen imposible una gran mejoría para su enfermedad, y así, podemos seguir enumerando situaciones que manifiestan todo lo contario a un cambio en el estilo de vida personal, ante todas estas personas nos surge una pregunta, la misma del Hijo de Dios: ¿Quieres CURARTE?

 

Desde este acto de voluntad propia y aceptación es que se inicia el camino de sanación: ¿Qué debemos hacer para ser sanados? ¿A quiénes escuchamos para ser sanados? ¿Qué consejos tomamos de los demás para mejorar en nuestro estado de salud? Seguramente, en primer lugar, debemos identificar nuestras enfermedades, y con ello, descubrir: ¿Cuál es el origen o la causa de nuestra enfermedad? Muchas veces, al ser enfermedades del cuerpo, pueden tener un origen genético, o sea, hereditario; en cambio, en otras tantas ocasiones o la mayoría de veces, han sido provocadas nuestras enfermedades por nuestro propio estilo de VIDA: ¿Tendremos la voluntad suficiente para cambiar nuestro estilo de vida y dejar lo que nos provoca daño en nuestras vidas?

 

Intencionalmente hemos querido ampliar la pregunta sobre el “daño a nuestras vidas”, porque queremos analizar las “causas” de lo que nos provoca tal daño, ya que, en este sentido, nos podemos preguntar: ¿Cómo hemos cuidado de nuestro Cuerpo? Y si vamos más allá de nuestros cuerpos y nos preguntamos: ¿Cómo cuidamos nuestra mente, alma y emociones? ¿Cómo atentemos una enfermedad de nuestra Mente? ¿Cómo detectamos una enfermedad Emocional o Sentimental? ¿Qué hacemos por fortalecer y acrecentar nuestra Alma Humana? Esta mirada más amplia nos ayuda a contemplar TODO nuestro SER y ver como hemos VIVIDO. Y PARA TI: ¿Qué enfermedades se encuentran en tu SER?

 

 

DISCERNIMOS:

 

Al CONTEMPLAR sobre las enfermedades de nuestro SER, nos podemos encontrar con la actuación de Dios en nuestras vidas, ya que se va manifestando a nuestro alrededor; sobre todo para los cristianos, ya que creemos que se manifiesta en la persona de Jesucristo, es lo que reflexionaremos juntos al leer el capítulo 5 del Evangelista Juan: “Después de esto, se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo Betsata, que tiene cinco pórticos”.

 

Es el mismo Jesucristo que llega nuevamente a Jerusalén y, en la piscina de Betsata, se encuentra con una triste realidad, la de cientos de enfermos; de la misma manera, en la actualidad, podemos contemplar filas de enfermos en hospitales o decenas de heridos en las salas de urgencia, es lo que nos señala Juan en su evangelio: “Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, paralíticos y lisiados, que esperaban la agitación del agua”. Aunque estas personas buscaban la sanación, por medio de un milagro divino, que se manifestaba en la agitación de las aguas de aquella piscina, y nosotros: ¿Cómo buscamos en la actualidad nuestra curación personal?

 

Tal vez, debemos CREER en la presencia de DIOS que se sigue manifestando de muchas maneras, o quizás de la misma forma que nos narra el Evangelista Juan: “Porque el Ángel del Señor descendía cada tanto a la piscina y movía el agua. El primero que entraba en la piscina, después que el agua se agitaba, quedaba curado, cualquiera fuera su mal”. Tal como lo vemos, un enviado de DIOS mueve las aguas, un Ángel para que alguien sanado, de la misma manera, Dios sigue enviando personas para que seamos sanados, algunas veces en los médicos, enfermeros o paramédicos para sanar nuestras dolencias del cuerpo, otras en psicólogos o psiquiatras para atender las enfermedades de la mente y de nuestras emociones, y nos seguimos preguntando: ¿Quiénes nos sanan de las Enfermedades y dolencias del Alma?

 

¿Quién es el otro Jesucristo que viene a nuestro encuentro? Una persona que sea capaz de ver nuestras dolencias y enfermedades, las que cargamos por años, ya que algunas personas, gran parte de su vida, llevan una vida de dolor y sufrimiento, angustia y miedo, como sucede con este personaje bíblico: “Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años”. ¿Cuántos años llevamos con heridas profundas en nuestras Almas? ¿Cuántos años llevamos miedos incontrolables en nuestra Mente? ¿Cuántas Emociones negativas llevamos en nuestro corazón?

 

Para los cristianos es indispensable la presencia de Jesucristo en nuestras vidas, como lo fue para este hombre que llevaba su enfermedad por 38 años: “Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: ¿Quieres curarte?”

 

Y nosotros, en verdad y sinceridad de corazón: ¿Queremos ser sanados por el Hijo de DIOS? ¿Aceptamos la ayuda que nos brindan sus seguidores? ¿Recurrimos para ser sanados del ALMA? Algunos creen que es una confesión, creemos que es más que un rito sacramental, ya que se trata de un estilo de VIDA, VIVIR RECONCILIADOS, primero con uno mismo, con nuestra historia vivida y pasada, y asumirla en el presente, y responder junto a este hombre que demuestra su deseo, aunque a la vez, su incapacidad: “El respondió: Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes”. Y TÚ: ¿A quién tienes en el camino de tu vida, para ser sumergidos en la sanación que nos entrega nuestra propia humanidad?

 

Se trata de dejarnos SANAR en las palabras del MAESTRO: “Jesús le dijo: Levántate, toma tu camilla y camina. En seguida el hombre se curó, tomó su camilla y empezó a caminar. Era un sábado”. ¿Creemos que puede ser así para nosotros? Y PARA TI: ¿Crees en el PODER SANADOR del Hijo de DIOS?

 

 

EVANGELIZAMOS:

 

Desde este último hecho de respuesta queremos manifestar nuestra EVANGELIZACIÓN, ya que al igual que el hombre paralítico del evangelio, en primer lugar, se trata de CREER en el Hijo de DIOS, esto conlleva, para nosotros CREER en su buen mensaje trasmitido por los enviados por DIOS, que van en nombre de DIOS manifestando su AMOR SANADOR en el mundo actual: ¿Crees en la PALABRA de Jesucristo que se manifiesta en aquellos desconocidos enviados por DIOS?

 

Es lo que hizo este hombre, CREER en una persona que se le acerco y le pregunto: ¿Quieres ser curado? Y que le invito a CREER, en segundo lugar, en sus propias fuerzas: LEVÁNTATE: ¿Somos personas que nos levantamos ante la PALABRA de los demás? Personas enviadas por Dios, ángeles de nuestras vidas que nos siguen diciendo: Levántate, toma la CRUZ de Jesucristo y Camina: ¿Crees que es POSIBLE?

 

En verdad, esta decisión de FE en uno mismo, es el INICIO de un nuevo caminar, te invitamos a CAMINAR JUNTOS, te queremos ayudar a llevar tus camillas, o sea, tu vida pasada y RESTAURARLA para que puedas CAMINAR con más fuerza y con un sentido más cristiano para tu existencia, ya que queremos JUNTOS RENOVAR nuestras vidas, la tuya y la nuestra, a la LUZ del Buen Mensaje de Jesucristo, que sigue CREYENDO en nosotros, que nos sigue diciendo, todo MILAGRO es POSIBLE en tu VIDA, solamente se necesita que QUIERAS para que sea POSIBLE, y en este día del Señor Resucitado: ¿Qué queremos? Y PARA TI: ¿Quieres SER SANADO en la Iglesia de Jesucristo?

 

 

Comentarios

  1. De alguna forma, muchos seres humanos tiene heridas no solo físicas, sino tambien emocionales y hasta espirituales, que requieren ser sanadas para tener una vida adecuada y saludable. Pero muchas veces, las heridas físicas sanan, pero las emocionales y espirituales no, o al menos tardan en sanar, y eso afecta nuestra relación con dios y con el prójimo. Si no permitimos que nuestras heridas sanen, nuestras relaciones con Dios y vcon los demás se verán afectadas, pero cuando permitimos que Dios nos sane, veremos cambios importantes en nuestras vidas, y seremos testimonio del amor de dios y de su capacidad de ser ese "médico espiritual". Eso nos permite reconciliarnos con Él y con nuestro prójimo, seremos capaces de perdonar, y seremos perdonados y reconciliados con dios, lo que llevará a un crecimiento espiritual por ese proceso que vivimos.

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