¿Nos ALIMENTAMOS del Hijo de Dios?
CONTEMPLAMOS:
Hoy queremos preguntarnos sobre el ¿Cómo
alimentamos nuestra relación con Jesucristo? Sin lugar a dudas, millones de
católicos CREEN que alimentarse de Jesucristo es participar de la comunión en
la celebración de la Eucaristía, en verdad, es una forma de ALIMENTARNOS; hay
otras tantas que producen, más o menos, GRACIA SANTIFICANTE en cada creyente,
ya que nada asegura la respuesta de cada uno de nosotros, ni menos el que
logremos cumplir con lo que nos pide Jesucristo. Y TÚ: ¿En qué momentos del día
te ALIMENTAS del Hijo de DIOS?
Para millones de cristianos en el mundo, la
mayor ALIMENTACIÓN del Hijo de DIOS es la oración diaria, algunos recitan la
oración que Él mismo nos enseñó; otros tantos lo hacen repitiendo el rezo del
rosario, creyendo en una intervención de la Madre del Salvador; otros menos lo
hacen conversando con el Hijo de Dios en la Lectura de los Santos Evangelios;
como ya hemos señalado otros pocos lo hacen con la celebración de la Eucaristía
diaria. Y así podemos seguir enumerando formas de comunicación y alimentación
con el Hijo de DIOS. Y nosotros: ¿Cómo lo hacemos? ¿Cuánto tiempo dedicamos al
Hijo de Dios?
Nos atrevemos a señalar que un grupo pequeño de
cristianos, al igual que los Doce Apóstoles han logrado comprender que el
VERDADERO ALIMENTO de Jesucristo, es su AMISTAD, tal como lo señala el mismo
Hijo de Dios en la última cena: “Ustedes
son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque
el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he
dado a conocer todo lo que oí de mi Padre” (Juan 15, 14-15). Justamente se
trata de que logremos pasar de la mirada de servidores a AMIGOS del SEÑOR. Y
TÚ: ¿Eres amigo de Jesucristo?
Ante esta pregunta, muchas personas
se quedarán en el plano de las emociones; otras mientras tanto, ni siquiera
darán el paso, ya que les agrada: SER SERVIDORES y ovejas del Buen Pastor, en
verdad, desde nuestra Iglesia queremos que los millones de cristianos en el
mundo LOGREMOS comprender el VERDADERO ALIMENTO que nos entrega y da
Jesucristo, es su propia VIDA; sus propias palabras que nos siguen diciendo:
“Serán mis AMIGOS si hacen lo que YO les mando”: ¿Qué nos pide HACER el Hijo de
DIOS?
Palabras que nos recuerdan y responden: ¿Cuál
es la verdadera comida? Ante esta pregunta, queremos UNIR la VERDADERA comida
con las mismas PALABRAS del Hijo de Dios, que le dice a sus discípulos en
Samaría: “Mi comida es hacer la voluntad de aquel que me envió y llevar a cabo
su obra” (Juan 4, 34). Y PARA TI: ¿Tu verdadera comida es hacer la voluntad de
Dios al igual que Jesucristo?
DISCERNIMOS:
Desde nuestra experiencia con el Hijo de Dios
en nuestra Contemplación, les invitamos a discernir juntos, el tercer signo de
Jesucristo en medio de la humanidad, en la versión del Evangelista Juan, se
encuentra en el capítulo Sexto de su Libro Evangélico: “Después de esto, Jesús
atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades. Lo seguía una gran multitud, al
ver los signos que hacía curando a los enfermos. Jesús subió a la montaña y se
sentó allí con sus discípulos”. Es indudable para los creyentes en Jesucristo
que debemos SER como sus primeros seguidores, no como la multitud que lo seguía
por los milagros de sanación, sino porque CREÍAN en Él, por esta razón, se
sentaban junto a Él para recibir sus enseñanzas: ¿Qué enseñanza hemos recibido
del Hijo de Dios para nuestras vidas?
Justamente es lo que queremos asumir que las
ENSEÑANZAS del Hijo de DIOS, para los creyentes del Tercer Milenio, deben SER
nuestro mayor ALIMENTO: ¿Es así para cada cristiano? Tal vez, NO LO ES, por
ello, te seguimos invitando a discernir juntos que nos enseña, para este día,
en esta nueva semana, el Señor Jesucristo: “Se acercaba la Pascua, la fiesta de
los judíos. Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a él y
dijo a Felipe: ¿Dónde compraremos pan
para darles de comer? Él decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía
bien lo que iba a hacer”. Una prueba que se presenta como una ENSEÑANZA de
VIDA; y nosotros: ¿Qué PRUEBAS hemos recibido de DIOS para APRENDER a ser
MEJORES cristianos?
La mayoría de las veces las enseñanzas del
Maestro nos sitúan para SER mejores Personas, es seguramente lo que buscaba Jesucristo
en sus discípulos, que sean personas empáticas, que se ponen en el lugar de la
multitud que sentía hambre: ¿Cómo darles de comer? Es la respuesta que espera
el Maestro de sus discípulos, veamos sus respuestas ante esta dificultad de la
vida cotidiana: “Felipe le respondió: Doscientos denarios no bastarían para que
cada uno pudiera comer un pedazo de pan. Uno de sus discípulos, Andrés, el
hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí hay un niño que tiene cinco panes de
cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?” Y nosotros: ¿Qué le
decimos al Hijo de DIOS? ¿Cómo le damos de COMER a millones de personas
hambrientas en el mundo actual? Y TÚ: ¿Cómo sacias el Hambre de tu prójimo?
Recordando que el Hambre de muchos, no es por
la falta de alimento, sino por falta de oportunidades en la vida, por la falta
de trabajo, por la falta de cariño y amor: ¿Cuáles son las verdaderas
necesidades de las personas que nos rodean? El Maestro nos enseña que debemos
congregar a la multitud, para que sucedan los milagros: “Jesús le respondió:
Háganlos sentar. Había mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran uno
cinco mil hombres. Jesús tomó los panes,
dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los
pescados, dándoles todo lo que quisieron”. Al parecer, la solución pasa por SABER compartir con los demás: ¿Cómo
podemos compartir?
Compartir es el
SECRETO del Milagro, repartir de lo POCO que tenemos, si todos damos se
producen los milagros, como cuando se hacen fiestas y todos llevan algo para
COMPARTIR, o como cuando en nuestras poblaciones se hacen ollas comunes, tal
vez, sucede lo mismo que nos narra el Evangelista Juan: “Cuando
todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: Recojan los pedazos
que sobran, para que no se pierda nada. Los recogieron y llenaron doce canastas
con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada”. ¿Cómo es nuestra
experiencia al compartir los alimentos? Desde nuestra experiencia personal
hemos descubierto que siempre SOBRA, y quedamos satisfechos, además de ALEGRES
por la dicha de compartir entre los hermanos. Y para ustedes: ¿Qué signos del
COMPARTIR la Fe Cristiana los han dejado SATISFECHOS?
Sí, es de lo que se trata: QUEDAR SACIADOS, de nuestra
hambre; en este sentido, a ejemplo de Jesucristo nos faltan más personas que
nos CONGREGEN en la generosidad de los Hijos de Dios: “Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: Este
es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo. Jesús,
sabiendo que querían apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo
a la montaña”. Necesitamos más profetas que nos muestren el Camino de DIOS que
nos conduce a descubrir el Verdadero Alimento Divino. Y TÚ: ¿Qué clase de
Profeta eres?
EVANGELIZAMOS:
Desde este discernimiento y nuestra última
pregunta: ¿Qué clase de PROFETA somos? Queremos impulsar una nueva EVANGELIZACIÓN,
ya que nos faltan PERSONAS PROFÉTICAS, no de esas personas que anuncian
desgracias en tu vida por no CREER en Jesucristo, ni de esos predicadores que
se creen profetas, porque hablan desde las Sagradas Escrituras para mostrar que
debemos tenerle miedo al Dios AMOR, y menos de aquellos que CREEN anunciar la
verdad de DIOS sin tener en sus vidas a Jesucristo misericordioso y compasivo.
Justamente para ser un auténtico PROFETA
debemos TENER a Jesucristo en nuestras vidas, porque se trata del PROFETA que
necesitamos para el mundo actual, PROFETAS compasivos con todas las personas;
PROFETAS misericordiosos con todos los pecadores; PROFETAS empáticos y
solidarios con todas las personas necesitadas: ¿Quieres ser uno de estos
PROFETAS que vienen al mundo enviados por el mismo Hijo de DIOS?
Para que esto se haga realidad en cada uno de
nosotros, DEBEMOS TENER a JESUCRISTO; es decir, su VIDA como modelo de la
existencia cristiana; y sus PALABRAS como ALIMENTO de Vida, tal como lo dijeron
los mismos discípulos: «Señor, ¿a quién
iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que
eres el Santo de Dios» (Juan 6, 68-69). Y PARA TI: ¿Es así?
"Yo soy el pan de vida", dijo Jesús, quienes deciden seguir a Jesús, mostrándonos que él es nuestro alimento espiritual, usando un símbolo tan sencillo como el pan, el cual prefiguró a Dios, y en especial a Jesús, desde el Antiguo Testamento.
ResponderBorrarEn ese proceso de alimentarnos de jesús, nos convertimos en servidores, y en algún momento, ya no seremos llamados servidores, sino amigos de Jesús, tal y como lo indica la lectura anterior. Y si somos amigos de Jesús,, siempre recurriremos a Él para todo en nuestras vidas, en lo bueno y en lo difícil, porque nuestro Señor siempre estará atento a a lo que le pedimos y agradecemos.
En nuestras vidas terminaremos siendo apóstoles de su palabra, siendo evangelizadores de nuestro Señor en nuestro mundo, mediante nuestro trabajo pastoral, nuestro testimonio, oración y ejemplo.