BAUTISMO DEL SEÑOR JESUCRISTO
CONTEMPLAMOS:
Hoy, domingo, primer día de la semana, conmemoramos el Bautismo
del Señor, por esta razón, queremos contemplar que nos dicen las Sagradas
Escrituras para reflexionar sobre el Misterio Bautismal. En primer lugar, recordemos
que este es el primero de todos los Sacramentos, por ello, lo podemos
considerar el pórtico de la vida en el Espíritu de DIOS y la puerta que abre el
acceso a la Vida Sacramental. Además por medio del Rito del Bautismo, somos liberados
del pecado, es decir, se nos da el perdón de los pecados; también consideramos
que somos personas “regeneradas” como hijos de Dios, que llegamos a ser
miembros del Cuerpo de Jesucristo, o sea, somos incorporados a su Iglesia, y
por ende, que somos partícipes de la misión divina.
En un segundo lugar, señalamos que desde nuestra ITAE queremos encarnar las
Enseñanzas de Jesucristo, por esta razón, es que consideramos de suma
importancia las PALABRAS del Resucitado; ellas se manifiestan como VOLUNTAD DIVINA;
la cual debemos cumplir, tal como el mismo Maestro se lo dijo a los primeros
discípulos: «Yo he recibido todo poder en
el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis
discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado.
Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo» (Mateo 28, 18b-20). Con ello, se
manifiesta nuestra misión de BAUTIZAR en el nombre de DIOS TRINIDAD, para que
las personas bautizadas sean DISCÍPULOS de Jesucristo, en cuanto, logran
aprender a cumplir todas las enseñanzas del Hijo de DIOS.
En tercer lugar, recordamos que el mismo Jesucristo
recibió el Rito del Bautismo: “En aquellos días, Jesús llegó desde Nazaret de
Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán”. (Marcos 1, 9), y sus discípulos
siguieron la costumbre, como se señala en uno de los Santos Evangelios: “Cuando
Jesús se enteró de que los fariseos habían oído decir que él tenía más
discípulos y bautizaba más que Juan, en realidad él no bautizaba, sino sus
discípulos. (Juan 4, 1-2).
Y en cuarto lugar, contemplamos la práctica apostólica,
lo que hicieron los primeros discípulos, después de la Resurrección de
Jesucristo, es lo que nos dice el Apóstol Pedro, declarando a una multitud lo
siguiente: “Convertíos y que cada
uno de vosotros se haga bautizar en el
nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados, y recibiréis el
don del Espíritu Santo” (Hechos 2, 38).
Es lo que siguieron realizando desde su predicación; y en el encuentro
con otras personas de otras culturas, como vemos con el diácono Felipe:
“Entonces Felipe tomó la palabra y, comenzando por este texto de la Escritura,
le anunció la Buena Noticia de Jesús. Siguiendo su camino, llegaron a un lugar
donde había agua, y el etíope dijo: Aquí hay agua, ¿qué me impide ser
bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, es posible. «Creo, afirmó,
que Jesucristo es el Hijo de Dios». Y ordenó que detuvieran el carro; ambos
descendieron hasta el agua, y Felipe lo bautizó” (Hechos 8, 35-38).
En quinto lugar, la enseñanza apostólica, es lo que nos explica
el Apóstol Pablo en sus cartas, como en la carta a los Romanos, en que nos
exhorta a la vida nueva en Cristo, mostrando también el sentido de muerte,
conforta a los cristianos diciendo: Por el bautismo fuimos enterrados junto con
Cristo para compartir su muerte, para que igual que Cristo, que fue resucitado
de entre los muertos por la gloria del Padre, asimismo nosotros vivamos una
vida nueva. Si hemos muerto con Cristo, creemos que también resucitaremos con
él (cfr. Romanos 6, 1-11).
Y por último, hemos contemplado la práctica narrada en la
Biblia Cristiana, de los primeros discípulos, desde esta experiencia podemos
afirmar claramente que se da un BAUTISMO en el nombre de Jesucristo; y que con
los años, se da un paso al Bautismo TRINITARIO, como se nos detalla en la
doctrina de los Doce Apóstoles: “Y referente al bautismo, bautiza de este modo:
habiendo recitado estos preceptos, bautiza en el nombre del Padre, y del Hijo,
y del Espíritu Santo, en agua viva; pero si no tienes agua corriendo, bautiza
en otra agua, y si no puedes bautizar en agua fría, hazlo con agua tibia; pero
si no tienes ninguna, echa agua tres veces sobre la cabeza, en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Didajé 7, 1-3). Y para nosotros, en
la actualidad, para los cristianos del tercer milenio: ¿Cuál es nuestra
práctica bautismal? ¿Cómo explicamos el Sacramento del bautismo?
DISCERNIMOS:
Teniendo en cuenta esta CONTEMPLACIÓN, queremos
reflexionar sobre el BAUTISMO del SEÑOR Jesucristo con el texto del Evangelista
Mateo, que inicia con la predicación del Bautista: “Al ver que muchos fariseos
y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo: Raza de víboras,
¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca? Produzcan el fruto
de una sincera conversión, y no se contenten con decir: Tenemos por padre a
Abraham. Porque yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer surgir hijos
de Abraham”. Se nos revela que la predicación bautismal conlleva la conversión
de la personas, con mayor razón para aquellas personas que se consideran
religiosas, es lo que dice Juan a los saduceos y fariseos, palabras que deben
seguir resonando en nuestro interior y en nuestras comunidades cristianas, por
ello, nos podemos preguntar: ¿Cómo unimos el Rito Bautismal a una auténtica
conversión de la familia del bautizado, junto a sus padrinos?
Tal vez, seguimos afirmando somos Hijos, ya no de
Abraham, sino que afirmamos que SOMOS hijos de DIOS y en realidad no vivimos
una sincera conversión, ni hemos dado el FRUTO de la CONVERSIÓN. Y TÚ: ¿Cómo
manifiestas el FRUTO de la CONVERSIÓN en la vida diaria?
Es lo sigue insistiendo el BAUTISTA: “El hacha ya está
puesta a la raíz de los árboles: el árbol que no produce buen fruto será
cortado y arrojado al fuego. Yo los
bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí
es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias”.
Un bautismo para la CONVERSIÓN: ¿Somos cristianos convertidos?
Más aún en Jesucristo, como lo dice Juan: “El los bautizará en el Espíritu Santo y en
el fuego. Tiene en su mano la horquilla y limpiará su era: recogerá su
trigo en el granero y quemará la paja en un fuego inextinguible”. ¿Somos
cristianos bautizados en el Espíritu Santo y en el FUEGO de la Conversión?
Sin lugar a dudas, nos FALTA realizar un VERDADERO CAMINO
de la Conversión, esto nos exige el Bautismo recibido, tal como lo recibió el
Hijo de DIOS: “Entonces Jesús fue
desde Galilea hasta el Jordán y se presentó a Juan para ser bautizado por él. Juan se resistía, diciéndole: Soy yo el
que tiene necesidad de ser bautizado por ti, ¡y eres tú el que viene a mi
encuentro! Pero Jesús le respondió: Ahora
déjame hacer esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo. Y
Juan se lo permitió”. Un bautismo para CUMPLIR con la JUSTICIA HUMANA; hacer lo
que es JUSTO; y en nosotros, que somos bautizados: ¿Qué significa hacer lo
JUSTO? ¿Cumplir con la JUSTICIA?
Justamente lo que hemos señalado un BAUTIZADO es una persona
que VIVE en una permanente CONVERSIÓN, ya que es el FRUTO que se nos regala,
ahora bien, si CREEN que hay más FRUTOS en el BAUTISMO, debe preguntarse:
¿Vivimos en nuestras vidas TODOS los frutos de la Celebración Bautismal?
Solamente al VIVIRLO seremos personas que CUMPLEN lo que
es JUSTO, a ejemplo de Jesucristo, de esta manera, se MANIFESTARÁ Dios en
nuestras vidas, tal como se MANIFESTO el día del Bautismo del Señor Jesucristo:
“Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los
cielos, y vio al Espíritu de Dios
descender como una paloma y dirigirse hacia él. Y se oyó una voz del cielo que decía: Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi
predilección”. Una manifestación de la Santísima Trinidad, y en nosotros: ¿Cómo
manifestamos al Hijo de DIOS? ¿Cómo se manifiesta la presencia del Espíritu
Santo en nuestra existencia cristiana? y ¿Cómo manifestamos la PALABRA y la
voluntad de DIOS Padre en medio de la humanidad?
EVANGELIZAMOS:
Estas últimas preguntar nos ayudan a orientar nuestra
EVANGELIZACIÓN, ya que al responderlas lo debemos realizar con nuestras VIDAS;
no se trata de decir SI o NO, o responder intelectualmente, sino que debe SER
con nuestro TESTIMONIO de Vida Cristiana, o sea, el bautizado es otro Jesucristo,
en el día a día, por ello, nos seguimos preguntamos: ¿Cómo encarnamos en
nuestra existencia la Vida de Jesucristo, como Hijo de DIOS?
Dando un paso más, y no tan solamente sintiendo la
presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas, sino en HACERLA VIDA, desde
nuestra Fe Recibida, como lo dicen las Sagradas Escrituras: “Por lo tanto, si
Dios les dio a ellos la misma gracia que a nosotros, por haber creído en el
Señor Jesucristo, ¿cómo podía yo oponerme a Dios? Después de escuchar estas
palabras se tranquilizaron y alabaron a Dios, diciendo: También a los paganos
ha concedido Dios el don de la conversión que conduce a la Vida” (Hechos 11, 17
18). Y en verdad, en el Espíritu Santo recibido: ¿Somos cristianos CONVERTIDOS
en el HIJO de Dios?
Y por último, estas dos cosas implican en HACER la
VOLUNTAD de DIOS PADRE, es decir, ahora nosotros SOMOS los HIJOS AMADOS de
DIOS, en quienes se complace, y ¿Es así? ¿Somos auténticos HIJOS de DIOS PADRE
en quién Él se complace por nuestra forma de VIVIR nuestra FE Cristiana? Y PARA
TI: ¿Lo es? ¿Cumples TODO esto ya que es JUSTO ante la presencia de la
Santísima Trinidad?
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