¿CUÁL ES NUESTRA MISIÓN COMO DISCÍPULOS DE JESUCRISTO?

 CONTEMPLAMOS:


Hoy día del Señor Resucitado, primer día de la semana, te invitamos a mirar nuestra realidad de ser discípulos y enviados por Jesucristo: ¿Para qué crees que Dios te ha enviado al mundo? ¿Cuál es tu misión divina en tu existencia humana? Iniciamos con estas preguntas, pensando en el envío de Jesucristo a los 72 discípulos; quizás en este sentido sea bueno ampliar nuestra mirada a la “DIVERSIDAD”, en la diversidad de personas que se encuentran entre los discípulos, incluso mirar a la mujer, de hecho, en la actualidad, hay miles mujeres en el mundo que son un gran testimonio del cristianismo, como verdaderas discípulas de JESUCRISTO; en el presente, la Iglesia Católica habla que todos los bautizados son discípulos misioneros de Jesucristo, una cosa es DECIRLO, otra muy distinta es SER; es lo que nos pasa a menudo en nuestra vida cristiana, hay una gran brecha entre lo que decimos y nos comprometemos, y lo que SOMOS o llegamos a demostrar y vivir como cristianos. Y TÚ: ¿Qué demuestras como cristiano?

 

Del SER CRISTIANO al SER DISCÍPULO, no debería existir diferencia, ya que por esencia todos los cristianos debemos SER DISCÍPULOS de Jesucristo: ¿Lo eres? ¿Cómo ser discípulo de Jesucristo? ¿Qué significa? Es aquí en donde nacen una gran DIVERSIDAD de miradas eclesiales y una gama de formas de vivir la FE CRISTIANA, todo debería manifestarse en la UNIDAD del Cuerpo de Cristo, si somos capaces de vernos como un cuerpo, lograremos descubrir que hay cientos de funciones, de la misma manera es la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, cientos de Servicios; aquí un nuevo desafío: que en la Unidad, no se trata de TU SERVICIO, ni de TU MISIÓN, sino de la MISIÓN DE JESUCRISTO, de la cual somos parte por amor divino, por llamado y por invitación del Hijo de Dios. Y PARA TI: ¿A qué te envía Jesucristo?

 

 

DISCERNIMOS:

 

Queremos responder a la pregunta de este domingo, desde nuestro discernimiento bíblico, que consiste en poner, en primer lugar, el Evangelio de Jesucristo, que sea la prioridad, debe ser lo primordial para los seguidores del cristianismo iniciado con Jesucristo, el Hijo de Dios vivo; para esta intención usaremos el evangelio de Lucas en el capítulo 10, en el envío de Jesucristo a los 72 discípulos: “Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir” (v. 1). Una designación para ser enviados, hoy ciertamente tenemos el problema de que Jesucristo, NO se encuentra, en carne y hueso, entre nosotros, todavía más complejo se hace cuando la vocación brota de cada oración personal, por lo tanto, nos preguntamos: ¿En dónde nos encontramos en la intimidad con nuestro Maestro Jesucristo?

 

Para seguir descubriendo su envío misionero a los discípulos, para ir delante de Él, en este sentido la MISIÓN, es preparar los corazones de las personas para que puedan recibir a Jesucristo en sus vidas: ¿Cómo estamos cumpliendo esta tarea designada por Jesucristo?

 

A pesar de enviar a 72 discípulos, Jesucristo ve la necesidad en el mundo, a lo largo de la humanidad, se necesita más de 72, por ello les dice lo siguiente: “Y les dijo: La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha” (v. 2). Que nuestra oración sea constante para pedir vocaciones y con ello, muchas personas puedan sentir el llamado de Jesucristo, y si eres TÚ, la persona elegida para IR, recordando la exclamación de Jesucristo: “¡Vayan!” Seguramente muchos dirán YO QUIERO IR, ciertamente se disponen a IR lejos, a lugares no evangelizados, no cristianizados, y otros se siguen preguntando: ¿Dónde debo ir? ¿Qué debo hacer? ¿Qué me pide Dios?

 

No son capaces de responder esas preguntas, ya que no se sienten identificados totalmente cuando leen los evangelios, como si el llamado fuera solo para personas solteras, jóvenes o varones; no el llamado es para todas las personas, y nos sigue enviando en nuestro mismo entorno, en nuestra familia, en nuestro barrio, en nuestro pueblo o ciudad: “Yo los envío como a ovejas en medio de lobos” (v. 3). Eso somos ovejas para Jesucristo, aunque no por ser un rebaño, sino por la figura de vivir entre personas que nos quieren hacer daño, que se vuelven lobos para los demás: ¿Qué pasa con nosotros? Y TÚ: ¿Cuántas veces has actuado como lobo de tu prójimo?

 

En un acto de sinceridad, debemos manifestar que SI, hemos sido LOBOS, hemos causado daño con nuestra forma de hablar y de actuar o con lo que hemos dejado de hacer por los demás, sobre todo en nuestro entorno vital: ¿Hasta cuándo? Ya es hora de un cambio, ser ovejas e IR preparando el camino para la llegada de Jesucristo, quizás ya no pensando en su primera venida y vida terrena en la humanidad, sino en la SEGUNDA venida Gloriosa de Jesucristo: ¿Cómo debemos hacerlo?

 

Se trata de vivir una vida distinta, que debe caracterizar a los que nos llamamos cristianos: “No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: ¡Que descienda la paz sobre esta casa! Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa” (vv. 4-7). Llevar PAZ donde estemos: ¿Somos PEREGRINOS DE LA PAZ? ¿Cómo hacerlo?

 

Más si muchos de nosotros, ni siquiera somos capaces de LOGRAR PAZ INTERIOR, en este sentido, quizás hoy no se trata de casas, sino de PERSONAS; cada corazón debe llenarse de PAZ, en donde lo más importante es cumplir con nuestra misión divina: ¿Vives pensando en cumplir tu misión divina? ¿Qué haces para cumplirla? ¿Eres capaz de poner como PRIORIDAD en tu vida la misión y el envío de Jesucristo?

 

Todo esto debe ser el GRAN DESAFÍO para cada cristiano, que va más allá de milagros extraordinarios, sino llevar una vida de ANUNCIO: SER TESTIMONIO viviente de la palabra de Jesucristo: “En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente: El Reino de Dios está cerca de ustedes. Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan: ¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca” (vv. 8-12). En este sentido, con ACOGIDA o sin ella por parte de los demás, seguir con nuestro ANUNCIO: EL REINO DE DIOS está entre nosotros y puede estar en tu corazón y en tu vida. Y TÚ: ¿Lo aceptas?

 

 

EVANGELIZAMOS:

 

Esta aceptación es ya el inicio de nuestra propia evangelización y compartir la única MISIÓN de los discípulos de Jesucristo, que es PROPAGAR EL REINO DE DIOS: ¿Cómo cumplimos este servicio del Reino de Dios?

 

Para muchos es un Reino de paz y justicia, entonces vivamos en PAZ Y JUSTICIA con todas y todos; para otros es un Reino de Igualdad y hermandad, entonces vivamos como hermanos y tratando a todas y todos como iguales; y así podemos seguir enumerando nuestra evangelización del Reino de Dios: ¿Cómo es para cada uno de ustedes?

 

Este ejercicio nos invita a hacer vida lo que decimos y proclamamos, ya que el cristianismo NO CONSISTE solamente en escuchar, sino en VIVIR; no se trata solamente de palabras, sino de OBRAS; es decir, todo lo que DESCUBRIMOS; y si es cierto que hoy hemos descubierto parte de nuestra misión como CRISTIANOS; hay que HACERLA VIDA: ¿Estamos dispuestos? Y PARA TI: ¿Cómo vivirás tu misión cristiana?

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