¿CÓMO AMAR A NUESTRO PRÓJIMO?
CONTEMPLAMOS:
Hoy les invitamos a contemplar sobre el amor,
una palabra que abarca muchas realidades y varias formas de expresarlo, para
muchos creyentes inmediatamente piensan en el amor divino, sobre todo a la hora
de mirarlo desde la perspectiva cristiana: “Sí, Dios amó tanto al mundo, que
entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que
tenga Vida eterna” (Juan 3, 16). Un amor regalado a toda la humanidad, es por
esta razón, que muchos llegan a definir a Dios como AMOR, y para cada uno de
nosotros: ¿Dios Trinidad es Amor?
Un segundo aspecto, lo contemplamos al mirar el
AMOR entre los seres humanos, la mayoría habla de enamorarse, de sus
decepciones amorosas, las veces que no hemos sido correspondido en el amor por
la persona que creemos AMAR, muchas veces expresamos un AMOR de manera EGOÍSTA;
que es solo de nosotros, con una cantidad de celos o expresiones que solamente
coartan la libertad del SER AMADO: ¿Cómo vivimos nuestro Amor de Pareja?
Ante esta realidad, muchas veces se descuida el
Amor en Pareja, para enfocarse solamente en el AMOR a los hijos e hijas,
incluso algunas personas privándose de expresar el amor a otras personas, y
solo AMAR a sus hijos, con este análisis, no estamos JUZGANDO la forma de vivir
el amor para cada persona, sino que nuestra intención es cada ser humano pueda
CONTEMPLAR su propia realidad de cómo vive el AMOR. Y TÚ, ¿Cómo expresas el
AMOR en tu vida?
DISCERNIMOS:
Para los cristianos, no se trata solamente de
expresar el AMOR, sino VIVIR EN EL AMOR, esto implica para los creyentes en
Jesucristo: “VIVIR el AMOR a ejemplo de Jesucristo”; que va más allá de nuestra
familia, es un amor que debe vivirse con todas y todos, de manera particular
con cada persona que nos encontramos en la vida, a esas personas en los
evangelios le llamamos “PRÓJIMO”: ¿Cómo demostramos el amor a nuestro prójimo?
Es lo que intentaremos discernir con el capítulo
10 del evangelista Lucas, en el dialogo de Jesucristo con un doctor de la Ley:
“Y entonces, un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a
prueba: Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna? Jesús le
preguntó a su vez: ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?” (vv. 25-26).
Hay que reconocer la intención del doctor de la
Ley, que era poner en dificultad a Jesucristo, e inicia con una conversación
sobre la Vida Eterna, como cristianos nos preguntamos: ¿Qué hacemos para
alcanzar Vida Eterna? Para Jesucristo, la respuesta se encuentra en la LEY de Dios,
en las Sagradas Escrituras, citando que lo más importante es el AMOR: ¿Lo es
para los cristianos? Es decir, todas las Sagradas Escrituras se resumen en la
VIVENCIA del Amor, o que lo esencial y primordial del Cristianismo se encuentra
en el AMOR; sigamos discerniendo la conversación de Jesucristo. “Él le
respondió: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con
todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo” (v.
27). Esto entendía el Doctor de la LEY, y es lo mismo que propone Jesucristo:
«Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida» (v.
28).
Hacer VIDA, para alcanzar la VIDA ETERNA; que
sencillo y fácil parece de esta forma, quizás por lo mismo, el doctor vuelve a
preguntar, recordando que su intención no era dialogar con Jesucristo, sino
como muchos en la actualidad, conversan y hablan con otros para ponerles
problemas y dificultades: “Pero el doctor de la Ley, para justificar su
intervención, le hizo esta pregunta: ¿Y quién es mi prójimo?” (v. 29).
Justamente allí, está el desafío: “La Vivencia del AMOR”, amar al prójimo, y a
quienes vamos a considerar como nuestro prójimo: ¿Quién es el prójimo para cada
uno de nosotros?
Es lo que intenta enseñar Jesucristo, o más bien
nos explica quién se comporta como prójimo para los demás, lo hace por medio de
una historia que hemos denominado como la Parábola del Buen Samaritano: “Jesús
volvió a tomar la palabra y le respondió: Un hombre bajaba de Jerusalén a
Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron
y se fueron, dejándolo medio muerto” (v. 30). La narración comienza con un
hecho, que puede suceder, incluso en la actualidad, cuantas personas a diario
son asaltadas, les roban su dinero o sus vehículos y son golpeados para
quitarle sus pertenencias; incluso con algunas mujeres el trato puede ser aún
peor, ya que pueden ser hasta violadas y asesinadas; sigue siendo una realidad,
ante esta realidad debemos afirmar que los ladrones no se comportan como prójimo
de los que son asaltados: ¿Quiénes se comportan como prójimo de los asaltados?
Es lo que nos intenta enseñar Jesucristo con su
parábola: “Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió
de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino” (vv.
31-32). Dos ejemplos que nos siguen sirviendo para entender sobre los que NO
HACEN NADA por ayudar, no Actúan como Prójimo, y no manifiestan el AMOR, aunque
siempre hay alguien que ayuda y se muestra como PERSONA, muestra su HUMANIDAD
con los demás.
“Pero un samaritano que viajaba por allí, al
pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas,
cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo
condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos
denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: Cuídalo, y lo que
gastes de más, te lo pagaré al volver” (vv. 33-35). Una persona que es capaz de
CONMOVERSE por alguien que sufre, que ayuda al prójimo, que manifiesta el AMOR,
que demuestra que es buena persona, olvidándose de sí, dejando sus quehaceres
de lado, dedicando tiempo y dando dinero para cuidar y ayudar al que lo
necesita. Y nosotros: ¿Lo hacemos?
El ejemplo nos enseña a mostrar nuestro AMOR, en
la mirada del texto evangélico uno de cada tres ayuda, uno que seguramente ha
sufrido la indiferencia y desprecio de los demás, un SAMARITANO, ese se
COMPADECE; aunque el ejemplo era claro y concreto, Jesucristo le devuelve la
prueba al doctor de la Ley: “¿Cuál de los tres te parece que se portó como
prójimo del hombre asaltado por los ladrones? El que tuvo compasión de él, le
respondió el doctor” (vv. 36-37a). Indudablemente actuamos como prójimo cuando
mostramos COMPASIÓN; nosotros los cristianos: ¿Cómo demostramos compasión con
los más necesitados? Aunque es probable que algunos se sigan preguntando: ¿Cómo
AMAR? Jesucristo nos diría lo mismo que al doctor de la LEY: “Y Jesús le dijo:
Ve, y procede tú de la misma manera” (v. 37b). Y PARA TI: ¿Cómo procedes en tu
diario vivir?
EVANGELIZAMOS:
No nos cansaremos de insistir y repetir que
nuestra Evangelización debe comenzar por y en cada uno de nosotros, en nuestra
propia existencia, en nuestro hogar, en nuestra familia, en nuestro colegio,
liceo, universidad o trabajo, es allí donde debemos PROCEDER como Jesucristo
nos enseña, hoy con una mirada en las personas con las que nos relacionamos a
diario: ¿Qué necesitan ellos, los que son nuestros prójimos?
Para vivir el amor cristiano, se debe estar atento a los demás, para lograr CONMOVERNOS; que es el paso siguiente a la COMPASIÓN, es actuar conforme a la COMPASIÓN, ya que es totalmente seguro que todos los seres humanos sentiremos compasión ante algunas situaciones del diario vivir; aunque no es menos cierto, que solamente unos pocos logren MOSTRARSE COMPASIVOS con los demás, como lo realizo el buen samaritano, y nosotros: ¿Somos capaces de obrar de manera compasiva con todas y todos? Y TÚ: ¿Lo serás?
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