PARA LOS DISCÍPULOS: ¿QUIÉN ES JESUCRISTO?

 CONTEMPLAMOS:


Este domingo nos queremos preguntar: ¿Quién es Jesucristo? Deseamos partir desde nuestra condición como discípulos: ¿Quién es Jesucristo para cada uno de nosotros? Debemos reconocer que para muchas personas en el mundo, no es más que un ser humano que vivió hace dos mil años; para otros es DIOS,  y con ello, afirmamos desde la Fe, recordando que a muchas de estas personas les cuesta ver la humanidad de Jesucristo, ya que solamente dirán es el HIJO de Dios.

 

Justamente en estos extremos se movió la discusión CRISTOLÓGICA de los primeros siglos del cristianismo, hasta que se realizaron los primeros concilios del siglo IV en nuestra era cristiana, o sea, unos trescientos años después de la vida terrena de Jesucristo, el cristianismo fue capaz de señalar y afirmar, en cierta unidad de las Iglesias, que Jesucristo es Verdadero SER Humano y Verdadero Dios, una persona con dos naturalezas y dos voluntades: la humana y la divina. Y PARA TI: ¿Quién es Jesucristo?

 

Cuando nos hacemos esta pregunta, queremos ver más allá de nuestro conocimiento personal, recordando que en los Santos Evangelios, los primeros en reconocer a Jesucristo como el Mesías, el Hijo de Dios, fueron los espíritus impuros, por lo tanto, apuntamos a contemplar nuestra vida cristiana, o sea, qué importancia tiene para nuestras vidas la persona de Jesucristo: ¿Qué estamos dispuestos a hacer por Jesucristo?

 

Esta disposición nos sitúa en la perspectiva de discípulos de Jesucristo, esta relación indudablemente se afirma en la dualidad: Discípulos y Maestro; ya que para los cristianos, Jesucristo debe ser el único MAESTRO, debe ser la LUZ de nuestras vidas, sus PALABRAS deben ser lo más importante para cada uno de nosotros, en definitiva, su VIDA y OBRAS deben ser nuestro MODELO a seguir: ¿Estamos dispuestos a vivir según el MODELO de Jesucristo que nos revelan los Santos Evangelios?

 

Esta disposición nos lleva a estar en una constante búsqueda y renovación en el “Buen Mensaje” de Jesucristo, ya que a diario sus PALABRAS deben iluminar nuestras existencias humanas, esta es una verdadera y auténtica vida como discípulos de Jesucristo; entonces, los cristianos: ¿Somos discípulos de Jesucristo?

 

Volvemos a afirmar: NO, por lo menos, no la mayoría de cristianos en el mundo, creemos que solamente unos POCOS han logrado vivir la esencia de Jesucristo que se nos narra en los Santos Evangelios; la mayoría se ha perdido y desorientado en sus doctrinas eclesiales, en sus propias religiones: católicos, ortodoxos, anglicanos, luteranos, veteros católicos, y múltiples formas de la vivencia eclesial, olvidando lo esencial, que más allá de nuestros trabajos o ministerios eclesiales, todos somos hermanos e iguales, ya que solamente DEBEMOS SER DISCÍPULOS de Jesucristo. Y TÚ: ¿Lo eres?

 

 

 

DISCERNIMOS:

 

Al discernir sobre las palabras del MAESTRO Jesucristo, queremos reflexionar en profundidad sobre nuestro SER discípulos, lo iremos realizando con el Evangelio de Lucas en su capítulo 9: “Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: ¿Quién dice la gente que soy yo?” (v. 18).

 

Partiendo de la experiencia de oración del Maestro, afirmamos que es una persona de oración, por lo tanto, nosotros debemos aprender a ORAR a solas con Dios Padre: ¿Cómo es tu oración con Dios Trinidad?

 

La oración, a ejemplo de Jesucristo, busca el dialogo entre personas, hablar y responderle a Dios Padre y Madre en la persona de Jesucristo con la asistencia del Espíritu Santo; si la pregunta viene del qué es Verdadero Dios y Verdadero Ser Humano: ¿Qué le respondemos? ¿Qué opinión tenemos al respecto sobre lo que piensan de Jesucristo: los budistas, hinduistas, judíos y musulmanes?

 

“Ellos le respondieron: Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado” (v. 19). En el tiempo del Maestro, la mayoría de judíos creían que Jesucristo era un profeta, para muchas personas de otras religiones sigue siendo así, un simple ser humano con un rol profético.

 

Ahora bien, para nosotros: “Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo? Pedro, tomando la palabra, respondió: Tú eres el Mesías de Dios” (v. 20). ¿Tenemos la misma certeza que el discípulo Pedro? Y desde esta respuesta: ¿Qué significado tiene para nuestras vidas que Jesucristo sea el Mesías?

 

Tal vez, como para la mayoría de cristianos, es parte solamente del conocimiento que tenemos sobre las Sagradas Escrituras y de la revelación del Hijo de Dios: “Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie. El hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día” (vv. 21-22).

 

Marcando el hecho central de nuestra Fe Cristiana: La Muerte y Resurrección de Jesucristo, aunque esto conlleva, no solamente un conocimiento teológico y cristológico; sino también una vivencia, vivencia que propone Jesucristo en sus PALABRAS, en su “Buen Mensaje”: “Después dijo a todos: El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga” (v. 23).  Nos sigue diciendo a todos y todas; que para ser su DISCÍPULO, debemos IR detrás de Él, RENUNCIAR a nuestras propias vidas; a CARGAR con nuestras cruces, y así manifestaremos un auténtico y maduro seguimiento a Jesucristo, un consciente y verdadero discipulado al único Maestro. Y TÚ: ¿Realmente le sigues? Sin duda, esto requiere nuestra disposición y voluntad a PERDER la VIDA: “Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará” (v. 24).

 

En este sentido, nos seguimos preguntando: ¿TODOS los cristianos estamos dispuestos a perder nuestras vidas por Jesucristo? ¿Por qué realizar esto? Porque los creyentes hemos comprendido lo siguiente: “¿De qué le servirá la hombre ganar el mundo entero, si pierde y arruina su vida?” (v. 25). En este sentido, nos interrogamos: ¿Qué clase de creyente somos?

 

Acaso como los cobardes que nos cuesta hablar de Dios al mundo, que nos avergonzamos de ser creyentes en ciertos ambientes cuando somos minoría o menospreciados por creer en DIOS, más en el Dios de Jesucristo, que nos sigue diciendo a nosotros, sus discípulos: “Porque si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver el Reino de Dios” (vv. 26-27). Y PARA TI: ¿Qué testimonio das del Maestro Jesucristo?

 

 

EVANGELIZAMOS:

 

Justamente este pasó del conocimiento a la vida, lo realizamos a la luz de nuestra experiencia con Jesucristo, con ello, hacemos nuestro propio proceso de EVANGELIZACIÓN como discípulos de JESUCRISTO: ¿Cómo evangelizamos nuestro entorno familiar, laboral, educativo, social y cultural?

 

En este último sentido, debemos descubrir que el ¿Cómo?, aunque es PERSONAL, no es la pinta de cada creyente, sino al estilo de JESUCRISTO, ya que no debemos olvidar, ni perder de vista, que somos simples discípulos, y repetir junto al Maestro: "Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber” (Lucas 17, 10). Y TÚ: ¿Has cumplido fielmente las palabras y el “Buen Mensaje” de nuestro Señor Jesucristo?

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