LOS DISCÍPULOS DE JESUCRISTO SOMOS PECADORES
CONTEMPLAMOS:
Este domingo queremos invitarlos a reflexionar
sobre nuestros pecados, en primer lugar, reconocer que todos somos personas
pecadoras, pensando en lo que señala el Apóstol Pablo, en una de sus cartas:
“Por lo tanto, por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado
la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. En
efecto, el pecado ya estaba en el mundo, antes de la Ley, pero cuando no hay
Ley, el pecado no se tiene en cuenta” (Romanos 5, 12-13).
Ahora bien, esta manifestación se da de manera
personal en nuestros actos diarios; tal vez, podemos mirar el sentido de la
propuesta divina que nos presenta Jesucristo: “Hacer la voluntad de Dios
Padre”; por lo tanto, todo aquel que NO actúa conforme a la voluntad de Dios
Padre está en pecado; desde esta mirada cada uno de nosotros, nos podemos
preguntar: ¿Qué es el pecado?
Los creyentes debemos entender que el PECADO, es
una forma de expresión que mide nuestra relación con DIOS, la cual es personal,
o sea, cada uno de nosotros debe analizar sus actos y medir ante ellos, si
estamos o no cumpliendo la voluntad divina; para muchos esto es muy subjetivo;
y por ello, algunos prefieren que sea algo más OBJETIVO, por esta razón, muchos
ubican el PECADO en el incumplimiento de los mandamientos; en esta línea de
reflexión, nos podemos preguntar: ¿Cuáles mandamientos debemos cumplir?
Esto es muy diverso y distinto dependiendo a la
religión que pertenezcamos, ya que NO todas las religiones tienen los mismos
mandamientos divinos, menos las mismas normas eclesiales; por ello, para
nosotros, como cristianos, es bueno centrar nuestra mirada en los escritos de
la Biblia Cristiana: “Si decimos que estamos en comunión con él y caminamos en
las tinieblas, mentimos y no procedemos conforme a la verdad. Pero si caminamos
en la luz, como el mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y
la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado. Si decimos que no
tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en
nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos y
purificarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos pasar
por mentiroso, y su palabra no está en nosotros” (1 Juan 1, 6-10).
Por lo tanto, ahora se trata de estar en
comunión con Jesucristo, lo que conlleva caminar en la VERDAD, que nos ha
anunciado y predicado el Salvador; caminar en la LUZ de Jesucristo que ilumina
nuestras vidas; con ello, se nos purifica y limpia de todos nuestros pecados
personales, aunque sin negar ni olvidar nuestra condición de pecadores, en este
aspecto, lo importante es manifestar nuestros PECADOS; para ser perdonados por
Dios, y su PALABRA habite en nosotros. Y TÚ: ¿De qué le debes pedir perdón a
Dios Trinidad?
DISCERNIMOS:
Desde nuestros pecados, queremos descubrir cómo
Jesucristo nos llama y elige, esta vez, usaremos el Evangelio de Mateo: “Al
irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa
de recaudación de impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él se levantó y lo siguió”
(Mateo 9, 9).
Desde esta llamada, queremos ejemplificar que
Dios llama a los pecadores, más desde la manifestación de su Hijo; ya que es
parte de la misión de Jesucristo: “Mientras Jesús estaba comiendo en la casa,
acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus
discípulos” (v. 10). El Hijo de Dios se sienta a la mesa con pecadores, de la
misma, sigue comiendo en nuestras casas junto a nuestras familias: ¿Dejamos que
Jesucristo se siente a mesa con nosotros?
Para muchas personas creyentes es imposible que
Dios habite en nuestras casas, pocos creen en la presencia de Dios en todo
lugar, si así fuera, todos deberíamos estar más conscientes de nuestra cercanía
con Dios; por otro lado, muchos creen que Dios estar muy lejos de nosotros, por
todos nuestros pecados cometidos, muchos siguen pensando cómo los fariseos: “Al
ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: ¿Por qué su Maestro come con
publicanos y pecadores?” (v. 11). Ciertamente a la luz del evangelio de hoy,
descubrimos que Jesucristo come junto a los pecadores, o sea, debemos entender
que de la misma manera se sigue sentando junto a nosotros, en la mesa de los
pecadores: ¿Cómo recibimos a Jesucristo en nuestras comidas familiares?
Desde este encuentro con Jesucristo debemos
entender la necesidad que tenemos de Él, y el sentido por el cual quiere
compartir con nosotros: “Jesús, que había oído, respondió: No son los sanos los
que tienen necesidad del médico, sino los enfermos” (v. 12). Ya que requerimos
de su presencia para ser salvados y sanados de todas nuestras dolencias: ¿De
qué queremos ser sanados, en este día, por Jesucristo?
Tal vez, seguimos en la actitud de los fariseos,
y no hemos logrado comprender la voluntad divina: “Vayan y aprendan qué
significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a
llamar a los justos, sino a los pecadores” (v. 13). Descubrir que Dios quiere
de nosotros “MISERICORDIA”, o sea, vivir en un actitud permanente de pedir
perdón a Dios por nuestros actos que van en contra del querer divino, más
cuando lo recibimos de la misma boca del SALVADOR del mundo, ya que Él viene a
la humanidad y sigue viniendo a nuestras vidas para LLAMARNOS; porque viene a
llamar a PECADORES y no a personas justas; y nosotros los cristianos: ¿Hemos
comprendido qué significa vivir en la MISERICORDIA DIVINA? Esta compresión va
más allá del razonamiento humano, sino tiene que ver con la lógica de Dios. Y
PARA TI: ¿Cómo vives el llamado que Jesucristo hace a ti, como pecador? ¿Cómo
creces en tu vivencia de la Misericordia Divina?
EVANGELIZAMOS:
A partir de nuestro crecimiento en la
Misericordia Divina y a la luz de las PALABRAS de Jesucristo se manifiesta
nuestra EVANGELIZACIÓN; lo que cada uno de nosotros puede realizar en miras a
la construcción del Reino de Dios, tema esencial en la predicación de
Jesucristo y parte de su misión divina, en el sentido de la instauración de
dicho Reino en medio de la humanidad: ¿Cómo seguimos cumpliendo la tarea y
misión de Jesucristo?
En el sentido de nuestra propuesta para este
día, sería seguir llamando a los pecadores para sentarnos juntos en la misma
mesa del Señor: ¿Dejamos participar asiduamente en nuestra mesa a los
malhechores y pecadores? ¿Qué actitud tenemos frente a los rechazados de
nuestra sociedad?
Indudablemente en muchas ocasiones es una mirada
muy distinta y diversa a la propuesta y la vivencia que nos dio como ejemplo el
mismo Jesucristo, ya que en este sentido, no solamente debemos ser capaces de
llamar y sentarnos a la mesa, sino además ser personas SANADORAS, ya que como
Jesucristo fue el médico para los enfermos y pecadores; los cristianos, estamos
llamados a sanarnos los unos a los otros. Y TÚ: ¿Cómo sanas al prójimo y cómo
reconfortas a los demás?
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