LOS DISCÍPULOS CUMPLEN EL MANDATO DE JESUCRISTO
CONTEMPLAMOS:
Este domingo queremos descubrir el nuevo mandato
de Jesucristo, y con ello, reconocer que los cristianos, los seguidores de
Jesucristo debemos SER personas que viven según sus mandatos, las enseñanzas de
Jesucristo, por esta razón, cada vez que nos encontramos con las lecturas de
los Santos Evangelios, la pregunta de fondo es: ¿Qué nos enseña Jesucristo?
Con esta pregunta, queremos ir RESTAURANDO
nuestra FE Cristiana, o sea, queremos volver a la ESENCIA de la vivencia de un
auténtico cristianismo, que solamente se encuentra en las Palabras de
Jesucristo, y no en doctrinas e ideologías de nosotros, como seres humanos; que
nos gusta usar las palabras de los demás, incluso la del Hijo de Dios a nuestra
propia conveniencia. Y PARA TI: ¿Qué enseñanzas de Jesucristo se destacan en tu
vida a diario? ¿Qué mandato de Jesucristo orienta tu vida cristiana? ¿Qué
ejemplo de su vida y sus palabras nutren tu ser cristiano?
Desde nuestra vivencia cristiana queremos seguir
caminando juntos en la construcción de un nuevo mundo, de un mundo mejor, que
no pierde de vista el centro y la esencia de las palabras de Jesucristo, el
Hijo de Dios, ante esto creemos que esta centralidad se encuentra de mejor
manera en sus discursos de la última cena, ya que estaba próximo a su partida,
veía cerca su momento final, su muerte, y con ello, creemos que señala sus
últimas palabras como un testamento espiritual para todos sus discípulos, para
todos los cristianos, los que fueron, los que son y los que serán, a todos sus
seguidores les dirige sus última palabras terrenas; y nosotros: ¿Qué frase de
Jesucristo recordamos a diario?
Seguramente tendremos varias respuestas a esta
pregunta, cada persona puede destacar una frase u otra, y ninguna es más
importante que otra, sino que todas se complementan en el descubrimiento del
misterio del Verbo Encarnado, o sea, de la PALABRA hecha carne, ya que
cualquier frase que digamos al respecto, es Jesucristo quien la encarno en su
propia vida, y nosotros: ¿Cómo encarnamos en nuestras vidas las PALABRAS del
Hijo de Dios?
Esta encarnación en cada creyente es como da
fruto el cristianismo en la actualidad, tal vez, para muchos no DA mucho fruto:
¿Por qué creemos que puede suceder esto? Más si pensamos que la mayoría afirma
estar unidos a Jesucristo, quizás allí está el problema: En la UNIDAD que
creemos vivir junto a Jesucristo, puede ser para muchos crean que la UNIDAD es
algo mágico que se entrega cada vez que reciben el CUERPO de Cristo, y eso
basta para una vida cristiana, ciertamente NO es suficiente para una auténtica
y verdadera Unidad con Jesucristo. Y PARA TI: ¿Cómo vives tu UNIDAD con
Jesucristo?
DISCERNIMOS:
Contemplando nuestra UNIDAD con Jesucristo
deseamos discernir juntos lo que nos dice el maestro en la última cena, tomando
el capítulo 15 del Evangelio de Juan: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el
viñador” (v. 1). Que inicia con la comparación, reconociendo que Jesucristo es
la VERDADERA VID y Dios Padre es el Viñador; desde nuestra Fe TRINITARIA; nos
podemos preguntar: ¿Qué función cumple el Espíritu Santo? Y nosotros: ¿En qué
nos encontramos representados?
Desde la función del Padre Dios logramos
descubrir: ¿Qué somos en esta analogía? “El corta todos mis sarmientos que no
dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía” (v. 2). Sin duda,
somos los sarmientos, o sea, los cristianos, todos somos sarmientos de una
única VID que es Jesucristo, el Hijo de Dios, aquel que vino a la humanidad:
“Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié” (v. 3). Para limpiarnos
con sus palabras, con su anuncio, en verdad: ¿Nos encontramos limpios por el
Anuncio de Jesucristo? Tal vez, necesitamos ser cortados para dar FRUTO o SER
PODADOS para dar más FRUTOS. Y PARA TI: ¿Qué piensas que necesitas en tu vida
cristiana?
Es aquí en dónde debemos comprender que nuestra
VIDA CRISTIANA debe estar UNIDA al Hijo de Dios, solamente en esa UNIDAD
logramos dar fruto: “Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como
el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si
no permanecen en mí” (v. 4). ¿Cómo permanecer UNIDOS a la VID para DAR FRUTO?
¿Qué clase de sarmientos somos?
“Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que
permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden
hacer” (v. 5). Muchos cristianos en el mundo realizan esta afirmación, que
alejados de Jesucristo nada son, que junto a Él todo lo pueden, entonces: ¿Por
qué no damos el FRUTO debido? Por otro lado, nos podemos preguntar: ¿Qué FRUTOS
esperamos dar?
Bien sabemos, que para que un árbol de FRUTOS,
las ramas o sarmientos necesitan estar unidos al TRONCO o a la VID, es lo que
insiste Jesucristo en su ejemplo: “Pero el que no permanece en mí, es como el
sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde.
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que
quieran y lo obtendrán” (vv. 6-7). Ahora bien, esta permanencia nos explica, consiste
en que sus PALABRAS permanezcan en nosotros, o sea, que sus PALABRAS habiten en
nosotros, de esta forma también engrandecemos a DIOS: “La gloria de mi Padre
consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos” (v. 8).
Ya que de esta manera, DAMOS FRUTO y así somos los discípulos de Jesucristo. Y
TÚ: ¿Eres un auténtico y verdadero discípulo de Jesucristo?
Aquí es en dónde Jesucristo nos lleva a entender
el sentido de la UNIDAD, y en qué fundamento se encuentra: “Como el Padre me
amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis
mandamientos, permanecerán en mi amor. Como yo cumplí los mandamientos de mi
Padre y permanezco en su amor” (vv. 9-10). Esta UNIDAD se vive en el AMOR, a
ejemplo del AMOR DIVINO, ya que de la misma forma que Dios Padre ama a su HIJO;
Jesucristo nos AMA a cada uno de nosotros, el desafío en este sentido es
“PERMANECER en este AMOR”: ¿Cómo lograrlo?
En PALABRAS de JESUCRISTO se logra si cumplimos
sus mandamientos, o sea, si hacemos VIDA sus PALABRAS; como cuando nos
comprometemos con las personas amadas a CUMPLIR sus palabras, de la misma
manera, el AMADO; Jesucristo nos pide que cumplamos fielmente sus enseñanzas,
sus mandamientos: ¿Lo cumplimos? Este cumplimiento, NO PUEDE ser a mi pinta o a
mi propio estilo, sino solamente a la forma y al estilo de JESUCRISTO, el Hijo
de Dios, así sus PALABRAS nos producen FELICIDAD y alegría: “Les he dicho esto
para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto” (v. 11). Y PARA
TI: ¿Esto produce alegría perfecta en tu vida cristiana?
La mayoría se seguirá preguntando: ¿Cómo? ¿Qué
debo hacer? ¿Qué mandamientos debemos cumplir? Al parecer, Jesucristo nos
simplifica la tarea con un mandamiento nuevo: “Este es mi mandamiento: Ámense
los unos a los otros, como yo los he amado” (v. 12). Por lo tanto, el cumplimiento
de TODO se resume en un solo MANDAMIENTO, el AMOR los unos a los otros a
ejemplo de Jesucristo; he aquí el primer inconveniente, ya que la mayoría
afirma AMAR, lo cual es VERDAD aunque lo HACEN a su manera y no según el
ejemplo de Jesucristo, ante esto, nos preguntamos: ¿Cuál es la medida del Amor
de Jesucristo?
“No hay amor más grande que dar la vida por los
amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando” (vv. 13-14). Aquí encontramos su MEDIDA en el AMOR
manifestado a los demás: “DANDO la propia VIDA”, y los cristianos: ¿Estamos
dispuestos a VIVIR este AMOR de donación de la propia vida por los demás? Y TÚ:
¿Estás dispuesto?
Ciertamente esta es la FORMA de PERMANECER UNIDO
a JESUCRISTO; lo cual para muchos es muy difícil, algunos ni siquiera lo
intentan, ya que prefieren vivir en su INDIFERENCIA; sin DAR al prójimo; otros
prefieren vivir en la ignorancia: “Ya no los llamo servidores, porque el
servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a
conocer todo lo que oí de mi Padre” (v. 15). La ignorancia de los servidores,
de los esclavos; que es justamente lo contrario a lo que desea Jesucristo con
nosotros, porque desea y quiere que seamos sus AMIGOS, los cristianos como
vivimos esta AMISTAD con el Hijo de Dios, con el Salvador del mundo y de
nuestras vidas. Y PARA TI: ¿Qué clase de amigo eres para Jesucristo?
Solamente en esta lección de AMISTAD es que NOS
DAMOS, cabe recordar, en el sentido de las relaciones humanas, que la AMISTAD
es una elección de dos. “No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el
que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto
sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá”
(v. 16). En el sentido divino, siempre se inicia con la voluntad divina, Él nos
elige y destina para dar FRUTO y un FRUTO duradero: ¿Es así? Realmente
cumplimos con su PALABRA: “Lo que yo les mando es que se amen los unos a los
otros” (v. 17). Y TÚ: ¿Amas a los otros?
EVANGELIZAMOS:
A la luz del “BUEN MENSAJE” Jesucristo, es que logramos
descubrir cómo debemos EVANGELIZAR los cristianos el mundo actual, es en el
AMOR, en el AMOR los unos a los otros; por lo tanto, la pregunta de si amamos o
no, es una demostración, un testimonio sobre qué personas son los auténticos y
verdaderos discípulos de Jesucristo, ya que estos cumplen el MANDATO del
Maestro, que es uno: “AMARSE los unos a los otros”; los cristianos, en la
actualidad, nos preguntamos: ¿Realmente lo hacemos?
En esta vivencia del AMOR, si es válido para
nuestra EVANGELIZACIÓN: ¿El cómo? Tal vez, a muchos les puede ayudar lo que
escribió el apóstol Pablo: “Amen con sinceridad. Tengan horror al mal y pasión
por el bien. Ámense cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como
más dignos. Con solicitud incansable y fervor de espíritu, sirvan al Señor.
Alégrense en la esperanza, sean pacientes en la tribulación y perseverantes en
la oración. Consideren como propias las necesidades de los santos y practiquen
generosamente la hospitalidad. Bendigan a los que los persiguen, bendigan y no
maldigan nunca. Alégrense con los que están alegres, y lloren con los que
lloran. Vivan en armonía unos con otros, no quieran sobresalir, pónganse a la
altura de los más humildes. No presuman de sabios. No devuelvan a nadie mal por
mal. Procuren hacer el bien delante de todos los hombres. En cuanto dependa de
ustedes, traten de vivir en paz con todos. Queridos míos, no hagan justicia por
sus propias manos, antes bien, den lugar a la ira de Dios. Porque está escrito:
Yo castigaré. Yo daré la retribución, dice el Señor. Y en otra parte está
escrito: Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de
beber. Haciendo esto, amontonarás carbones encendidos sobre su cabeza. No te
dejes vencer por el mal. Por el contrario, vence al mal, haciendo el bien”
(Romanos 12, 9-21). ¿Vivimos de esta forma el AMOR CRISTIANO? Y TÚ: ¿Amas con
sinceridad de corazón?
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