¿SOMOS SAL Y LUZ DEL MUNDO?
CONTEMPLAMOS:
Este día domingo queremos preguntarnos sobre lo
que SOMOS: ¿Quiénes somos los cristianos, los seguidores de Jesucristo? Esta
interrogante puede llevarnos en dos direcciones, la primera, una sencilla, la
que casi siempre usamos, la de MIRAR a los demás: Juzgando y condenando al
prójimo por su forma de actuar y obrar; y la segunda, la otra dirección, la más
compleja y difícil: CONTEMPLAR nuestra propia vida: ¿Cómo vivimos nuestra fe
cristiana?
Desde la vivencia de nuestra FE Cristiana, es
que podemos descubrir si realmente estamos viviendo en las enseñanzas y las
palabras del Maestro, lo que va más allá de la literalidad de las palabras de
Jesucristo, nos lleva además a CONTEMPLAR la propia vida de Jesucristo, Él
mismo Jesucristo le presenta como el YO SOY, tal vez, debemos mirar el termino
no tan solamente teológicamente, como un título Divino, sino como la
descripción propia de cada persona: ¿Quiénes somos?
Esta descripción personal, puede partir por
nuestro género: somos hombres, mujeres o personas en transición; de la misma
manera Jesucristo es un hombre judío, que manifiesta que es el Hijo del hombre,
como una revelación de su procedencia divina, siendo el Hijo de Dios, tal vez,
de la misma manera muchos de nosotros, nos definimos como hijo de Dios, aunque
a veces estemos lejos de comportarnos como el único Hijo de DIOS: ¿Vivimos como
auténticos hijos de Dios?
Ahora bien, dando un paso más, nos podemos
definir por nuestras actividades: Somos contadores, militares, secretarios,
agricultores, obreros, etc. De la misma forma, podemos afirmar que Jesucristo
es CARPINTERO, actividad que realizó junto a su padre terreno José, y que
después se convirtió en MAESTRO de muchos discípulos, desde esta realidad,
muchos cristianos nos autodefinimos como “Discípulos” de Jesucristo, entonces,
nos seguimos interrogando: ¿Somos verdaderos discípulos del único Maestro?
Ser personas auténticas y verdaderas es lo que
manifiesta lo que realmente SOMOS; se trata de la coherencia entre nuestras
PALABRAS y nuestras OBRAS, ya que no se trata solamente de proclamar que
creemos en Dios Trinidad y que pertenecemos a la religión cristiana, sino en
VIVIR conforme a la FE que profesamos: ¿La vivimos?
Con esto, hemos querido CONTEMPLAR lo que SOMOS,
cada uno de nosotros, para entrar a nuestro discernimiento evangélico, que en
este día, para la ITAE el sexto domingo del “Tiempo de Evangelización”, lo haremos con algunos versículos del
capítulo quinto del Evangelio de Mateo, en qué Jesucristo nos señala quienes
SOMOS. Y TÚ: ¿Quién eres?
DISCERNIMOS:
Para los cristianos las PALABRAS de Jesucristo
deben SER lo más importante en sus vidas, en verdad, para ti, y para cada uno
de nosotros: ¿Las PALABRAS de Jesucristo son lo primero en nuestras vidas? Es
la única voz que escuchamos, vivimos realmente desde sus enseñanzas, y TODO lo
realizamos, pensando y creyendo, que estamos cumpliendo fielmente sus mandatos,
por ejemplo: “Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así
como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros. En esto
todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los
unos a los otros” (Juan 13, 34-35). Es en el AMOR que nos tenemos y expresamos los
unos a los otros que demostramos que SOMOS verdaderos discípulos de Jesucristo:
¿Cuánto amamos a los demás cristianos?
Desde el AMOR manifestado a los demás, es que
también revelamos nuestro AMOR a Dios en Jesucristo; sobre todo a la hora de la
VIVENCIA de sus palabras, vivir como Él nos pide y nos enseña en los Santos
Evangelios: “Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor,
¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y
pisada por los hombres” (v. 13). Y TÚ: ¿Eres sal de la tierra? ¿Eres una
persona que DA SABOR a su entorno vital, social y cultural?
Ante esta primera propuesta de Jesucristo, debemos
reconocer que muchos cristianos hemos PERDIDO el SABOR, tal vez, muchos ya NO
servimos; más aún nos hemos vuelto en obstáculo para los demás, no tan
solamente NO damos SABOR, sino que NO dejamos que otros DEN un nuevo SABOR a la
tierra, a la HUMANIDAD, por lo tanto, nos podemos preguntar al igual que en el
Santo Evangelio: ¿Cómo podemos recuperar el SABOR en nuestras vidas y en
nuestra Fe Cristiana?
Indudablemente desde la humanidad diremos que NO
se puede, aunque desde la divinidad debemos afirmar que con DIOS TRINIDAD todo
es POSIBLE; incluso aquello que para nosotros parece imposible, entonces, es
POSIBLE volver a SER SAL de la tierra: ¿Cómo lo lograremos?
Creemos y afirmamos que en la unidad con el
MAESTRO, que nos sigue diciendo quienes SOMOS: “Ustedes son la luz del mundo.
No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña” (v. 14). Y
PARA TI: ¿Eres Luz del mundo? ¿A quiénes iluminas con tu LUZ Cristiana? Tal
vez, nos pasa justamente lo contrario a lo que señala el evangelio, que nos
dice que no lo podemos OCULTAR, y justamente es lo que hemos hecho y seguimos
haciendo: OCULTAMOS nuestra LUZ a los demás, escondemos nuestros dones al
prójimo, caemos en lo contrario, a lo que nos enseña Jesucristo. Y PARA TI:
¿Cómo vives esta realidad desde tu Fe cristiana?
Fe que nos debe llevar a ILUMINAR a todos,
especialmente en nuestras familias: “Y no se enciende una lámpara para meterla
debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a
todos los que están en la casa” (v. 15). Debemos reconocer que a veces,
escondemos nuestras LUCES, ya es hora de SER LUZ: ILUMINAR a todos: ¿Cómo
lograr SER LUZ del mundo? “Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz
que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al
Padre que está en el cielo” (v. 16).
Brillando ante los demás, ante el prójimo, ante
nuestras familias, ese brillo se manifiesta, más que en PALABRAS; en nuestras
obras, las buenas obras que incluso glorifican a DIOS. Y PARA TI: ¿Qué obras de
tu vida son LUZ para el mundo? ¿Qué obras de tu vida glorifican a Dios Padre y
Madre?
EVANGELIZAMOS:
Desde nuestras OBRAS es que evangelizamos el
MUNDO, la tierra y a la humanidad, claro que debemos comenzar por nuestra
propia humanidad, en nuestro SER; recordando, en este día, las PALABRAS de
Jesucristo que SOMOS SAL y LUZ del mundo: ¿Realmente lo somos?
Es lo que hemos querido reflexionar juntos en
este tema cristiano, el primer día de la semana, con nuestro método teológico:
Contemplar, Discernir y Evangelizar, para seguir creciendo en nuestra forma de
EVANGELIZAR y en nuestras propias vidas, la de nuestras familias y la de
nuestro entorno social y cultural, es desde nuestra evangelización que nos
seguiremos preguntando: ¿Quiénes somos para los demás? ¿Quién soy para mi
familia? ¿Quién soy para Dios? Al fin y al cabo: ¿Quién somos para nosotros
mismos?
Esta última pregunta conlleva coherencia entre
lo que DECIMOS y lo que VIVIMOS; si decimos ser discípulos de Jesucristo
implica vivir como Él nos pide: SER SAL y LUZ del mundo, allí la pregunta nos
desafía en el presente para construir un nuevo futuro. Y TÚ: ¿Cómo vas a vivir
SER SAL y LUZ del mundo?
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