HOY SE HA CUMPLIDO ESTA ESCRITURA
CONTEMPLAMOS:
La propuesta de este domingo nos sitúa en la
región de Galilea, para ser más precisos, en la sinagoga de Nazaret, con ello,
contemplamos a Jesucristo en el inicio de su misión, de su vida pública, de su
predicación y enseñanza a los primeros seguidores que lo escuchaban; un simple
hombre, que para muchos solamente era un hijo más del carpintero, llamado José y
que había fallecido hace unos años, dejando a una mujer viuda: María, para
nosotros la madre del Salvador; desde esta familia, Jesucristo vivió gran parte
del tiempo en Nazaret, es el lugar escogido por Él para anunciar su misión
divina. Y nosotros: ¿Cómo hemos iniciado nuestras misiones divinas?
Nos hacemos esta pregunta creyendo y afirmando que
cada cristiano tiene una misión divina, una tarea divina en la tierra, que
muchos ni siquiera se han preguntado y que otros todavía no logran descubrir,
aunque han intentado meditar por años: ¿Cómo cumplir con nuestra misión Divina?
Tal vez, es muy osado preguntarnos por el
¿Cómo?, si ni siquiera estamos seguros de que allá misión divina para nosotros,
ni menos la hemos descubierto; esto es algo que nos va enseñando Jesucristo con
su ejemplo, con su propia vida, Él con el paso de los años, fue descubriendo no
tan solamente su misión divina, sino también su procedencia divina; quizás, por
ello, inicia su misión teniendo unos treinta años, como nos relata uno de los
Santos Evangelios: “Cuando comenzó su ministerio, Jesús tenía unos treinta años
y se lo consideraba hijo de José. José era hijo de Elí” (Lucas 3, 23).
Este pasaje bíblico, no tan solamente nos
entrega la edad aproximada cuando Jesucristo inicia su ministerio, sino que
además nos habla de que era hijo de José, tal vez, por esta misma razón,
Jesucristo inicia su predicación a una edad tan avanzada, esperando la muerte
de José, que era considerado su padre, para que desde su predicación pueda dar
el verdadero anuncio de su origen, que no era que venía de la semilla de José,
sino que su procedencia era divina, y que su Padre era Dios, y no José como la
mayoría lo creía. Y TÚ: ¿Cómo interpretas los Santos Evangelios en los inicios
de la predicación y misión de Jesucristo?
Se hace importante nuestra interpretación, ya
que según nuestra propia reflexión de las Sagradas Escrituras es cómo vamos a
vivir nuestras existencias cristianas; por lo menos, es lo que creemos y
esperamos, que TODOS los cristianos vivan según las enseñanzas de Jesucristo,
descrita y narrada en los Santos Evangelios, hoy leeremos algunos versículos
del capítulo 4 del Evangelista Lucas, para este segundo domingo del “Tiempo de
la Evangelización”, que hemos denominado en nuestra querida Iglesia,
Trinitaria, Apostólica y Ecuménica; tiempo que culminará en la festividad de
Jesucristo, Rey y Señor del Universo.
Por esta última razón; se hace fundamental para
la vida del Creyente, conocer la vida de nuestro REY, para ser buenos
servidores de su PALABRA, de su “Buen Mensaje”, fieles a nuestro Salvador y
Mesías. Para nosotros: ¿Qué tan importante es el cumplimiento de sus palabras
divinas? Y PARA TI: ¿Lo es?
DISCERNIMOS:
Desde esta contemplación, queremos invitarlos a
discernir sobre el inicio de la misión de Jesucristo, según la versión de
Lucas, que como hemos señalado se encuentra en el capítulo cuarto de su primer
libro: “Jesús volvió a Galilea con el poder del Espíritu y su fama se extendió
en toda la región. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan” (vv. 14-15).
Una misión que se inició en las sinagogas de la región de Galilea, que era en
dónde enseñaba: ¿Qué enseñaba Jesucristo a sus oyentes que se convertirían en
sus primeros seguidores?
Junto a sus enseñanzas descubrimos que muchas
personas estaban asombrado de sus palabras, por esta razón, lo alababan y con
sus comentarios hacían que la fama de Jesucristo se extendiera por toda la
Región de Galilea, es así como el Mesías vuelve a la ciudad de su niñez,
adolescencia, juventud y adultez: “Jesús fue a Nazaret, donde se había criado;
el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la
lectura” (v. 16). Justamente es una SINAGOGA, un templo de la religión judía,
en el día de descanso, que Jesucristo cumple su ministerio, esta vez, prestando
el servicio de la lectura de la Torá, de la Biblia Judía, veamos que lee: “Le
presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde
estaba escrito” (v. 17). Es un pasaje de la profecía de Isaías, un profeta
mayor; y nosotros: ¿Qué leemos en nuestras Biblias? ¿Cómo interpretamos cada
pasaje contenido en las Sagradas Escrituras?
Ciertamente se puede interpretar de muchas
maneras y formas, dependiendo nuestras propias creencias, las más personales e
íntimas, las que nadie conoce, que solamente están en nuestra mente y
consciencia, las que pensamos y meditamos junto a Dios Trinidad en la soledad
de nuestra oración personal, en el Sagrario de nuestra consciencia, es allí
donde debe resonar este mismo mensaje leído por Jesucristo: “El Espíritu del
Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a
llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y
la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de
gracia del Señor" (vv. 18-19). Sobre qué persona se refiere este mensaje:
¿Sobre la persona de Isaías o alguna persona que vivió en el tiempo del
profeta? ¿Sobre el Hijo de Dios, es decir, de Jesucristo para los que creemos
que es el Hijo de Dios Padre? ¿Sobre nosotros mismos? Estas preguntas nos
pueden ayudar a nuestra reflexión personal, y nos pueden orientar sobre las
consecuencias que puede tener para nuestra existencia leer y meditar las
Sagradas Escrituras; ya que no sería lo mismo que fueran palabras para Isaías,
para Jesucristo o para nosotros. Y TÚ: ¿Cómo lo interpretas?
Más allá de nuestras interpretaciones
personales, veamos que realizó Jesucristo: “Jesús cerró el Libro, lo devolvió
al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él” (v.
20). Más o menos, lo mismo que podríamos
hacer nosotros al leer un texto bíblico en nuestros templos: ¿Cómo sucede en
nuestros lugares de culto cristiano?
En este caso, todos esperaban su COMENTARIO;
escuchar la interpretación de la PALABRA proclamada, lo mismo sucede hoy en
nuestros templos, los pastores o ministros son los encargados de hablar sobre
la Palabra, en otros lugares más íntimos y pequeños, todos hablan o dicen una
frase de la palabra sobre lo escuchado. Para nosotros: ¿Cómo es la predicación
sobre la PALABRA en nuestros templos o capillas?
Para finalizar, nuestro discernimiento y unirlo
a nuestro momento de evangelización veamos que dijo el Maestro: “Entonces
comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban
de oír” (v. 21). Nosotros los cristianos: ¿Somos capaces de decir lo mismo que
Jesucristo al leer un pasaje de la Biblia? Es decir, creemos que cumplimos lo
que está ESCRITO en la Biblia Cristiana, es lo que nos enseña Jesucristo con su
ejemplo, hay que CUMPLIR lo que dicen las SAGRADAS ESCRITURA. Y TÚ: ¿Cumples el
mensaje bíblico?
EVANGELIZAMOS:
Justamente es a la luz de Jesucristo que
descubrimos nuestro cumplimiento de los Santos Evangelios: ¿Vivimos según el
Evangelio de Jesucristo? Tal vez, nos sucede como la mayoría de cristianos,
cada uno de manera más consciente o inconsciente ha creado su propia versión de
los Evangelios, o sea, lo vive a su propia manera, y no a la FORMA que
realmente nos propone Jesucristo en los Santos Evangelios: Y TÚ: ¿Cómo haces
vida los Santos Evangelios?
Esta vivencia es nuestra REAL evangelización,
con esto, no queremos señalar si es buena o mala, sino que ES tu
evangelización; eres tú mismo quien debe descubrir si es buena o mala tu
vivencia sobre la PALABRA de Jesucristo: ¿Acaso podemos decir lo mismo que
Jesucristo? Es decir, que HOY SE CUMPLEN ESTOS SANTOS EVANGELIOS en mi vida:
¿Será así para todos y cada cristiano que hay en el mundo actual?
Ciertamente nos atrevemos a AFIRMAR que NO, no
es así, sino sería el mundo de manera muy distinto, en realidad, estaríamos en
el Reino de Dios, recordando que solamente allí se cumple en PLENITUD la
voluntad divina, es decir, las PALABRAS del Maestro. Y PARA TI: ¿Cómo CUMPLES
en tu vida el Evangelio de Jesucristo?
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