JESUCRISTO RESUCITADO NOS INVITA A COMER
CONTEMPLAMOS:
Queremos invitarlos a seguir contemplando las
apariciones de Jesucristo Resucitado, recordando esos cuarenta días de
Jesucristo posterior a la RESURRECCIÓN que se sigue mostrando a sus discípulos,
revelando sus verdades, las verdades de FE que se han ido transmitiendo durante
casi dos mil años, dos mil años de cristianismo que se inician con la figura de
Jesucristo que murió y resucito al tercer día; este mismo RESUCITADO es el que
aparece a sus discípulos, y sigue estando con nosotros: ¿Cómo se aparece
Jesucristo en tu vida?
Para muchos la relación con Jesucristo se
fundamenta en la espiritualidad cristiana, en ritos y cultos, para otros en
sacramentos, en algunos en la Palabra revelada, en realidad para cada persona
es distinta y diversa la relación con el RESUCITADO; que se ha manifestado de
múltiples formas, y hoy en día, sigue revelándose a cada cristiano, a cada
creyente: ¿Qué nos revela?
Muchos al reunirnos en comunidad sentimos su
presencia, unas veces sanadora, otras tantas liberadoras, en varias de
misericordia al perdonarnos, aunque la mayoría de veces, como discípulos lo
miramos como MAESTRO, que nos sigue enseñando a la luz de sus PALABRAS: ¿Qué
palabras del Maestro resuenan en tu interior?
Desde las palabras y gestos narrados en los
Santos Evangelios es que creemos que Jesucristo se sigue comunicando con cada
uno de nosotros, para ello, basta tener la Biblia Cristiana y releer lo que nos
quiere comunicar Jesucristo, en este sentido, se trata de una relación
personal, que crece en la medida que le damos tiempo a Jesucristo, en la medida
que generamos ese tiempo con Dios en la persona de Jesucristo, solamente de
esta forma se seguirá revelando en nuestras vidas: ¿Cuánto tiempo le dedicas a
la lectura de los Santos Evangelios? ¿Qué tanto conoces de las palabras de Jesucristo?
Justamente es lo que se requiere voluntad de
nuestra parte para tener encuentro con el RESUCITADO; que nos sigue diciendo:
“Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo” (Mateo 28, 20b).
Ciertamente así lo vivimos millones de cristianos en el mundo, creemos que
Jesucristo está con NOSOTROS; que nos acompaña y guía, que nos ilumina, que nos
fortalece, nos aconseja, nos alimenta y nos nutre con sus palabras de vida
eterna, es lo que querer ver en la versión del Evangelista Juan, en la tercera
aparición del Resucitado que se encuentra narrada en el capítulo 21. Y TÚ:
¿Cómo te alimentas de Jesucristo Resucitado?
DISCERNIMOS:
Al discernir sobre Jesucristo y sus apariciones,
queremos adentrarnos en el misterio de la Vida Eterna, de la Vida NUEVA, después
de la muerte Él se sigue mostrando a sus discípulos: “Después de esto, Jesús se
apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Sucedió
así:” (Juan 21, 1). Si Jesucristo se presentará en nuestras vidas, en carne y
hueso: ¿Qué sentiríamos? ¿Cómo contaríamos a los demás nuestra experiencia con
el Resucitado? ¿Los demás nos creerían?
Veamos cómo fue sucediendo con sus primeros
discípulos: “Estaban junto Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el
de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos” (v. 2). Siete
de los ONCE discípulos estaban reunidos, ya en ellos, seguramente había una
amistad, conversaban y compartían la vida, haciendo de todo un poco, ante la
necesidad deciden realizar la actividad que realizaban antes de encontrarse con
Jesucristo: “Simón Pedro les dijo: «Voy a pescar». Ellos le respondieron:
«Vamos también nosotros». Salieron y subieron a la barca. Pero esa noche no
pescaron nada” (v. 3). Toda una noche de labor tratando de pescar sin encontrar
nada, como sucede con muchas personas, buscando trabajo a diario sin encontrar
nada para darle sustento a sus familias: ¿Cómo es para cada uno de nosotros?
Justamente en nuestras aflicciones es que
Jesucristo se aparece, Dios se manifiesta en nuestras vidas, aunque NO nos
demos cuenta inmediatamente, así mismo sucedió con aquellos discípulos: “Al
amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era
él” (v. 4). Se muestra, nos habla, se comunica con nosotros: “Jesús les dijo:
«Muchachos, ¿tienen algo para comer?». Ellos respondieron: «No». Él les dijo:
«Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán». Ellos la tiraron y se
llenó tanto de peces que no podían arrastrarla” (vv. 5-6). Pasando como una
persona más que nos pide de COMER, o que nos aconseja y ayuda, en esas frases,
brota el milagro de la comunicación y el milagro de encontrar lo que buscamos,
en el ejemplo de discípulos, encontrar peces, aunque los que aman de verdad,
siempre encuentran algo más. Y TÚ: ¿Qué quieres encontrar?
“El discípulo al que Jesús amaba dio a Pedro:
«¡Es el Señor!». Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica,
que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua” (v. 7). Es el discípulo
amado que se da cuenta que es Jesucristo Resucitado que está con ellos, que
produce el milagro, es el Señor que actúa de manera misteriosa en nuestras
vidas, es Él que nos ayuda en el camino de nuestra existencia humana: “Los
otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque
estaban sólo a unos cien metros de la orilla” (v. 8). Entre todos logran sacar
a la orilla, los peces de una nueva pesca milagrosa. Y nosotros: ¿Qué dones
hemos recibido de parte de Jesucristo?
Esos dones son lo que nos alimentan, los DONES
de Jesucristo son nuestro ALIMENTO; desde el ALIMENTO de cada día, como lo
decimos en la oración del Padre Nuestro, es el mismo Jesucristo que nos sigue
ALIMENTANDO: “Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado
sobre las brasas y pan. Jesús les dijo: Traigan algunos de los pescados que
acaban de sacar” (vv. 9-10). Al compartir lo nuestro y lo que Él nos da
construimos una mejor sociedad, entre el equilibrio entre lo humano y lo
divino: ¿Qué traemos a la mesa del Señor?
“Simón Pedro subió a la barca y sacó la red a
tierra, llena de peces grandes: eran ciento cincuenta y tres y, a pesar de ser
tantos, la red no se rompió” (v. 11). Pedro y los discípulos presentaron un
peces, junto a las brasas y el pan preparado, es la hora de compartir y comer
juntos al SEÑOR RESUCITADO: “Jesús les dijo: «Vengan a comer». Ninguno de los
discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Quién eres?, porque sabían que era el
Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se
lo dio, e hizo lo mismo con el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús
resucitado se apareció a sus discípulos” (vv. 12-14). De la misma manera,
Jesucristo RESUCITADO sigue partiendo el PAN y los PECES para darnos de comer.
Y TÚ: ¿Cómo te alimentas de Jesucristo Resucitado?
EVANGELIZAMOS:
Ya desde nuestra ALIMENTACIÓN que recibimos de
Jesucristo se da inicio en nuestras vidas la verdadera EVANGELIZACIÓN
CRISTIANA, desde el momento que nos encontramos con el MAESTRO, se inicia una
nueva vida en nuestras existencias humanas, desde cada encuentro con Él se
renueva nuestro SER. Y para nosotros: ¿Cómo son nuestros encuentros con
Jesucristo?
Desde los encuentros con el MAESTRO; recibimos
su enseñanza para ponerlas en práctica, para llevarlas a cabo en nuestras
vidas, en cada momento de nuestras existencias humanas: ¿Cómo vives las
enseñanzas del Maestro?
Enseñanzas que recibimos cada vez que nos
sentamos a la mesa para comer junto a Jesucristo, que nos sigue invitando, no
necesariamente en el TEMPLO, para un rito, un culto o un sacramento, sino en la
sencillez de nuestro hogar, para compartir los alimentos, y desde esos
alimentos cotidianos sentir su presencia iluminadora, la de Jesucristo para
nuestras vidas, en una constante y permanente
invitación para renovarnos. Y PARA TI: ¿A qué renovación interior te
invita Jesucristo Resucitado?
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