JESUCRISTO RESUCITADO NOS ACOMPAÑA
CONTEMPLAMOS:
Desde nuestra Fe Cristiana afirmamos que
Jesucristo Resucitado está con nosotros, ya que creemos que Dios está presente
en el Cielo, en la tierra y en todo lugar; si es así, porque creemos estar
solos o en tantas ocasiones buscamos la soledad para realizar ciertos actos,
aunque reconocemos que Dios todo lo sabe y todo lo ve, con esto, queremos
invitarlos a pensar en la presencia de Jesucristo después de la Resurrección:
¿Qué sucede con Él?
Nuestra Fe Cristiana afirma que Jesucristo
asciende al Cielo, unos cuarenta días después del acontecimiento de la
Resurrección, entonces, si Jesucristo sube al Cielo, como se quedará con
nosotros: ¿Cómo podemos entender lo que le dice a los mismos discípulos? “Porque
donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de
ellos” (Mateo 18, 20). Su presencia en medio de nosotros, cuando nos reunimos
en comunidad cristiana, dos o tres personas en su nombre, desde esta
afirmación, podemos inferir lo contrario, que no estará presente cuando hay una
sola persona, ya que solamente estará presente de dos o más: ¿Es así para ti?
¿Cómo lo entiendes?
Ciertamente muchos en este punto, pensarán en su
presencia sacramental, ritos, liturgia, eucaristía, hostias y vino consagrados;
en verdad: ¿Cómo creemos que se sigue manifestando Jesucristo? ¿Cómo sigue
cumpliendo su promesa de estar con nosotros? Se trata solamente de unas hostias
consagradas y guardadas en un tabernáculo,
o es más que esta realidad sacramental, ha quedado en muchos signos presentes,
en sus palabras, en las mismas Sagradas Escrituras, sobre todo los Santos
Evangelios; o su espíritu habita en nosotros, en nuestro interior, en nuestros
corazones: ¿Cómo creemos en la presencia de Jesucristo?
Desde este ¿cómo?, que puede ser subjetivo, o
sea, para cada persona de manera distinta, incluso muy diferente a otro
creyente, más aún, debemos reconocer que existe una gran diversidad de formas
entre los mismos cristianos a la hora de hablar de la presencia y manifestación
de Jesucristo, algunas religiones creen que los ministros eclesiales son la
representación de otro Jesucristo, algunos lo ven en los más pobres y
necesitados, otros en las demás personas, sobre todo en aquellos que predican y
anuncian su “Buen Mensaje”. Y PARA TI: ¿Cómo es?
Justamente desde esta gama de posibilidades
queremos descubrir más sobre su presencia, su COMPAÑÍA; su cercanía para con
nosotros, en particular, con los cristianos, ya que en el sentido más bíblico,
cada creyente en Jesucristo es parte del CUERPO de Jesucristo, por lo tanto,
otro CRISTO en medio de la humanidad. Y PARA TI: ¿Eres otro Jesucristo en tu
entorno vital?
DISCERNIMOS:
Aquí es que queremos discernir desde los hechos
de Jesucristo, desde nuestra FE en la Resurrección que siguen resonando en estos
domingos del tiempo Pascual: ¡Jesucristo, Ha Resucitado!, y se sigue
presentando a sus primeros seguidores, por esta razón, leeremos el final del
Evangelio de Marcos: “Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que
iban caminando hacia un poblado. Y ellos
fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron” (vv. 12-13).
Esto ya nos revela la diversidad de
manifestaciones del Resucitado, se presenta en otros aspectos humanos, como si
fuera otra persona distinta a la que estuvieron días atrás antes de su muerte
en la CRUZ, entonces: ¿Cómo reconocerlo? Y después de reconocerlo, ser capaz de
ir a anunciarlo, para que los más cercanos a nosotros nos CREAN, crean en
nuestro anuncio, y NO tengan duda de su anuncio, que iba a morir y al tercer
día resucitar, es por ello, que Jesucristo critica a los ONCE, a sus apóstoles
por la FALTA DE FE: “En seguida, se apareció a los Once, mientras estaban
comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían
creído a quienes lo habían visto resucitado” (v. 14). Y en la actualidad, los
cristianos: ¿Nos falta FE? ¿Somos personas obstinadas que nos cuesta creer en
la PALABRA de los demás?
Tal vez, queremos que los demás crean en lo que
nosotros decimos, aunque nosotros NO creemos en lo que nos dicen las personas;
si no nos creemos unos a los otros: ¿Cómo vivir el anuncio de Jesucristo? ¿Cómo
anunciar el Buen Mensaje de Jesucristo si va perdiendo el valor de la PALABRA
proclamada? ¿Qué sentido tiene ir por el mundo predicando, si son solamente palabras
de se las lleva el viento? Creemos ser lo suficientemente creyente, que creemos
solo en Dios y Jesucristo, y en dónde quedan sus palabras transmitidas, si
somos nosotros los que debemos transmitirlas más allá de nuestra falta de FE u
obstinación personal: “Entonces les dijo: Vayan por todo el mundo, anuncien la
Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que
no crea, se condenará” (vv. 15-16). Ya que a pesar de la incredulidad y
obstinación de los apóstoles son enviados por el mismo Jesucristo a PROCLAMAR,
anunciar su mensaje a toda la CREACIÓN: ¿Cómo cumplimos este envío misionero de
Jesucristo? Y TÚ: ¿Cómo vives este rol misionero en el mundo?
Recordando que desde la PREDICACIÓN, surgen los
milagros que acompañan a los enviados por Dios en Jesucristo: “Y estos
prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y
hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si
beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los
enfermos y los curarán” (vv. 17-18). Por medio de la FE, a los que crean
acompañarán estos dignos prodigiosos. Y Para TI: ¿Crees en esto?
No tan solamente en lo que experimentamos, sino
en lo que NO vemos y nos han transmitido de generación en generación: “Después
de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la
derecha de Dios” (v. 19).
Nos deja el envío y sube al cielo, y desde su
palabra nos sigue asistiendo y con su poder sigue obrando milagros en medio de
su pueblo: “Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y
confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban” (V. 20). Para cada
cristiano: ¿Cómo vivimos esta realidad?
EVANGELIZAMOS:
La vivencia personal de nuestra FE en
Jesucristo, es nuestra EVANGELIZACIÓN; por ello, es tan importante RENOVARLA;
fortalecerla desde la presencia de Jesucristo, tal como fue con los primeros
discípulos, de manera sencilla, surge todo desde la PALABRA del Resucitado, y
su presencia que se manifiesta en cada obra, en cada milagro, es decir, en cada
acto de nosotros podemos manifestar la presencia del RESUCITADO; es de esta
forma que nos sigue acompañando, en la medida que nosotros mismos lo hagamos
presente, no tan solamente PONERNOS en su nombre, sino VIVIR en su nombre, en
palabras del Apóstol Pedro: “A esto han sido llamados, porque también Cristo
padeció por ustedes, y les dejó un ejemplo a fin de que sigan sus huellas” (1
Pedro 2, 21).
Seguir las huellas del Maestro: ¿Seguimos las
huellas de Jesucristo? ¿Qué huellas vamos dejando por el camino de nuestras
vidas? Allí se encuentra la muestra de nuestra Evangelización, en nuestras
huellas, quizás es tiempo de mirar nuestra vida como cristianos, y ver con
sinceridad nuestras existencias cristianas: ¿Qué huella hemos dejado y estamos
dejando con nuestras palabras y actos?
Veamos desde la perspectiva paulina que nos dice
el Apóstol: “Nosotros, en cambio, con el rostro descubierto, reflejamos, como
en un espejo, la gloria del Señor, y somos transfigurados a su propia imagen
con un esplendor cada vez más glorioso, por la acción del Señor, que es
Espíritu” (2 Corintios 3, 18).
Se trata de cada uno de nosotros, desde nuestra
vida reflejemos a Jesucristo, para todos y todas puedan ver y sentir su
compañía; desde nosotros mostrar la Gloria de Dios, siendo y viviendo a su
imagen por la acción del Espíritu Santo que habita en cada creyente: ¿Es así en
cada cristiano? Y PARA TI: ¿Es así en tu vida cristiana?
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