JESUCRISTO NOS SANA DE NUESTRAS CEGUERAS
CONTEMPLAMOS:
En este último domingo de febrero,
encontrándonos a las puertas del inicio de una nueva cuaresma; queremos entrar
en nuestras CEGUERAS, aquellas que se encuentran en nuestro interior, en
nuestra mente; debemos reconocer que muchas veces nuestras CEGUERAS se acompaña
de la indiferencia ante el sufrimiento
de los demás, no lograr MIRAR al prójimo con su historia personal y familiar,
lo que les ha marcado desde pequeños para ser las personas que son hoy en día:
¿Cómo vemos al prójimo?
Desde nuestra mirada
personal queremos encontrarnos con Jesucristo, hoy para ser SANADOS: ¿Queremos
ser sanados de Jesucristo? Todo se debe iniciar con nuestra voluntad, con
nuestros propios deseos, para ir más allá, en nuestro caso, como creyentes
hasta DIOS, descubriendo en Él lo que quiere para cada uno de nosotros:
¿Seremos capaces de aceptar la propuesta divina para nuestras vidas?
Ya que no solamente
se trata de la sanación física en nuestros sentidos, sino aprender a mirar los
demás sentidos de nuestra vida, de nuestro cuerpo, para sanar nuestras ALMAS,
nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestras emociones que tenemos a
diario; es lo que queremos presentarte desde Jesucristo es el CAMINO que nos
conduce a la SANIDAD TOTAL: ¿Creemos esto?
Con ello, descubrimos
que junto a la voluntad debe estar presente nuestra FE, en aquel que creemos
que es nuestro único MAESTRO, ahora lo veremos como el MEJOR médico de nuestras
vidas, el mejor psicólogo o psiquiatra, el mejor cirujano, o sea, la mejor
persona que nos puede llevar por los mejores caminos en nuestra VIDA hasta
conducirnos a la VIDA ETERNA; aunque para que TODO esto sea posible, es
necesario CREER y QUERER que Jesucristo sea quien GUÍE nuestras vidas. Y PARA
TI: ¿Aceptas que el Hijo de Dios sea esto en tu vida?
DISCERNIMOS:
Contemplando nuestras
vidas, nuestras vidas cristinas, las disponemos a PONERLAS en el DISCERNIMIENTO
de Jesucristo, para este domingo, discerniremos con el Evangelio de Juan en el
capítulo noveno, que nos invita a mirar más allá, o sea, a terminar con nuestras
CEGUERAS mentales, con nuestros prejuicios y creencias que NO se encuentran
cimentadas en la VERDAD DIVINA, sino que lamentablemente se han ido
transmitiendo en nuestras culturas y religiones, veamos cómo se inicia este
caminar para este día: “Al pasar, vio a un hombre ciego de nacimiento” (v. 1). Un
hombre ciego de nacimiento, como decenas podemos ver en las grandes ciudades de
nuestros países, pidiendo Limosnas a la fuera de templos, de catedrales, de
lugares públicos o centros comerciales: ¿Qué hacemos ante ellos?
Algunos los ayudarán
con alguna moneda, otros pensarán y dudarán es verdad que es CIEGO, o solamente
es el cartel y las gafas: ¿Es verdad su enfermedad? Otros con mayor grado
crítico, se pueden preguntar junto a los discípulos de Jesucristo: “Sus
discípulos le preguntaron: Maestro, ¿quién ha pecado, él o sus padres, para que
haya nacido ciego?” (v. 2). Tratando de explicar el hecho con las creencias
religiosas de su tiempo. Y PARA TI: ¿Cuál es la razón de la ceguera?
Es aquí en dónde Jesucristo
nos ayuda, como sus discípulos, a comprender mejor los misterios divinos y de
la vida: “Ni él ni sus padres han pecado, respondió Jesús; nació así para que
se manifiesten en él las obras de Dios” (v. 3). Esto es para manifestar las
OBRAS de Dios, entonces, nos podemos preguntar: ¿Cómo se han manifestados las
Obras de Dios en nuestras vidas? Tal vez, el sentido es pasar de la ceguera a
VER, allí se manifiesta la OBRA de Dios, y en este momento, ya no hablamos del
ciego de nacimiento, sino de nuestra mente ciega y nuestros corazón cerrado que
no quiere VER más allá, que no quiere ni desea el OBRAR Divino, en este punto,
debemos dar un paso como discípulos, es lo que nos pide Jesucristo: “Debemos
trabajar en las obras de aquel que me envió, mientras es de día; llega la
noche, cuando nadie puede trabajar” (v. 4). Y TÚ: ¿Trabajas en las Obras de
Dios?
Este trabajo se debe
realizar en imitación al Maestro: “Mientras estoy en el mundo, soy la luz del
mundo” (v. 5). O sea, nosotros debemos ser la LUZ del mundo, es la LUZ que se
necesita para VER la realidad que nos rodea, esa realidad que se vive con
miseria y esperanza a la vez, que contemplamos con sufrimiento de las personas
que aman y son amadas; esa realidad que nos muestra gozo y dolor a la vez. Y
PARA TI: ¿Qué logras VER con la LUZ de Jesucristo?
Somos CAPACES de ver
el MILAGRO de cada día, el MILAGRO de la VIDA, el milagro que Dios hace por
nosotros en Jesucristo, su Hijo: “Después que dijo esto, escupió en la tierra,
hizo barro con la saliva y lo puso sobre los ojos del ciego, diciéndole: Ve a
lavarte a la piscina de Siloé, que significa "Enviado". El ciego fue,
se lavó y, al regresar, ya veía” (vv. 6-7). Un simple envío, LAVARSE para VER,
con un gesto de limpiar aquellos ojos que se llenaron de BARRO; quizás es lo
que nos impide CONTEMPLAR; hemos llenado de barro, suciedad nuestra mente y
nuestro corazón; llenar nuestra mente de los pensamientos del mundo y de maldad
que existe, y colmar nuestros corazones de la desconfianza al prójimo, y por
esto, no logramos VER, nos hace falta la PURIFICACIÓN de Jesucristo, tener sus
pensamientos y tener un corazón como el SUYO, manso y humilde. Y TÚ: ¿De qué
está lleno tu mente y tu corazón?
Algunos siguen llenos
de duda, como lo hicieron los vecinos de aquel ciego de nacimiento: “Los
vecinos y los que antes lo habían visto mendigar, se preguntaban: ¿No es este
el que se sentaba a pedir limosna? Unos opinaban: Es el mismo. No, respondían
otros, es uno que se le parece. Él decía: Soy realmente yo” (vv. 8-9). Es la
DUDA permanente que CIEGA y no deja ver las OBRAS de Dios, y nosotros: ¿Somos
personas de FE o que seguimos dudando siempre?
Que más necesitamos
VER para CREER; o que queremos saber: ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Dónde? de las cosas
divinas y el proceder divino: “Ellos le dijeron: ¿Cómo se te han abierto los
ojos?” (v. 10). Para ese hombre era todo sencillo: “Él respondió: Ese hombre
que se llama Jesús hizo barro, lo puso sobre mis ojos y me dijo: «Ve a lavarte a
Siloé». Yo fui, me lavé y vi” (v. 11). Fue Jesucristo quien realizo el signo
para que vea, otros siguen buscando: “Ellos le preguntaron: ¿Dónde está? Él
respondió: No lo sé” (v. 12). Y PARA TI: ¿Dónde se encuentra Jesucristo?
Señalando que
únicamente desde el ENCUENTRO con Jesucristo logramos VER la realidad de
nuestras vidas y de la Humanidad; otros en cambio, siguen perturbados, pensando
en sus tradiciones religiosas, por ello, no pueden VER más allá de sus
fronteras de templos y comunidades eclesiales, NO logran VER la auténtica
presencia de Jesucristo, así le sucedía a los fariseos: “Él que había sido
ciego fue llevado ante los fariseos. Era sábado cuando Jesús hizo barro y le
abrió los ojos. Los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había llegado a
ver. Él les respondió: Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo” (vv. 13-15).
Más preocupados de sus preceptos del día de descanso, sobre el sábado, que lo
que realmente le importa a Dios, o sea, seguimos pensando como seres humanos,
aunque ahora en estructuras religiosas, creadas por los seres humanos, ahora
cambiamos el descanso al domingo, sin entender su significado, de este día, del
día del Señor. Y TÚ: ¿Piensas y actúas como los fariseos?
“Algunos fariseos
decían: Ese hombre no viene de Dios, porque no observa el sábado. Otros
replicaban: ¿Cómo un pecador puede hacer semejantes signos? Y se produjo una
división entre ellos” (v. 16). Seguimos sin QUERE VER a DIOS tal como se nos
presenta en el mundo, en los signos de los tiempos, en ese tiempo, se manifestó
como un ser humano. Por eso, el que era ciego lo reconoció de la siguiente
forma: “Entonces dijeron nuevamente al ciego: Y tú, ¿qué dices del que te abrió
los ojos? El hombre respondió: Es un profeta” (v 17). Y TÚ: ¿Qué dices de
Jesucristo?
EVANGELIZAMOS:
Desde lo que decimos y creemos nace una NUEVA
evangelización, trabajando en la misión que hemos descubierto desde Jesucristo,
el Hijo de Dios, hoy ser LUZ; y sanar a los enfermos, dando la capacidad de
VER, y nosotros: ¿Cómo abrimos la mente, el corazón y los ojos de los demás?
Para ello, sin duda se requiere que nosotros VEAMOS con una mente renovada y
con un corazón restaurado en Jesucristo, que es la VERDADERA LUZ del mundo; los
cristianos: ¿Creemos en ÉL? Y TÚ: ¿Crees?
Desde nuestra FE personal, que se une en la FE
Cristiana de TODOS los que creemos en Jesucristo, vamos formando la Iglesia de
Jesucristo, está Iglesia, nuestras comunidades cristianas deben SER ILUMINADAS
por el “Buen Mensaje” de nuestro Maestro, conforme a sus enseñanzas debemos
VIVIR, y no en las enseñanzas de las tradiciones eclesiales que surgieron del
MIEDO, de la RABIA y la VENGANZA de muchos, ya que la verdadera evangelización,
surge y brota del AMOR, del AMOR DIVINO derramado a la Humanidad en la persona
de Jesucristo. Y PARA TI: ¿Qué importancia tiene el Hijo de Dios para tu vida
diaria?
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