¿QUEREMOS Y ACEPTAMOS SEGUIR A JESUCRISTO?

 CONTEMPLAMOS:


En este día, celebramos la festividad del Apóstol Andrés, uno de los primeros llamados de Jesucristo, es lo que nos narran los Santos Evangelios, por un lado, los evangelios sinópticos hacen la lista de los DOCE y ubican a Andrés siempre entre los cuatro primeros, junto a Santiago, Juan y su hermano PEDRO, siguiendo esta misma continuidad lo presenta el Libro histórico de la Biblia Cristiana: “Los Apóstoles regresaron entonces del monte de los Olivos a Jerusalén: la distancia entre ambos sitios es la que está permitida recorrer en día sábado. Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago. Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos” (Hechos 1, 12-14). Por otro lado, el Evangelista Juan nos revela que es uno de las dos personas que siguen a Jesucristo en Betania: “Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús. Él se dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: ¿Qué quieren? Ellos le respondieron: «Rabbí –que traducido significa Maestro– ¿dónde vives?». Vengan y lo verán, les dijo. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Era alrededor de las cuatro de la tarde. Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro” (Juan 1, 37-40). Y nosotros: ¿Nos sentimos elegidos y llamados por Jesucristo?

 

Recodemos que a diferencia de muchos otros, Andrés no es un nombre de origen judío, sino de origen griego, que deriva de la misma palabra que hombre, por ello, en la actualidad se le da significado como hombre valiente, seguramente es lo que podemos interpretar a primera vista de este apóstol, una persona valiente que se hace bautizar por Juan el Bautista, y que se hace su discípulo, es así, como se encuentra con el Mesías; de la misma manera va al encuentro de su hermano para presentarle a Jesucristo, sin duda, esta actitud requiere de valentía, dejando su vida pasada para CONVERTIRSE en discípulo, en un primer momento, de Juan Bautista, y después de Jesucristo, ya que lo llama Maestro: “Rabbí”, y para nosotros, a ejemplo de Andrés: ¿Es Jesucristo nuestro único Maestro de nuestras vidas?

 

Seguramente es la misma valentía que descubrimos en su persona cuando fue peregrinando para cumplir con la misión divina: “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación” (Marcos 16, 15). Justamente Andrés dio testimonio del Evangelio de Jesucristo en la actual Turquía, en la antigua Constantinopla, en donde es considerado el primer Obispo de la Iglesia Ortodoxa, uno de los primeros patriarcados de la Iglesia de Jesucristo en los primeros siglos de cristianismo. Y nosotros: ¿Qué testimonio damos? Y TÚ: ¿Qué testimonio das del Evangelio de Jesucristo?

 

 

DISCERNIMOS:

 

Al mirar el testimonio del Apóstol Andrés queremos discernir sobre los Santos Evangelios, que nos narran principalmente el “Buen Mensaje” de Jesucristo, ya que nos cuenta de su vida y sus obras entre nosotros; el Hijo de Dios que ha tomado nuestra condición humana para cumplir con una misión divina, misión que comparte con nosotros sus seguidores, como le sucedió a los primeros llamados, según el Evangelio para este día, tomado del Evangelista Mateo en el capítulo 4: “Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores” (v. 18). Según este evangelista, todo sucede a orillas del Mar de Galilea en que Jesucristo ve a dos hermanos, dos pescadores que cumplían con su labor diaria, su trabajo, en ese contexto laboral se encuentran con el Mesías; y nosotros: ¿Logramos encontrarnos con Jesucristo en nuestra realidad laboral?

 

La misión divina, comienza con un llamado al seguimiento a Jesucristo, en una invitación a vivir en una permanente conversión, así les sucedió a estos dos hermanos: “Entonces les dijo: Síganme, y yo los haré pescadores de hombres” (v. 19). Tal vez, muchos de nosotros a lo largo de nuestras vidas, hemos sentido que estas palabras de Jesucristo se encuentran dirigidas a nosotros, que nos vuelve a decir: Sígueme: ¿Lo hemos seguido fielmente en el camino de nuestras vidas? Y TÚ: ¿Lo has hecho y lo haces?

 

Aquí es en dónde surge el TESTIMONIO, el de Pedro, y sobre todo, en este día el de Andrés, de este hombre valiente, que procede de la siguiente manera: “Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron” (v. 20). Y nosotros: ¿Somos lo suficiente valientes para dejar nuestros trabajos para seguir al Maestro? Ellos dejaron sus redes para convertirse en pescadores de personas para Dios Trinidad, y nosotros: ¿Cómo manifestamos nuestra FE en Jesucristo? ¿Qué testimonio estamos dando?

 

Debemos reconocer que millones de cristianos en el mundo, damos un testimonio tibio de nuestras FE Cristiana, a medias vivimos el “Buen mensaje” de Jesucristo, sobre todo lo que nos exige DEJAR TODO, es que de esta manera, lo entendieron los primeros seguidores, no solamente Pedro y Andrés, sino que muchos más, lamentablemente los santos evangelios, nos narran el primer encuentro de unos pocos: “Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca de Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó. Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron” (vv. 21-22). ¿Seremos parte de esos pocos? Con esta interrogante, queremos desafiarte a vivir como un verdadero discípulo de Jesucristo, en el día de hoy, a la luz del Apóstol Andrés, que al igual que Juan, Santiago y Pedro, que era el círculo más íntimo del Maestro, respondieron positivamente al llamado divino. Y TÚ: ¿Lo harás?

 

Ciertamente es un seguimiento de toda la vida, así como Andrés termino su vida en Grecia, crucificado; es decir, vivió igual que su Maestro, al que acompañó como lo describen los Santos Evangelios, veamos las otras tres veces que aparece citado explícitamente el Apóstol Andrés: “Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?” (Juan 6, 8-9). Señalamos explícitamente, ya que implícitamente cada vez, que Jesucristo habla a sus discípulos o apóstoles, debemos suponer positivamente que Andrés se encuentra entre ellos, como muchos más; esta ocasión se da en el contexto de la multiplicación de los panes, en el desierto para dar de comer a una multitud, unos cinco mil hombres, la intervención de Andrés manifiesta nuestra humanidad, por un lado, la que es generosa; y por otro lado, la de los límites y obstáculos: ¿Qué esto para tantos? En nuestras vidas muchos que somos discípulos, seguimos pensado como Andrés, queremos hacerlo TODO aunque a la hora de sentarnos vemos los límites y nos quedamos sin hacer nada. Y TÚ: ¿Qué clase de discípulo eres?

 

“Y después, estando sentado en el monto de los Olivos, frente al Templo, Pedro, Santiago, Juan y Andrés le preguntaron en privado: Dinos cuándo sucederá esto y cuál será la señal de que ya están por cumplirse todas estas cosas” (Marcos 13, 3-4). En este momento, estaban en el monte de los Olivos, llamado el huerto de Getsemaní, lugar de oración de Jesucristo y sus discípulos, es allí que Andrés participa de la pregunta al Maestro: ¿Cuándo sucederán las cosas que dijiste sobre el Templo de Jerusalén? ¿Cuál es la señal para saber cuándo sucederá? No cabe duda, que un discípulo debe tener la capacidad de PREGUNTAR; esa capacidad de querer conocer más y más los misterios divinos: los cristianos: ¿Investigamos más de nuestra Fe Cristiana? Y TÚ: ¿Lo haces o lo harás?

 

Por último, al igual que en la multiplicación de panes, Felipe y Andrés, hablan en la entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén, discernamos el hecho: “Entre los que había subido para adorar durante la fiesta, había unos griegos que se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le dijeron: Señor, queremos ver a Jesús. Felipe fue a decírselo a Andrés, y ambos se lo dijeron a Jesús” (Juan 12, 20-22). Los dos le señalan al Maestro que unas personas provenientes de GRECIA lo querían VER, es lo que hacen los discípulos y apóstoles de Jesucristo llevar a las personas al encuentro con el Mesías. Y nosotros: ¿Realizamos esta tarea de acercar a las demás personas con Jesucristo? Y TÚ: ¿Lo haces o lo harás?

 

 

EVANGELIZAMOS:

 

Justamente a la luz de los Santos Evangelios, en donde se nos relata el encuentro de Jesucristo con la humanidad, con varias personas, y en especial, con sus discípulos; se nos confronta a TENER un encuentro real con Jesucristo: ¿Queremos encontrarnos?

 

Creemos que aquí se inicia TODO, con nuestra voluntad de QUERER encontrarnos con el Maestro, por esta razón, nos preguntamos lo siguiente en este artículo teológico: ¿Queremos y aceptamos seguir a Jesucristo? Ya que esto es un proceso, así lo fue para cada discípulo y apóstol de Jesucristo; seguramente así lo vivió Andrés, como tratamos de describir con los textos de los Santos Evangelios, ahora nos corresponde a nosotros, manifestar que queremos y aceptamos seguir a Jesucristo, para ello, es bueno recordar sus palabras y responder a Él: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará. ¿De qué le servirá la hombre ganar el mundo entero, si pierde y arruina su vida? Porque si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver el Reino de Dios» (Lucas 9, 23-27). Y TÚ: ¿Qué respuesta le das a Jesucristo?

 

 

 

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