¿ESTAMOS CERCA DEL REINO DE DIOS?

 CONTEMPLAMOS:


Hace dos semanas que hemos estado reflexionado sobre el Reino de Dios, con las siguientes preguntas: ¿Pertenecemos al Reino de Dios? ¿Cómo entraremos al Reino de Dios? En esta misma línea de reflexión, queremos preguntarnos a la luz de nuestro evangelio dominical sobre nuestra cercanía con el Reino de Dios: ¿Estamos cerca del Reino de Dios?

 

Ciertamente al hablar de cercanía pensamos muchos en el Reino del Dios como un LUGAR, para muchos creyentes, se trata del Paraíso o del Cielo; ante esta mirada del Cielo algunos pueden pensar en un ESTADO de VIDA, una forma de VIVIR para los que creen en el mensaje de Jesucristo, que nos anuncia la venida y llegada del Reino de Dios, desde sus primeros anuncios a toda la humanidad: «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia» (Marcos 1, 15). ¿Qué tan cerca se encuentra de nosotros el Reino de Dios?

 

En su predicación Jesucristo nos deja en claro que uno de sus temas principales es el REINO de Dios, muchas veces, explicándonos por medio de comparaciones de que se trata el Reino, partiendo por un par de preguntas que nos ayudan a tomar atención y consciencia de sus palabras: «¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra, pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra» (Marcos 4, 30-32). Sin duda, tenía un interés especial por hablarnos del Reino de Dios, por ello, su afán de compararlo con situaciones sencillas de la vida para que descubramos que NO era tan complejo, o tal vez, para descubrir que se ENCUENTRA muy cerca de nosotros, esta vez, nos recuerda que se parece a un GRANO de MOSTAZA, aunque es la más pequeña llega a cobijar a los pájaros del CIELO; en este sentido, el REINO se manifiesta a nosotros como un LUGAR de ACOGIDA para la HUMANIDAD: ¿Es así para los cristianos en la actualidad? Y PARA TI: ¿Lo es?

 

Por último, quizás no se trata de un LUGAR muy alejado de cada uno de nosotros, sino un ESTILO de vida que comenzamos a vivir desde nuestro encuentro con el SALVADOR, en la vivencia de sus palabras, que siempre requiere nuestra FE personal, es decir, CREER en el Reino de Dios, CREER que está cerca de nosotros, al cual pertenecemos cuando somos como niños y al que podemos entrar si cumplimos los mandamientos de Dios en el seguimiento radical a su Hijo, Jesucristo. Y PARA TI: ¿Te sientes parte y miembro activo del Reino de Dios?

 

 

DISCERNIMOS:

 

Al seguir con nuestra contemplación sobre el Reino de Dios, queremos adentrarnos en las palabras del Maestro, el Hijo de Dios que ilumina y nos ayuda a DISCERNIR nuestra vida cristiana, con este telón de fondo, les invitamos a leer con detención el “Buen Mensaje” de Jesucristo para este primer día de la semana, palabras que encontramos en los versículos del capítulo 12 escritos por el Evangelista Marcos: “Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había respondido bien, se acercó y le preguntó: ¿Cuál es el primero de los mandamientos?” (v. 28). Ciertamente, el evangelio nos presenta, en primer lugar, a un ESCRIBA, como hemos señalado en otras ocasiones, una persona dedicada a escudriñar las Sagradas Escrituras contenidas en la Biblia Judía, esta persona ha escuchado la discusión de Jesucristo con los fariseos y herodianos sobre los impuestos, y la que tuvo con los saduceos por el tema de resurrección de los muertos; claramente lo que le llama la atención es que Jesucristo haya respondido BIEN, por esta razón, le pregunta ahora sobre los mandamientos: ¿Cuál es el primero?

 

Ante esta pregunta, muchos pensarían en los 10 mandamientos: “Entonces Dios pronunció estas palabras: Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar en esclavitud. No tendrás otros dioses delante de mí” (Éxodo 20, 1-3). Este es el primer mandamiento, según la tradición bíblica, los que se contienen en la TABLA de los mandamientos dichos por el mismo DIOS; así nos lo señala el Libro del Éxodo o el Libro del Deuteronomio en el capítulo 5; aunque cuando el ESCRIBA pregunta sobre los mandamientos está pensando en cientos de mandamientos que contiene la Biblia Judía, se señala que existen 613 preceptos en la Torá; desde ellos se le pregunta a Jesucristo: ¿Cuál es el primero, el más importante o el más grande?

 

Para los cristianos: ¿Cuál es? En verdad, la importancia para los seguidores de Jesucristo se debe encontrar en sus palabras, en su interpretación de la Biblia Judía; en ese sentido, nos dice lo siguiente: “Jesús respondió: El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas” (vv. 29-30). Nuestro Maestro sitúa como el primero de ellos, lo que se dice en el Deuteronomio capítulo 6, sobre AMAR a DIOS, y junto a este mandamiento, nos recuerda otro tan importante como el primero, del Libro del Levítico: “El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos” (v. 31). La importancia de estos dos mandamientos radica en la negación de Jesucristo: “NO hay”, es decir, no existen otros mandamientos más grandes y más importantes que estos: AMAR y AMAR: ¿A quién debemos AMAR?

 

Al parecer, TODO se reduce en AMAR a DIOS; al prójimo y a uno mismo: ¿Lo hacemos? En verdad, los cristianos AMAMOS de esta forma que nos recuerda Jesucristo: ¿Cumplimos estos mandamientos del AMOR? ¿Cómo demostramos este AMOR?

 

Tal vez, allí se encuentra la autenticidad, no en las PALABRAS de AMOR, y compromisos de cumplimientos, sino en la VIDA DIARIA; o sea, en VIVIR en el AMOR, es lo que también entendió el ESCRIBA: “El escriba le dijo: Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios” (vv. 32-33). Ya que la manifestación del AMOR vale más que holocaustos y sacrificios, aunque sean para el mismo DIOS; sin duda, en algunos casos pueden estar en coherencia de la misma revelación de nuestro Amor a Dios, al prójimo, o a nosotros mismos. Y TÚ: ¿Cómo vives este AMOR?

 

Quizás aquí brota la unidad del Reino de Dios, en el AMOR, en el entendimiento de la importancia del AMOR, esto fundamentaría, las últimas palabras del Maestro: “Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: Tú no estás lejos del Reino de Dios. Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas” (v. 34). Le revelo al ESCRIBA la cercanía que tenía con el Reino de Dios por descubrir que el AMOR es lo más importante de los mandamientos divinos. Es decir, si AMAMOS estamos cerca del Reino de DIOS: ¿Cuán cerca estamos del Reino de Dios? Y PARA TI: ¿Es lo más importante el AMOR a la hora de pensar en la relación con DIOS, con el prójimo y contigo mismo?

 

 

EVANGELIZAMOS:

 

Justamente a la luz del AMOR proclamado por Dios, sobre todo en la persona de Jesucristo logramos estar cerca del REINO de DIOS, es lo que a muchos les cuesta descubrir, que el sentido de una auténtica evangelización cristiana se encuentra en la vivencia del AMOR CRISTIANO, es lo que nos señala el Apóstol Pablo en sus cartas: “Ustedes, por su parte, aspiren a los dones más perfectos. Y ahora voy a mostrarles un camino más perfecto todavía” (1 Corintios 12, 31). Se trata de aspirar al don del AMOR, este es el más perfecto de todos los dones divinos: “En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande todas es el amor” (1 Corintios 13, 13); es así para los cristianos: ¿Lo más importante es el AMOR?

 

En continuidad, recordemos que es el AMOR: “El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tienen en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Corintios 13, 4-7). Este amor debe brotar del corazón humilde, de esta forma, el Reino de Dios se encuentra entre nosotros, como lo afirma el Maestro: “Los fariseos le preguntaron cuándo llegará el Reino de Dios. Él les respondió: El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: Está aquí o Está allí. Porque el Reino de Dios está entre ustedes” (Lucas 17, 20-21). Y PARA TI: ¿Dónde se encuentra?

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