LOS DISCÍPULOS SON ENVIADOS POR JESUCRISTO

 CONTEMPLAMOS:


Cuando nos disponemos a SER discípulos de Jesucristo, descubrimos el envío que nos realiza constantemente el Señor, sobre todo al leer los textos evangélicos en donde contemplamos sus palabras dirigidas a sus seguidores más cercanos, desde estas palabras nos sentimos llamados a una misión divina, y con ello, surgen en nuestro interior sensaciones, emociones y sentimientos, que, por un lado, nos pueden impulsar a realizar lo que Él nos pide; o, por otro lado, a detenernos y dejar la misión divina: Y PARA TI: ¿Cómo es?

 

Junto a nuestras realidades personales al ser enviados por Dios, nos preguntamos: ¿Por qué hemos sido elegidos por Dios? ¿Podremos cumplir con la misión encomendada? ¿Dónde hemos sido enviados? ¿Cómo debo prepararme para dicha misión? Pueden ser algunas de las preguntas que nos realizamos, junto a otras muchas que nos invitan a profundizar más en nuestro ser discípulo, enviado por Jesucristo. Y PARA TI: ¿Qué preguntas surgen en tu interior?

 

Te invitamos con estas preguntas y tus propias preguntas a CONTEMPLAR, nuestra realidad cómo discípulos de Jesucristo; tal como la vivieron sus primeros seguidores, ellos que fueron enviados solos, por primera vez, para ir delante de Jesucristo: ¿Qué debían hacer? ¿Qué debían decir? ¿Qué cosas debían llevar? Y TÚ: ¿Cómo te preparas para el envío misionero del Maestro?

 

Son algunas preguntas que nos pueden ayudar a responder los Santos Evangelios, si somos lectores asiduos de sus enseñanzas descritas en la construcción del único Evangelio de Jesucristo, esta es nuestra propuesta y nuestro servicio como parte de la Iglesia de Jesucristo; lograr que, nuestros lectoras y lectores, se encuentren con el mismo Señor; por medio, de sus PALABRAS y de sus obras que realizo mientras permaneció en la tierra con nosotros: ¿Cómo es tu experiencia de encuentro con Jesucristo?

 

Es lo que queremos para cada uno de ustedes, en este domingo, en el día del Señor, que para nosotros, los cristianos, el Señor es JESUCRISTO; en donde el primer día de la semana nos enseña el camino que debemos seguir para nuestras vidas, para tener una nueva semana en su nombre y en su presencia; una nueva semana, una nueva posibilidad para cada uno de nosotros, los discípulos del tercer milenio, para ser mejores cristianos, siendo auténticos discípulos de nuestro Maestro: ¿Cómo vivimos el seguimiento a Jesucristo? ¿Hemos tomado consciencia de que sus palabras deben ser la GUÍA de nuestras vidas? ¿Cómo vivimos el “Buen Mensaje” del Mesías? Y PARA TI: ¿Cómo vives tu discipulado cada semana?

 

 

DISCERNIMOS:

 

Con esta reflexión contemplativa sobre el discipulado, queremos que caminemos juntos en el discernimiento sobre las PALABRAS de Jesucristo, en este día, dirigida a sus discípulos, lo haremos con la lectura del Evangelio de Lucas, que se encuentra en el capítulo décimo de su primer libro: “Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir” (v. 1). En el inicio de este capítulo, logramos reconocer la iniciativa divina, en lo que podemos llamar: DESIGNIO DIVINO, ya que el Hijo de Dios designa a 72 discípulos, para  ser enviados en su nombre, delante de Él, por distintos lugares y ciudades: ¿Dónde nos envía Jesucristo en la actualidad?

 

Junto a lugar, vamos acompañados, ya que el envío sucede de dos en dos, aunque antes de que se hiciera realidad este envío, Jesucristo le pide a ellos lo siguiente: “Y les dijo: La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha” (v. 2). Desde nuestra perspectiva espiritual, entendemos sus palabras como un reconocimiento de que existe mucho trabajo por realizar, ya que la cosecha abundante: ¿Cómo es la cosecha en este año 2021? Ciertamente no estamos hablando de nuestras siembras de papas o verduras, sino que hablamos de la cosecha en la Viña de Dios; tal vez, por ello, Jesucristo une a este reconocimiento, una invitación a pedir ayuda, no a cualquiera, sino al mismo DUEÑO de los SEMBRADOS; a DIOS que envié más trabajadores. Y nosotros: ¿Qué le pedimos a DIOS para la COSECHA?

 

Con estos aspectos, hemos dado inicio a nuestro discernimiento en los hechos y palabras de Jesucristo, ahora, entraremos en el “Buen Mensaje” del MAESTRO dirigido a sus discípulos, los cuales son enviados con la siguiente frase: “¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos” (v. 3). Un envío dicho desde una exclamación: ¡Vayan!, para nosotros, puede surgir la pregunta: ¿Cómo? Al parecer, el Maestro nos sigue enseñando en sus palabras, vamos como oveja en medio de lobos: ¿Es así en nuestros tiempos? Es decir, seguimos viviendo entre LOBOS, entre personas que nos quieren hacer daño, como de seguro les sucedió a los primeros discípulos de Jesucristo. Y TÚ: ¿Crees que la humanidad es como una manada de LOBOS?

 

Más allá de nuestra percepción de los demás, de la humanidad, del mundo actual, nuestra mirada, para el cristiano, debe centrarse en las PALABRAS del Maestro, que nos sigue diciendo: “No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino” (v. 4). Un envío poniendo la confianza solo en DIOS, con la tarea puesta en el Envío Misionero, para ello, no debemos distraernos con bienes materiales o personas que nos alejen de nuestro designio divino: ¿Hemos cumplido con el Designo Divino para nuestras vidas? ¿Qué bienes vamos acumulando a lo largo del camino de nuestras vidas?

 

Recordemos que nuestra misión, se centra en los demás, en llegar a los hogares de las personas, llevando un mensaje divino: ¿Qué mensaje debemos llevar a esas familias? En palabras del Maestro, debemos decir lo siguiente: “Al entrar en una casa, digan primero: ¡Que descienda la paz sobre esta casa!” (v. 5). Exclamar el Mensaje de PAZ para las personas, ahora bien, Jesucristo, nos recuerda el límite de nuestras PALABRAS, ya que nuestras PALABRAS, tendrán más sentido o menos sentido, dependiendo de los que la ESCUCHAN y como la reciben en sus vidas: “Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes” (v. 6). En sinceridad: ¿Llevamos PAZ a las familias que visitamos?

 

En el sentido misionero, la acogida de PALABRAS, se convierte en ACOGIDA a las personas que llevan ese mensaje de PAZ: ¿Somos mensajeros de la PAZ? “Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa” (v. 7). En verdad, somos capaces, en el mundo actual, de VER la predicación de la PALABRA como un trabajo, por el cual, se merece un salario: ¿Cómo vemos el trabajo de los pastores de las Iglesias Cristianas? Y PARA TI: ¿Crees que puedes dedicarte a este trabajo, a este envío misionero de Jesucristo a sus discípulos?

 

Ahora bien, en el caso, de los primeros discípulos, esto iba acompañado de signos y prodigios sobre las personas que lo escuchaban: “En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente: El Reino de Dios está cerca de ustedes” (vv. 8-9). Sanaciones y el ANUNCIO del Reino de Dios, que está cerca, ya se encuentra entre nosotros: ¿Cómo anunciamos la llegada del Reino de Dios en nuestras vidas?

 

Sabiendo que NO todos recibirán ni reciben las PALABRAS sobre el Reino, el mismo Jesucristo reconocía esta realidad, ya que la FE es una respuesta personal, por ello, les recordó lo siguiente: “Pero en todas las ciudades donde entren y no los reciban, salgan a las plazas y digan: ¡Hasta el polvo de esta ciudad que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan, sin embargo, que el Reino de Dios está cerca” (vv. 10-11). A pesar de no ser recibidos, anunciar que el Reino de Dios se encuentra cerca. Y PARA TI: ¿Cómo has recibido el Reino de Dios en tu vida? ¿Cómo haces crecer el Reino de Dios en tu entorno familiar, social y cultural?

 

 

EVANGELIZAMOS:

 

A partir de nuestra contemplación y discernimiento como discípulos de Jesucristo, queremos dar nuestro último paso, hacia una evangelización comunitaria, como discípulos del Maestro, sin duda, hoy no somos decenas, como hace dos mil años, sino que somos miles o millones de discípulos misioneros de Jesucristo en el mundo actual, ahora bien, nos preguntamos: ¿Cómo ha sido nuestra vivencia sobre el Reino de Dios en nuestras comunidades cristianas?

 

Justamente es desde estas vivencia que surge y brota la evangelización misionera, a diferencia de los inicios del cristianismo, que se estaba proclamando en las regiones de Galilea y Judea, hoy se encuentra en casi todo el mundo, por lo tanto, quizás ya no se trata de ir de ciudad en ciudad, sino de EVANGELIZAR nuestro propio pueblo: ¿Cómo evangelizamos nuestra propia comuna o municipio? ¿Cómo logramos que nuestros vecindarios vivamos en el “Buen Mensaje” del Reino?

 

Debemos reconocer que la mayoría de las grandes ciudades, y nuestros vecindarios, no VIVEN en PAZ, en la PAZ que nos traen los discípulos de Jesucristo; muchos lugares más bien son lugares de violencia, de violencia por el exceso en el consumo de alcohol, de violencia por el narcotráfico, de violencia en las familias por el maltrato emocional, psicológico y físico: ¿Hasta cuándo? Si creemos que el Reino de Dios, no tan solamente está cerca, sino que se encuentra en medio de nosotros: ¿Por qué no hemos logrado terminar con la violencia? Al parecer, en palabras de Jesucristo, están ganando los LOBOS a las OVEJAS. Y los cristianos, con sinceridad: ¿Somos ovejas o lobos? Y PARA TI: ¿En tu casa eres oveja o lobo?

 

Sin duda, nos queda mucho por hacer en relación al envío misionero de Jesucristo, nos sigue quedando bastante cosecha, sigamos orando a Dios Trinidad; y seamos nosotros los discípulos y trabajadores que se necesitan en la Viña del Señor. Y TÚ: ¿Lo serás?

 

Comentarios

  1. Siempre es difícil hablar de Dios, mas cuando somos humanos, pues es difícil hacer creer al otro sin imponer nuestro criterio, nuestra fe fundamentándola, perdiendo de vista que el centro es Jesucristo.

    En esta época mas que hablar e impresionar con nuestro mejor diálogo, es encomendarme al Espíritu Santo y que sea el quien hable a través de mí y pueda tocar el corazón del ser humano hay sobre todo escuchar a mi prójimo y para eso necesito el Don de Escuchar y el Don del silencio, para acompañar a mi semejante y orar por él para que pueda sentir a Dios y calmar su dolor, su pena.

    Si en ésta vida elijo ser discípula de Jesús, es con todo, con lágrimas y risas y si una vez me toca acompañar otras veces seré acompañada para tener un equilibrio en mi vida y saber perfectamente que todos somos iguales ante los ojos misericordiosos de Dios.

    Ser instrumento de paz, mi mejor carta de presentación, pues la alegría viene del Señor y la paz que él me da debe ser repartida y entregada a mis semejantes, por amor a Dios y a mis hermanos. Donde está la paz, está Dios, aún en medio del caos, porque mi vida le pertenece a él.

    Bendito seas Dios mío, gracias por tu amor y misericordia y poder darme tu amor y permitirme seguir en tu camino, no permitas que me aparte de tu Palabra, lléname de tu Santo Espíritu para hacer siempre tu voluntad. Amén.

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