¿CÓMO ACTUAMOS CON NUESTRO PRÓJIMO?
CONTEMPLAMOS:
Al preguntarnos sobre nuestro actuar hacia el prójimo,
queremos profundizar en nuestras motivaciones internas para obrar de tal o cual
forma ante los demás: ¿Por qué ayudamos a unas personas y a otras NO? ¿Qué nos
lleva a apoyar a algunos y no a otros? ¿Qué pensamientos motivan nuestro
proceder? ¿Qué emociones o sentimientos nos llevan a obrar de buena forma hacia
el prójimo?
Es lo que discerniremos este domingo, con ayuda del
evangelista Lucas, aunque los invitamos primero a contemplar nuestras propias
vidas, como creyentes, sobre todo siendo cristianos en el tercer milenio: ¿Cómo
ayudamos a nuestro prójimo? ¿A quiénes consideramos un prójimo? Con este par de
interrogantes queremos mirar nuestra forma de actuar hacia los demás, y nuestra
forma de pensar; ya que es bueno reconocer que como seres humanos nos gusta
encasillar a los demás, de diversas formas, por su condición socio económica,
por su condición sexual, por su nacionalidad, por el color de piel, por su
religión, por su pensamiento político, y así, podemos nombrar miles de formas
como nos gusta separar y distinguir unos de otros. Y PARA TI: ¿Cómo clasificas
a las personas en tu entorno?
Otros hacemos distinción por la sangre, primero la
familia, y que los demás: ¿Qué importa? Algunos lo hacen por cariño y afecto,
primero los que amo y mis amistades, y el prójimo: ¿Qué importa? De una forma u
otra nos gusta agrupar, a tal punto, que muchos excluimos a los demás: ¿Qué me
importan?
Hemos hecho la misma pregunta, con la finalidad de tomar
consciencia, que muchas personas en la actualidad, vivimos en la indiferencia
hacia los demás; como si los demás NO nos importarán, ahora bien, para el
creyente en DIOS, especialmente para los que creemos en Dios Trinidad, debe ser
todo lo contrario, a los creyentes, SI
nos deben importar los demás, en verdad, nos preguntamos: ¿Nos interesan los
demás? ¿nos importa cada prójimo?
Esto es al nivel de lo que nos pide las Sagradas
Escrituras, en relación a VIVIR coherentemente las exigencias de la Palabra de
Dios, especialmente, cuando es PALABRA proclamada por el Hijo de Dios: ¿Vivimos
conforme a esa PALABRA? Y TÚ: ¿Vives cómo te lo señalan las sagradas
Escrituras?
Es lo que hoy nos enseña el Maestro, con un ejemplo concreto
para la vivencia del Amor a los demás, al prójimo, que es lo que nos mandan las
Sagradas Escrituras, ante esto, nos preguntamos, los que somos cristianos:
¿Amamos al prójimo? Y PARA TI: ¿Cómo manifiestas el Amor hacia tu prójimo?
DISCERNIMOS:
A la luz de nuestra vivencia en el AMOR hacia los demás,
veamos que nos enseña Jesucristo, lo haremos reflexionando el Evangelio de
Lucas en el capítulo 10 de su primer libro; ante la pregunta de un doctor de la
LEY, una persona que suponemos entiende mejor el contenido de las Sagradas
Escrituras, ya que ha dedicado su vida a comprensión de la Palabra Divina: “Y
entonces, un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: Maestro,
¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?” (v. 25).
Aunque esta vez, el doctor utiliza su conocimiento para
poner en dificultad a Jesucristo, ciertamente lo reconoce como Maestro, considerarlo
un igual, siendo su tema de interés la Vida Eterna: ¿Qué tenemos que hacer para
heredar la Vida Eterna? Para los cristianos y los creyentes en la actualidad,
será un tema importante. Y PARA TI: ¿Es importante en tu vida heredar la Vida
Eterna?
Ahora bien, Jesucristo le responde con otra interrogante:
“Jesús le preguntó a su vez: ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?”
(v. 26). Una pregunta, que lo centra en su materia, para un doctor de la LEY,
que lee constantemente las Sagradas Escrituras, que ha descubierto al respecto,
ante la misma pregunta: ¿Qué debemos hacer para alcanzar la Vida Eterna? Veamos
la respuesta: “Él le respondió: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón,
con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo
como a ti mismo” (v. 27).
Al parecer, todo se centra y se resume en el AMOR: Amar y
amar. ¿Es lo que hacemos a diario? Aunque la pregunta podría ser: ¿A quiénes
amamos? Desde las Sagradas Escrituras se nos dice que debemos AMAR a Dios, al
prójimo y a nosotros mismos, así lograremos heredad la vida eterna, así lo
señala nuestro Maestro: “Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y
alcanzarás la vida” (v. 28). Y nosotros: ¿Obramos de esta forma? Y TÚ: ¿Lo
haces?
Aquí es en dónde ponemos excusas, en el caso del doctor,
otra pregunta: “Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le
hizo esta pregunta: ¿Y quién es mi prójimo?” (v. 29). Una justificación, como
miles que hacemos a diario, para justificar nuestra falta de amor al prójimo;
como se dice, le buscamos la quinta pata al gato, solamente excusas que usamos
para acusar el proceder de los demás, en este caso, sobre nuestra ignorancia de
quién es el prójimo; para los cristianos: ¿Quién es nuestro prójimo? ¿Actuamos
como prójimo para los demás? Y TÚ: ¿Cómo actúas con tu prójimo, con los demás?
¿Amas a tu prójimo?
Aquí es cuando el Maestro nos enseña con un ejemplo
concreto de la vida: “Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: Un hombre
bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo
despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto” (v. 30). ¿A
cuántas personas vemos violentadas y no hacemos nada? ¿Cuántas veces ayudamos
al prójimo, al necesitado?
Jesucristo nos revela la indiferencia religiosa de su
tiempo, y que tal vez, sigue siendo la indiferencia religiosa de muchos pastores
cristianos en la actualidad, preocupados de sus ritos y sacramentos y no de los
más necesitados, de los despojados de nuestro mundo actual: “Casualmente bajaba
por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por
allí un levita: lo vio y siguió su camino” (vv. 31-32). Si, justamente los
sacerdotes y ministros, siguen siendo indiferentes, ante las personas que viven
en situación de indigencia, ante los enfermos que esperan en centros de salud a
diario, ante los inmigrantes. Y nosotros: ¿Cómo procedemos siendo personas
creyentes?
En el evangelio, Jesucristo, pone como modelo a una
PERSONA despreciada por los judíos: “Pero un samaritano que viajaba por allí,
al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas,
cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo
condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos
denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: Cuídalo, y lo que
gastes de más, te lo pagaré al volver" (vv. 33-35). Un samaritano es el
que ayuda, él es que demuestra AMOR siendo COMPASIVO con su prójimo, que es la
pregunta de Jesucristo; que se dirige al doctor de la LEY y a nosotros: “¿Cuál
de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los
ladrones?” (v. 36).
Sin duda, esto nos da el CONOCIMIENTO; ya que somos
capaces de reconocer como debe comportarnos ante el PRÓJIMO; ahora falta una
cosa, lo que nos pide Jesucristo: “El que tuvo compasión de él, le respondió el
doctor. Y Jesús le dijo: Ve, y procede tú de la misma manera” (v. 37). Por lo
tanto, nos preguntamos: ¿Somos los cristianos personas compasivas con los
demás? Y TÚ: ¿Eres una persona compasiva con el prójimo?
EVANGELIZAMOS:
Lo que somos y como actuamos, conforme a lo que creemos,
se manifiesta como nuestra Evangelización, que a la luz de las enseñanzas de Jesucristo
se plenifica, ya que nos revela que el AMOR brota como expresión de la
compasión, de nuestra capacidad de tener EMPATÍA con los demás, por lo tanto,
para AMAR al prójimo, debemos ser seres empáticos, que se ponen en el lugar de
los que sufren, en el lugar de los demás: ¿Lo hacemos?
Desde nuestra empatía lograr conmovernos en miras al bien
del prójimo, en ayudar al que lo necesita, a aquellos que necesitan ser
llevados, curados, sanados, alimentados y alojados, en el fondo, dedicarles
tiempo y todo lo necesario para estar mejor: ¿Hacemos lo necesario por los
demás para que estén mejor y tengan una vida más digna?
Tal vez, solamente seguimos preocupados por nosotros
mismos, mirando constamente nuestros ombligos, sin salir de nuestras familias,
sin ayudar ni acoger a los demás. En verdad, los cristianos: ¿Somos personas
que obran como Jesucristo nos enseña en los Santos Evangelios? Y TÚ: ¿Lo harás?
En cuanto a unos si y a otros no, porque a veces somos rencorosos y recuerda lo que te hicieron y a otros porque tienes amistad o te caén bien. O decimos "está joven para que pueda trabajar", y a los que de verdad, si necesitan, según nosotros, los ayudamos con voluntad.
ResponderBorrarEn mi entorno, clasifico a los que de verdad lo necesitan.
Si me importa cada prójimo porque, para mí, somos hijos de Dios y hermanos de Cristo.
Trato de vivir mi vida de acuerdo a la Palabra de Dios, pero no soy perfecta.
Manifiesto mi amor hacia mi prójimo en ayudarlos, darles un buen consejo, en la enfermedad, sobretodo en tiempos de pandemia.
Para mí es importante la vida eterna para salvar mi alma y estar en el Reino de Dios y contemplar su rostro.
Si me considero un samaritano, porque, en mi alcance me gusta ser misericordiosa y considero tener esa misión, ayudar a los demás y lo hago con mucho amor y de todo corazón. Me pongo en el lugar del otro y me duele su sufrimiento y me uno a su necesidad para ayudarlo.
No todos los cristianos demostramos el amor a nuestro prójimo, pocos somos los que volteamos a verlos y ayudarlos.