¿CÓMO SE MANIFIESTA JESUCRISTO A SUS DISCÍPULOS?
CONTEMPLAMOS:
Hemos querido contemplar la manifestación de Jesucristo a
sus discípulos, en especial a tres de ellos: Pedro, Santiago y Juan, porque son
ellos que ven a Jesucristo tal cual es, en el hecho que celebramos en este día,
la Festividad de la Transfiguración del Señor: ¿Qué significado tiene para
nosotros esta celebración cristiana? Recordemos que los tres evangelios
sinópticos nos narran el hecho de la transfiguración, aunque hemos elegido para
este artículo teológico discernir con el Evangelio de Marcos, ya que creemos
que fue el primero en ser escrito, unos años antes que el Evangelio de Mateo y de
Lucas; ciertamente entre ellos, existen pequeñas diferencias, contemplemos
algunas de ellas: “Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su
hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado” (Mateo 17, 1); mientras
que el evangelio de Mateo y Marcos situación el hecho seis días después y en
orden de edad la presentación de los discípulos; Lucas lo hace forma distinta,
además agrega una intención al hecho de subir juntos a un monte elevado: “Unos
ocho días después de decir esto, Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a
la montaña para orar” (Lucas 9, 28). Cómo vemos Lucas sitúa el hecho ocho días
después, cambio el orden de los discípulos a Pedro, Juan y Santiago, y le
agrega la intención de ir a ORAR, que nos invita a pensar en la transfiguración
en un hecho que brota de la oración con Dios; y los cristianos: ¿Cómo vemos a
Dios en nuestra oración? ¿Cómo vemos a Jesucristo en nuestra oración personal?
Hacemos este par de preguntas, para situarnos y
reflexionar, que hoy en día, somos nosotros los que somos llevados a ORAR con
el MAESTRO, más allá del tiempo, si es cada seis u ocho días, es el
acontecimiento de separarnos de los demás, para estar a solas con Él, para
ORAR: ¿Cómo es nuestra oración con Jesucristo?
Recordando que para esos tres discípulos surge una nueva
mirada sobre Jesucristo, ya que se manifiesta tal cual es; aquí otro dato Lucas
que no contiene Marcos ni Mateo; él no habla de transfiguración, sino que afirma
lo siguiente: “Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se
volvieron de una blancura deslumbrante” (Lucas 9, 29). O sea, para el
evangelista Lucas, lo que sucede es un cambio en su rostro y sus ropas, es su
rostro que cambia de aspecto: ¿Qué aspecto tiene para nosotros Jesucristo?
Desde este momento de oración, de nuestros momentos podríamos afirmar, a la luz
de este evangelio, que Jesucristo debe CAMBIAR de aspecto para nosotros: ¿Nos
sucede esto en cada oración? Es decir, realmente vemos a Jesucristo diferente
cada vez que oramos, cada vez que conversamos con Él, como cuando conocemos a
una persona, teníamos nuestros prejuicios, aunque después de conversar para
nosotros, desde nuestra apreciación personal es otra persona, ya que la hemos
conocido mejor, lo mismo nos debería pasar con Jesucristo, en cada conversación
con Él, que es la oración. Y PARA TI: ¿Cómo contemplas en tu vida a Jesucristo,
cómo lo ves en la actualidad?
DISCERNIMOS:
Desde nuestra contemplación queremos dar el paso al
discernimiento evangélico, como ya hemos señalado para este día, usaremos el
evangelio de Marcos: “Seis días después, Jesús tomó a Pedro,
Santiago y Juan, y los llevo a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró
en presencia de ellos” (Marcos 9, 2). Desde este encuentro Jesucristo se
manifiesta tal como es, un ser distinto, un hombre que es a la vez DIOS, es lo
que manifiesta en su transfiguración, su divinidad: ¿Qué importancia tiene para
el cristianismo, los seguidores de hoy, la transfiguración de Jesucristo?
Más allá de nuestra mirada personal, Él se manifiesta,
y de cierto modo, los evangelistas tratan de describir el hecho de la siguiente
manera: “Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en
el mundo podría blanquearlas” (v. 3). Una perspectiva que va más allá de
nuestro mundo terreno, sus ropas resplandecían con un brillo que era superior a
lo que vemos en este mundo: ¿Cómo podemos describir a DIOS? ¿Cómo es su
presencia para cada uno de nosotros?
“Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús” (v. 4). Desde
este acontecimiento, algunos hemos discernido el resumen de la Biblia Judía; lo
que se afirmaba en el tiempo de Jesucristo: la Ley y los Profetas,
representados en las personas de Moisés y Elías, respectivamente: ¿Qué sentido
debe tener para los cristianos la imagen de estos dos personajes de la Biblia
Judía?
Este encuentro es maravilloso, aunque tal vez, junto a Pedro, muchas
emociones surgirían en cada uno de nosotros, en nuestro interior: “Pedro dijo a
Jesús: Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra
para Moisés y otra para Elías. Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos
de temor” (vv. 5-6). Y si estuviéramos en ese lugar y momento: ¿Cuáles serían
nuestros pensamientos y emociones?
Ciertamente aunque centremos nuestra mirada en nosotros mismos, lo
importante es la revelación divina, lo que nos quiere decir y comunicar Dios en
este hecho divino: “Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella
una voz: Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo” (v. 7). Una VOZ que revela a
Jesucristo como el Hijo de Dios, por ello, debemos escucharlo, recordando que
para los judíos, cuando se usa el verbo: ESCUCHAR, se une a OBEDECER, a hacer y
vivir lo que se ha escuchado, como un hijo escucha a su Padre, eso implica que
hace y realiza lo que dijo su Padre; y nosotros, que nos hacemos llamar hijos
de Dios y creemos ser hijos de Dios: ¿Actuamos conforme a la Palabra de Dios
Padre y Madre?
A la luz, de esta pregunta, es que quizás toma importancia la Biblia Judía,
en cuanto descubrimos en ella la PALABRA de Dios comunicada a su Pueblo, por
ende, a nosotros que queremos SER parte del Pueblo de Dios. Y PARA TI: ¿Cómo
vives tu pertenencia al Pueblo de Dios Padre?
Al parecer, los cristianos, nos centramos más en Jesucristo como les paso a
los discípulos: “De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a
Jesús solo con ellos” (v. 8). Nos quedamos solamente con Jesucristo, el Hijo de
Dios, que se presenta como el Maestro, Él que nos ENSEÑA: “Mientras bajaban del
monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del
hombre resucitara de entre los muertos. Ellos cumplieron esta orden, pero se
preguntaban qué significará «resucitar de entre los muertos” (v. 9-10).
Claramente nos ENSEÑA con su propia vida, con su RESURRECCIÓN que se revela a
toda la HUMANIDAD; para los cristianos: ¿Qué significado tiene la resurrección
de los muertos? ¿Qué importancia tiene para nuestra Fe Cristiana?
De la misma manera, podemos tener mil dudas y preguntas sobre nuestra FE
cristiana, por ejemplo: como las diferencias que existen entre los cuatro
escritos de los santos evangelios; dudas e interrogantes que también le
plantearon sus discípulos: “Y le hicieron esta pregunta: ¿Por qué dicen los
escribas que antes debe venir Elías?” (v. 11). Y PARA TI: ¿Qué preguntas le
harías a Jesucristo? ¿Qué interrogante le haces a diario en tu oración
personal?
Veamos la respuesta del Maestro: “Jesús
les respondió: Sí, Elías debe venir antes para restablecer el orden en todo.
Pero, ¿no dice la Escritura que el Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser
despreciado? Les aseguro que Elías ya ha venido e hicieron con él lo que
quisieron, como estaba escrito”. (vv. 12-13). Y TÚ: ¿Cómo interpretas las
Sagradas Escrituras?
EVANGELIZAMOS:
Tan importante es que las Sagradas Escrituras sean
interpretadas a la luz de Jesucristo, desde la voluntad divina revelada en el
Hijo de Dios, para vivir rectamente la evangelización propuesta desde el
mismísimo Dios, desde su propio deseo que se manifiesta a cada uno de nosotros
en nuestras Biblias; es desde este encuentro, con Jesucristo que es la Palabra
hecha carne, que nos seguimos encontrando con Él cada vez que leemos las
Sagradas Escrituras: ¿Cómo es nuestro encuentro diario con la PALABRA de
Jesucristo?
Ahora bien, el sentido del encuentro diario, ya no es
TRANSFIGURACIÓN de Jesucristo, sino nuestra propia transfiguración, en palabras
del evangelista LUCAS que nosotros cambiemos, más que nuestro ROSTRO y nuestra
ROPA, es nuestra forma de VIVIR, que seamos transformados en un SER mejor, en
un SER que brilla desde su interior, su Alma que ilumina todo lo que lo rodea;
SER LUZ para los demás, porque irradiamos la voluntad de DIOS PADRE. Y PARA TI:
¿Cómo vas a transfiguras tu SER y VIDA en esta Festividad Cristiana?
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