LOS DISCÍPULOS DE JESUCRISTO SON PERSONAS JUSTAS

 CONTEMPLAMOS:


Estas semanas hemos querido invitarles a contemplar sobre el SER discípulos de Jesucristo, recordando que el Señor formó una comunidad de discípulos, de entre los cuales eligió a DOCE para ser enviados por Él a anunciar el Reino de Dios, a los que conocemos como APÓSTOLES; con estos actos, en cierto modo, podemos señalar que Jesucristo fue estableciendo lo que denominamos IGLESIA; es su Iglesia, y por ende, la Iglesia de Jesucristo es una congregación de personas que son sus discípulos, es aquí en donde debemos dar un paso más, ya que Jesucristo mientras estuvo entre nosotros, en medio de la humanidad, nos fue manifestando su DESEO, el deseo y la voluntad que sus discípulos no sean como las demás personas, que sean distintos, que en su vida manifiesten su FE en Él: ¿Cómo manifestamos nuestra FE en Jesucristo, el Hijo de Dios?

 

Ciertamente Él no quiso formar una JERARQUÍA; entre ministros y laicos, entre pastores y feligreses, sino siempre su intención fue encaminar a una comunidad de discípulos para que sean sus amigos, sus iguales, y junto a Él, vivamos lo que Dios nos pide, su voluntad; ser hijos en el Hijo Eterno de Dios, y nosotros: ¿Cómo vivimos el SER hijos de DIOS? ¿En qué demostramos que somos verdaderamente hijas e hijos de Dios?

 

Contemplando nuestra propia vivencia de nuestra FE en Dios, es que queremos descubrir que Dios nos pide SER mejores, sin duda, mejores CREYENTES; aunque antes que esto, nos invita a SER MEJORES PERSONAS; es lo que Jesucristo nos señala en varias ocasiones, ser MEJORES Personas que los escribas o fariseos, ser Mejores personas que los RICOS; ser mejores personas que los sumos sacerdotes; ser mejores que los paganos; y de esa forma, nos va mostrando como debemos SER. Y TÚ: ¿Cómo eres? ¿Cómo te defines ante los demás? ¿Cuál es tu personalidad?

 

Ante tales preguntas, meditamos si en verdad, logramos que cada uno de ustedes, nuestros lectores, logran entrar en la profundidad de su propio SER: ¿Somos capaces de cuestionarnos? En todos los sentidos, en el sentido de la vivencia cristiana, aunque también de nuestra vivencia como personas, ya que creemos fehacientemente que Jesucristo, Dios mismo nos pide, SER MEJORES PERSONAS. Y TÚ: ¿Lo eres?

 

Tal vez, la mayoría se pregunta cómo lograr ser mejores personas, al levantarse cada día, tener como único objetivo SER MEJOR, claramente, no verlo como una competencia con los demás, ya que no se trata de ser mejor que, sino una carrera de FE con nosotros mismos, en la vivencia de la propuesta del mismo MAESTRO, que nos dice: “Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo” (Mateo 5, 47-48). Y PARA TI: ¿Eres perfecto a ejemplo de Dios Padre?

 

 

DISCERNIMOS:

 

Al entrar en nuestro discernimiento sobre la vida de Jesucristo narrada en los Santos Evangelios deseamos descubrir el eterno llamado divino, desde este llamado comprender nuestra misión terrena; y desde allí constituirnos como seres nuevos: “Jesús le respondió: Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace de Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: Ustedes tienen que renacer de lo alto” (Juan 3, 5-7). ¿Cómo podemos RENACER para SER nuevos SERES?

 

En realidad, creemos que se trata de un movimiento interno, que nace de lo más profundo de nuestro corazón, que consiste en SER PERSONAS NUEVAS, como lo describe San Pablo, en varias de sus cartas, ser hombres nuevos: “Pero no es eso lo que ustedes aprendieron de Cristo, si es que de veras oyeron predicar de él y fueron enseñados según la verdad que reside en Jesús. De él aprendieron que es preciso renunciar a la vida que llevaban, despojándose del hombre viejo, que se va corrompiendo por la seducción de la concupiscencia, para renovarse en lo más íntimo de su espíritu y revestirse del hombre nuevo, creado a imagen de Dios en la justicia y en la verdadera santidad (Efesios 4, 20-24). He aquí algunas pistas, SER PERSONAS NUEVAS conlleva RENOVAR nuestro Espíritu, vivir en la JUSTICIA y en la Santidad; este día queremos unir el tema de la JUSTICIA a la vivencia de los cristianos, ya que es lo que nos pide Jesucristo: SER JUSTOS; ser personas justas ante los demás y ante Dios: ¿Eres una persona justa?

 

Para Jesucristo esto se vive, en primer lugar, superando la JUSTICIA de aquellos que se denominan personas religiosas y que cumplen literalmente la Palabra de Dios: “Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos” (Mateo 5, 20).  Ante esto, nos podemos preguntar: ¿Cómo ser más JUSTOS que los ESCRIBAS y FARISEOS? El mismo Jesucristo nos explica algunos mandamientos con la explicación del sentido profundo de la PALABRA; con esto, nos enseña a DAR PLENO CUMPLIMIENTO: “Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: "No matarás", y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego. Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda” (Mateo 5, 21-24). Entonces, no se trata solamente de NO MATAR al prójimo, sino de nuestro trato con los demás, lo que hemos denominado, como SER una buena persona, tratar a todos bien y estar reconciliados con todas las personas. Y nosotros: ¿Estamos reconciliados con las demás personas?

 

Así se revela nuestra JUSTICIA, cuando vivimos en el sentido divino de los mandamientos, cuando tratamos a los demás con JUSTICIA, ahora bien, esto implica, más allá de las simples apariencias, ya que Jesucristo nos pide que nuestras obras sean realizadas en miras a DIOS: “Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo” (Mateo 6, 1). En este sentido, la JUSTICIA se contrapone a la HIPOCRESÍA, es decir, una persona JUSTA es una persona que vive en sinceridad y no con caretas ante el prójimo; una persona JUSTA tiene siempre a Dios en primer lugar. “Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará” (Mateo 6, 2-4). Y nosotros: ¿Qué buscamos agradar a Dios o a los seres humanos?

 

Por último, para Jesucristo, la petición para sus discípulos culmina en el cumplimiento, no tan solamente de los mandamientos divinos, sino en el cumplimiento de las Sagradas Escrituras, es bueno recordar que para Jesucristo, el hombre que vivió hace dos mil años, la escritura era solamente la Biblia Judía, lo que algunos denominan Antiguo Testamento en la actualidad, recordemos sus palabras: “Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas. Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí. Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran” (Mateo 7, 12-14). Claramente para Jesucristo la Biblia es la LEY y los PROFETAS; y la vivencia de estas Sagradas Escrituras consiste en HACER POR LOS DEMÁS lo que queremos que hagan por nosotros, este camino nos lleva a la VIDA y la encontramos por la puerta estrecha. Y TÚ: ¿Qué puerta eliges a diario, la puerta ancha o la angosta?

 

 

EVANGELIZAMOS:

 

Justamente a la luz de Jesucristo, de sus palabras, hemos querido comprender una autentica vivencia como discípulos de Jesucristo, personas que han asumido SER PERSONAS NUEVAS, que se renuevan constantemente en su Espíritu; que quieren vivir en la JUSTICIA que viene de Dios, y no de los hombres, y que optan a diario por vivir en el camino de Jesucristo, aunque sea un camino angosto y difícil. Y TÚ: ¿Cómo vives tu ser discípulo de Jesucristo? Desde nuestra vivencia, es que damos TESTIMONIO; y el mayor testimonio que podemos DAR como cristianos, es SER personas JUSTAS, con esto, ya logramos evangelizar. Y PARA TI: ¿Cómo es tu evangelización personal?

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