JESUCRISTO NOS ENVÍA A SER DISCÍPULOS
CONTEMPLAMOS:
Hoy contemplaremos el envío misionero de Jesucristo, con
ello, queremos reconocer la intención divina del RESUCITADO, en este sentido,
deseamos y esperamos dar un paso más en nuestra interpretación cristológica, veamos
en los santos evangelios, lo que nos señalan de Jesucristo: “Jesús iba
creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia, delante de Dios y de los
hombres” (Lucas 2, 52). Con esto queremos afirmar que Jesucristo crece en
sabiduría divina, NO es que desde el inicio de su vida terrena y desde su vida
pública hubiera sabido totalmente la voluntad divina para Él, por esta razón,
constantemente oraba, como dialogo permanente con Dios Padre para descubrir la
voluntad paterna. Y en nosotros: ¿Cómo vamos creciendo en la sabiduría y el
conocimiento divino?
Debemos recordar lo que nos dice San Pablo en una de sus
cartas cristológicas: “El, que era de condición divina, no consideró esta
igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario, se
anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a
los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por
obediencia la muerte y muerte de cruz” (Filipenses 2, 6-8). Con estos versículos,
nos atrevemos a afirmar que Jesucristo se DESPOJO de ciertos atributos divinos
a la hora de asumir nuestra condición humana, o sea, el VERBO ENCARNADO al
nacer en María, su Madre, no sabía todo, ni humanamente ni divinamente, como
ser humano estaba condicionado al conocimiento de su tiempo y de su cultura,
por ejemplo, no sabía de teorías creacionistas, más allá, de la versión bíblica
judía; tenía una visión del SER humano propia de la cultura, en la cual nació,
creció y se desarrolló como persona y hombre; menos podía estar en varios lugares
al mismo tiempo, aunque era el Hijo de Dios; ciertamente manifestaba en su vida
milagros divinos, y transformaciones como lo que se nos narra en Caná, el agua
convertida en vino, aunque no podía cambiar TODO, ya que no era TODOPODEROSO,
menos en el grado de cómo se entiende entre muchos creyentes del mundo, en las
diversas religiones que CREEN y Profesan a un Dios Todopoderoso; y menos poseía
TODO el conocimiento divino. Ante esta realidad humana y divina de Jesucristo,
que en cierto modo limitaba su OBRAR DIVINO; contemplamos a un SER HUMANO que
es el Hijo de DIOS, y que justamente después de la RESURRECCIÓN, por decirlo
coloquialmente, va recuperando totalmente sus poderes divinos, como estar en diversos
lugares al mismo tiempo, de a poco, se hace omnipresente; también aparece en lugares cerrados
atravesando paredes y muros, como un SER Todopoderoso, que supera algunas leyes
físicas; y lo que más nos interesa para este artículo teológico, es que va recuperando
TODO el conocimiento divino, es decir, se hace Omnisciente, es en este sentido,
que podemos AFIRMAR que las PALABRAS del RESUCITADO tienen un valor mayor que sus
palabras antes de la muerte en la CRUZ; y con ello, podemos señalar que nos
habla el DIOS MISMO: ¿Creemos que es así?
DISCERNIMOS:
Realmente CREER esto, significa adherirnos a esta FE en
Jesucristo, lo que conlleva una FORMA y ESTILO de Vida, muy distinto al de los
demás, esto es que queremos discernir junto a Jesucristo RESUCITADO, veamos que
nos dice. lo que ha manifestado a sus enviados, para este momento, tomaremos el
final del Evangelio de San Mateo, creyendo que es uno de los ONCE que se
encontró con el Resucitado: “Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña
donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de él; sin embargo,
algunos todavía dudaron” (vv. 16-17). Tal como todo se inició en la región de
Galilea, Jesucristo nuevamente se encuentra allí con sus once discípulos,
recordemos que Judas Iscariote se había quitado la vida, por medio del
ahorcamiento; estos discípulos entre dudas y adoración a Jesucristo, ya que lo
reconocían como el Mesías, el Hijo de Dios, se postran ante Él, en la
actualidad y en la diversidad de expresiones de la vivencia de nuestra FE
cristiana: ¿Cómo es nuestra relación con Jesucristo Resucitado?
Ciertamente muchos creyentes, afirmamos y creemos en la
iniciativa divina, o sea, que Dios inicia con nosotros un dialogo filial, ya que
nos trata como a sus hijos; de la misma forma Jesucristo toma la iniciativa con
sus discípulos: “Acercándose, Jesús les dijo: Yo he recibido todo poder en el
cielo y en la tierra” (v. 18). Primero, acercándose para comunicarle la
voluntad divina, tratando de señalar lo que ha recibido de Dios PADRE: “TODO
PODER”, por ello, pudo RESUCITAR, es con ese PODER que se manifiesta en el
cielo y en la tierra que Jesucristo revela su envío misionero a los discípulos:
¿A qué nos envía Jesucristo?
Este ENVÍO MISIONERO debe verse en el sentido católico, o
sea, UNIVERSAL; por decirlo de cierto modo, es aquí en donde los convocados por
Jesucristo se convierten en católicos, por su misión universal, lo cual podemos
deducir de las siguientes palabras de Jesucristo Resucitado: “Vayan, y hagan
que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre
y del Hijo y del Espíritu Santo” (v. 19). IR, desde nuestra realidad actual, ante
esto, nos podemos realizar un par de preguntas: ¿A dónde debemos IR? ¿Qué tarea
tenemos como enviados de Jesucristo?
El mismo texto evangélico nos señala que los discípulos
de Jesucristo debían ir a TODOS los pueblos, es decir, a TODA LA HUMANIDAD, en
donde haya un pueblo se debía IR, como discípulos de Jesucristo, ahora bien,
sabiendo hacia dónde, nos queda revelar el ¿Para qué? Y la misma cita podemos
desprender que se nos dice que es para que los pueblos sean sus discípulos;
entonces, antes de lo que creen muchos, que la tarea era BAUTIZAR, la primera
tarea es: Que los pueblos, las personas que viven en ellos SEAN DISCÍPULOS de
Jesucristo, es aquí en dónde los discípulos logran comprender el ¿Cómo?, lo
mismo que nos podemos preguntar nosotros: ¿Cómo hacemos que los todos los
pueblos SEAN DISCÍPULOS de Jesucristo?
La respuesta lógica es por medio del bautismo en el
nombre de la Santísima Trinidad, aunque es bueno recordar que los primeros
cristianos indistintamente celebraron un bautismo en nombre de Dios Trinidad o
solamente en nombre de Jesucristo: “Porque todavía no había descendido sobre
ninguno de ellos, sino que solamente estaban bautizados en el nombre del Señor
Jesús” (Hechos de los Apóstoles 8, 16). O sea, esta atestiguado en las Sagradas
Escrituras que los primeros cristianos bautizaban en el nombre de Jesús, tal
vez, porque entendían que lo más importante era que las personas SEAN
DISCÍPULOS, y no tanto la UNIFORMIDAD del Rito bautismal; en este tercer
milenio, para los cristianos: ¿Qué es más importante: Los Ritos o el
cumplimiento de la intención de Jesucristo Resucitado?
Siendo sinceros para muchos, más aún creemos que para la
mayoría de cristianos y católicos es más importante los RITOS y los Sacramentos
que una auténtica y verdadera vida de discipulado de Jesucristo; que se
complementa en las palabras finales del Resucitado: “y enseñándoles a cumplir
todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del
mundo” (v. 20). Ya que no se trataba solamente de un RITO VACÍO, o un
SACRAMENTO sin vivencia cristiana, sino una forma de vida, que conlleva el
CUMPLIMIENTO de los mandatos de Jesucristo: ¿Cómo cumplir los mandatos de
Jesucristo si nadie nos enseña a vivirlo?
Ante esta realidad, podemos ser críticos con nuestras
expresiones comunitarias y religiosas, y descubrir que Jesucristo nos envía y
quiere que seamos sus discípulos, como testimonio personal: YO SEA UN
DISCÍPULO; y por este ejemplo y enseñanza, otras personas sean discípulos del
Resucitado. Y TÚ: ¿Eres un discípulo de Jesucristo?
EVANGELIZAMOS:
Justamente a la luz del envío y las palabras de Jesucristo
descubrimos nuestra evangelización, que comienza con nuestra vivencia personal:
¿Somos discípulos de Jesucristo? ¿Cumplimos TODOS los mandatos de Jesucristo?
¿Vivimos según las enseñanzas de Jesucristo?
Al responder estar preguntas con sinceridad de corazón,
estamos dando un paso a una auténtica Evangelización que nace de la predicación
del MAESTRO, solamente cuando hacemos vida y encarnamos la voluntad de
Jesucristo en nuestra existencia humana, es que logramos una conversión hacia una
verdadera vida cristiana, y solamente de esta forma podemos AFIRMAR que
Jesucristo está con nosotros, ya que si NO cumplimos las enseñanzas de
Jesucristo: ¿Cómo podemos afirmar que está con nosotros? Ya que para que el
RESUCITADO viva entre nosotros, no se trata únicamente de ritos y sacramentos,
sino de SER DISCÍPULOS. Y PARA TI: ¿Cómo vives tu SER Discípulo de Jesucristo?
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