EL CORAZÓN DE JESUCRISTO
CONTEMPLAMOS:
Al querer hablar del corazón de una persona deseamos
adentrarnos en lo más profundo de su SER, ver sus motivaciones a la hora de
hablar y de actuar en su entorno vital, en el caso de Jesucristo, el Hijo de
Dios, es bueno recordar sus mismas palabras ante la oración a Dios Padre: “Vengan
a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen
sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de
corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana”
(Mateo 11, 28-30). ¿Cómo es nuestro corazón?
Siempre es bueno comenzar por preguntarnos a nosotros mismos,
antes de entrar a mirar a los demás o a Jesucristo, por esta razón, seguimos
contemplando hacia nuestro interior: ¿Qué encontramos en nuestros corazones? En
el caso de Jesucristo, al parecer se trata de un corazón humilde; es decir, es
una persona que no aparenta ante los demás, menos le gusta aparecer como mejor
o mayor que su prójimo, sino que todo lo contrario, la humildad lo lleva a ser
constantemente humillado por otras personas, tal vez por hacer vida lo que le
proponía a las demás personas, especialmente a sus discípulos: “Que el más
grande de entre ustedes se haga servidor de los otros, porque el que se ensalza
será humillado, y el que se humilla será ensalzado” (Mateo 23, 11-12).
Es una actitud de vida ante los demás, hacerse servidor
del prójimo: ¿Qué buen servidor somos de los demás? O más bien, esperamos ser
servidos por los demás, nos gusta ser enaltecidos por el prójimo, en vez de
vivir en la humildad que nos enseña Jesucristo: ¿Vives la humildad de
Jesucristo que brota de lo más profundo de su corazón? Es aquí cuando
descubrimos que la humildad brota del corazón del Maestro, un corazón compasivo
y misericordioso con los demás, que es capaz de perdonar, y en nuestro caso:
¿Somos capaces de perdonar de corazón? “Por lo tanto, ¡tengan cuidado! Si tu
hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces
al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: «Me arrepiento»,
perdónalo” (Lucas 17, 3-4). ¿Somos capaces de perdonar siempre a nuestros
hermanos?
Es aquí en dónde el corazón de Jesucristo nos enseña a
perdonar, es lo que quiere el Padre celestial: “Lo mismo hará también mi Padre
celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos” (Mateo 18,
35). Y TÚ: ¿Perdonas de corazón a todas las personas? Con esto, como señala San
Pablo queremos tener los mismos sentimientos o disposiciones de Jesucristo: “No
hagan nada por espíritu de discordia o de vanidad, y que la humildad los lleve
a estimar a los otros como superiores a ustedes mismos. Que cada uno busque no
solamente su propio interés, sino también el de los demás. Tengan los mismos
sentimientos de Cristo Jesús” (Filipenses 2, 3-5). Y TÚ: ¿Lo tienes?
DISCERNIMOS:
Al discernir sobre el CORAZÓN de Jesucristo, queremos
adentrarnos en su forma de vivir, más allá de sus enseñanzas concretas para nosotros,
los cristianos, como lo relatan los santos evangelios: “Y surgió una discusión
sobre quién debía ser considerado como el más grande. Jesús les dijo: Los reyes
de las naciones dominan sobre ellas, y los que ejercen el poder sobre el pueblo
se hacen llamar bienhechores. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario,
el que es más grande, que se comporte como el menor, y el que gobierna, como un
servidor. Porque, ¿quién es más grande,
el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es acaso el que está a la mesa? Y sin
embargo, yo estoy entre ustedes como el que sirve” (Lucas 22, 24-27). Cada
tanto, Jesucristo les señala a sus discípulos, y con ello a nosotros, como debe
ser la vida entre ellos, ya que los parámetros deben ser distinto entre los
cristianos y las personas del mundo, en donde, para nosotros el más grande es
el menor y el que gobierna debe ser un servidor: ¿Sucede de esta manera en nuestras
comunidades cristianas?
Ciertamente NO, hemos caído en las mismas organizaciones
de poder que existen en el mundo, muy distinto a lo que quería el CORAZÓN
HUMILDE de Jesucristo, en donde la motivación principal se encuentra en la PACIENCIA,
o sea, en SER PACIENTE, que significa ser una PERSONA que sufre con, va más
allá de la mirada personal e individualista que nos presenta la sociedad actual,
sino que se trata de SER CAPAZ de hacerse cargo del prójimo y acompañarlo en
TODO, ese todo implica SUFRIR con, es así el corazón de Jesucristo, un corazón
paciente con el prójimo, por esta razón, esa dispuesto a CARGAR con los demás,
con sus penas y angustias, con sus dolores y enfermedades, con sus
padecimientos y aflicciones, es así, que se demuestra SER PACIENTE de corazón:
¿Tenemos un corazón paciente con los demás?
En la sociedad actual se busca el éxito en cada individuo
y sus logros personales, en una sociedad que rehúye el dolor, los sufrimientos
y los problemas, Jesucristo nos muestra un camino distinto, en donde nos repite
eternamente: Entre ustedes no debe SER ASÍ. “Jesús los llamó y les dijo: Ustedes
saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones
como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre
ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se
haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor
de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para
servir y dar su vida en rescate por una multitud” (Marcos 10, 42-45). Una enseñanza
que pasa de generación en generación, entre nosotros, NO debemos hacer sentir
el PODER a los demás, sino ser humildes, no mostrar PODER ni autoridad, sino
humildad de ser SERVIDOR a ejemplo de Jesucristo, que vino a SERVIR, dando su
propia vida como rescate de una multitud de personas. Y nosotros: ¿Estamos dispuestos
a dar nuestra vida en rescate de otros individuos?
Porque no se trata de vivir en la soberbia del mundo,
sino en la humildad de los hijos de Dios, de esta manera, se entendió entre los
primeros cristianos: “Que cada uno se revista de sentimientos de humildad para
con los demás, porque Dios se opone a los orgullosos y da su ayuda a los
humildes. Humíllense bajo la mano poderosa de Dios, para que él los eleve en el
momento oportuno. Descarguen en él todas sus inquietudes, ya que él se ocupa de
ustedes” (1 Pedro 5, 5b-7). Y TÚ: ¿Vives en los sentimientos de la humildad de
corazón?
EVANGELIZAMOS:
Justamente a la luz de Jesucristo, al contemplarlo y al
discernir sobre su corazón: Ser paciente y humilde, nos revela la forma y
estilo de vida que debemos llevar los que nos hacemos llamar cristianos, los
que somos sus seguidores en la actualidad: ¿Somos buenos seguidores de Jesucristo?
¿Somos auténticos imitadores del Maestro?
Ciertamente si lo SOMOS es que hemos logrado y estamos
viviendo un verdadero proceso de Evangelización, siguiendo las huellas del
MAESTRO; ya que la vida de los cristianos, no se trata de doctrinas escritas en
PIEDRA o en libros Sagrados, sino en la vivencia que nace y brota de nuestros
corazones, o sea, escrito en nuestros corazones, aquellos corazones que se han
configurado con el Hijo de Dios, teniendo un corazón paciente y humilde como el
de nuestro único Maestro para todos los cristianos, JESUCRISTO: Y TÚ: ¿Tienes
un corazón semejante al suyo?
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