JESUCRISTO Y LA SANTÍSIMA TRINIDAD

 CONTEMPLAMOS:


Hoy jueves queremos detenernos en la revelación de Jesucristo, lo que hemos definido como dogma de fe para la mayoría de los cristianos, a la Santísima Trinidad, el reconocimiento de un DIOS que es AMOR y que son TRES personas distintas: PADRE, el HIJO  y el Espíritu Santo; todos de misma adoración y veneración por las personas: ¿Es así para cada uno de nosotros? ¿Adoramos de la misma manera al Padre, al Hijo o al Espíritu Santo?

 

Más allá de nuestras formas personas, es parte de nuestra FE, la que muchos compartimos en Jesucristo, también creer en la Santísima Trinidad: ¿Quién es la Santísima Trinidad? Desde nuestra mirada personal podemos ir construyendo nuestra Fe comunitaria en el Dios Trinidad: ¿Cuál es la FE que profesamos? Muchos compartimos el mismo CREDO, desarrollado los primeros siglos del cristianismo, la gran pregunta para cada creyente: ¿Es como vive su Fe profesada en los Credos? ¿Cómo encarnamos la FE trinitaria en nuestras vidas?

 

Señalamos nuestra preocupación ante el poco conocimiento de las personas sobre su FE Trinitaria, la mayoría solamente CREE en Jesucristo, otros siguen normas y doctrinas de sus propias Iglesias o religiones impuesta por unos pocos, sin mucho razonamiento personal, sino más bien el cumplimiento de leyes, sin importar si son leyes divinas o humanas: ¿Qué es lo fundamental a la hora de tener una Fe Trinitaria?

 

Ante la revelación de lo fundamental, de lo que es esencial nos miramos frente a otras religiones monoteístas y politeístas; con ello, descubrimos las diferencias entre los diversos creyentes del mundo; en dónde debemos entender que nuestra CONTEMPLACIÓN de Dios Trinidad nos debe llevar a tener un estilo de vida diferentes a los demás creyentes en el mundo, sin ánimo de clasificar ni menospreciar, en la forma de vida los cristianos deben destacar en AMOR, PERDÓN y RECONCILIACIÓN; creemos que es lo que hemos ido perdiendo, al parecer, en la actualidad, en cierto modo, da lo mismo CREER en un Dios o en otro, tener una religión, ya que para muchos el DIOS es el mismo para todas las religiones y personas, esto es lo que trata de revelar Jesucristo a la hora de hablar de Dios PADRE, este PADRE DIOS es distinto a lo que ustedes han creído, este es un DIOS que envía a su Hijo al mundo para morir por la HUMANIDAD, no un Dios que mira a la HUMANIDAD para castigarla al final de los tiempos, sino que es un Dios que hace historia con la HUMANIDAD, y ayuda a construirla desde la salvación, en una manifestación de AMOR ETERNO de la Santísima Trinidad a toda su creación: ¿Cómo recibimos el AMOR de la Trinidad?

 

 

DISCERNIMOS:

 

Desde la revelación de Jesucristo es que descubrimos toda la dimensión del Amor Divino, que se manifiesta a la humanidad, por ello, desde su vida queremos adentrarnos en el misterio de la Santísima Trinidad, recordemos el inicio de su misión terrena el día de su bautismo: “Pero Jesús le respondió: Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo. Y Juan se lo permitió. Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia él. Y se oyó una voz del cielo que decía: Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección” (Mateo 3, 15-17). Desde ese momento, descubrimos la presencia de un Dios Trinidad que se manifiesta junto a Jesucristo, el Hijo de Dios; al Espíritu Santo en forma de paloma y al PADRE que anuncio su AMOR por el Hijo: ¿Cómo es nuestra imagen de la Santísima Trinidad?

 

Es en el envío misionero que Jesucristo anuncia a sus discípulos un bautismo en nombre de Dios Trinidad: “Jesús les dijo: Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo” (Mateo 28, 18-20). Con ello, celebrar un RITO que va más allá de una iniciación, sino de una RELACIÓN con un Dios que es Padre, Hijo, Espíritu Santo: ¿Cómo es nuestra relación con las tres personas divinas?

 

Es aquí que hay una tarea pendiente con los bautizados, no le hemos enseñado bien sobre la Santísima Trinidad y las implicancias de vida sobre recibir un BAUTISMO en el nombre del Dios Uno y Trino; es lo que fueron comprendiendo poco a poco los discípulos, los primeros seguidores de Jesucristo, como se narra en los Hechos de los Apóstoles: “Entonces Pedro, tomando la palabra, dijo: Verdaderamente, comprendo que Dios no hace acepción de personas, y que en cualquier nación, todo el que lo teme y practica la justicia es agradable a él. Él envió su Palabra al pueblo de Israel, anunciándoles la Buena Noticia de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos. Ustedes ya saben qué ha ocurrido en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicaba Juan: cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo, llenándolo de poder. El pasó haciendo el bien y curando a todos los que habían caído en poder del demonio, porque Dios estaba con él” (Hechos 10,34-38). En la boca de Pedro descubrimos la intención divina de aceptar a toda persona, a toda la humanidad, ya que NO realiza acepciones de seres humanos, sino que todos son acogidos en la medida que CREAN en ÉL, sobre todo a la hora de la manifestación del UNGIDO de Dios Padre que fue guiado por el Espíritu Santo. Y nosotros: ¿Cómo nos dejamos guiar por el Dios Trinidad? ¿Cómo se nos revela de manera concreta en nuestras vidas?

 

El apóstol Pablo entiende que esto se concreta en la persona del Hijo de Dios: “En efecto, todas las promesas de Dios encuentran su «sí» en Jesús, de manera que por él decimos «Amén» a Dios, para gloria suya. Y es Dios el que nos reconforta en Cristo, a nosotros y a ustedes; el que nos ha ungido, el que también nos ha marcado con su sello y ha puesto en nuestros corazones las primicias del Espíritu” (2 Corintios 2, 20-22). En el que se manifiesta a un Dios Padre que se reconforta en la actuación del HIJO, que nos UNGE a nosotros con la venida del Espíritu Santo, es en esta recepción que se nos impulsa a vivir de manera diferente: “Traten de conservar la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la que  ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo. Hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, lo penetra todo y está en todos” (Efesios 4, 3-6). Ya que Dios habita en cada creyente: ¿Cómo vive Dios Trinidad en tu vida?

 

Esta vivencia la podemos vivir desde cada persona de la Santísima Trinidad: “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo permanezcan con todos ustedes” (2 Corintios 13, 13). En este sentido, nos podemos preguntar: ¿Cómo permanecemos en la Gracia de Jesucristo? ¿Cómo sentimos el AMOR de Dios Padre? ¿Cómo mantenemos la comunión del Espíritu Santo derramado en nosotros? “Pedro, Apóstol de Jesucristo, saluda a los que viven como extranjeros, dispersos en el Ponto, en Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, a los que han sido elegidos según la previsión de Dios Padre, y han sido santificados por el Espíritu para obedecer a Jesucristo y recibir la aspersión de su sangre. A ustedes, gracia y paz en abundancia” (1 Pedro 1, 2). Desde el apóstol Pedro descubrimos a un Dios Padre que se preocupa de cada uno de sus hijos, y que nos santifica por medio del Espíritu Santo, todo marcado en la obediencia al Hijo, Jesucristo: ¿Obedecemos al Hijo de Dios?

 

Dicha obediencia se manifiesta en actuar a ejemplo de Jesucristo: “En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar” (Lucas 10, 21-22). ¿Cómo somos movidos por el Espíritu Santo?

 

 

EVANGELIZAMOS:

 

A luz de Jesucristo, de la revelación de la Santísima Trinidad, entendemos que DEBEMOS actuar desde el Espíritu Santo al ejemplo del Hijo, a esto, le denominamos EVANGELIZACIÓN: ¿Cómo se distingue nuestra evangelización desde Dios Trinidad? ¿Qué características se manifiestan en nuestras vidas en la Santísima Trinidad?


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