¿CÓMO RECIBIMOS AL ESPÍRITU SANTO?

CONTEMPLAMOS:

Este primer día de la semana, hoy domingo, gran parte del mundo cristiano celebra la festividad de Pentecostés, se cumplen cincuenta días del acontecimiento central de la Fe Cristiana, que es la RESURRECCIÓN de Jesucristo, con ello, creemos que nuevamente viene el Espíritu Santo a la comunidad de creyentes en Jesucristo; la Iglesia recibe la fuerza que viene de lo alto en la tercera persona de la Santísima Trinidad como lo ha manifestado la tradición eclesial desde los primeros siglos del Cristianismo en su Fe Trinitaria: ¿Realmente tenemos la FE TRINITARIA? ¿Qué significa esto para cada cristiano?

 

Justamente desde nuestra significación personal queremos invitarte a CONTEMPLAR este nuevo Pentecostés, en primer lugar, mirando nuestra propia vida: ¿Cuántos años tenemos? De acuerdo a nuestra edad, podemos concluir que hemos celebrado muchos PENTECOSTÉS: ¿Qué ha producido cada año un nuevo Pentecostés? ¿Qué frutos producen en nuestras vidas los dones del Espíritu Santo? Ante estas preguntas y analizar nuestra realidad personal podemos DESCUBRIR que han producido bastante menos de lo esperado, o sea, hemos dado menos fruto del debido, según las ocasiones que hemos recibido al Espíritu Santo en nuestras vidas.

 

En segundo lugar, analizar nuestra realidad eclesial, y ante ello reconocer la cantidad de Pecados que existen al interior de nuestras comunidades cristianas, causado por nosotros mismos, por nuestras propias debilidades que se manifiestan en PECADOS que atentan en contra de la voluntad Divina, ciertamente nuestras comunidades han dejado de producir los frutos del Espíritu Santo y Gracia que producía en las primeras comunidades cristianas la venida del Espíritu Santo, desde este primer Pentecostés: “Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse” (Hechos 2, 1-4). ¿Cómo se sigue manifestando el Espíritu Santo en tu vida?

 

En esta celebración, no tan solamente queremos RECORDAR, sino ACTUALIZAR en nuestras vidas cristianas este hecho, para RENOVAR nuestras existencias y para RESTAURAR nuestras comunidades a la vivencia de las primeras comunidades cristianas, a ejemplo de los primeros seguidores de Jesucristo: ¿Queremos restaurar nuestras Iglesias con el Espíritu Santo? Y TÚ: ¿Quieres RENOVAR tu fe cristiana?

 

 

DISCERNIMOS:

 

Al discernir sobre este acontecimiento, debemos recordar cómo fue la actuación y la importancia que tenía el Espíritu Santo en la formación y en el inicio del cristianismo, era quién los conducía, tal como lo hacía con Jesucristo, lo acompañaba a todas partes e iluminaba a la hora de su misión divina en la tierra; lo mismo sucedió con los primeros discípulos, así nos narran los acontecimientos los hechos de los apóstoles: “Mientras Pedro estaba hablando, el Espíritu Santo descendió sobre todos los que escuchaban la Palabra. Los fieles de origen judío que habían venido con Pedro quedaron maravillados al ver que el Espíritu Santo era derramado también sobre los paganos. En efecto, los oían hablar diversas lenguas y proclamar la grandeza de Dios. Pedro dijo: ¿Acaso se puede negar el agua del bautismo a los que recibieron el Espíritu Santo como nosotros?” (Hechos 10, 44-47).

 

Es el Espíritu Santo que se adelanta a ellos, y les muestra como debe ser la expansión de la Iglesia, a todo el mundo, sin excluir a nadie, como lo dijo el mismo Apóstol Pedro: “Verdaderamente, comprendo que Dios no hace acepción de personas, y que en cualquier nación, todo el que lo teme y practica la justicia es agradable a él” (Hechos 10, 34-35). ¿Cómo acogemos a nuestros hermanos cristianos? ¿Compartimos la Fe con otras Iglesias Cristianas? ¿Cómo edificamos la Iglesia de Jesucristo?

 

Con estas interrogantes nos queremos centrar en el Evangelio, más allá, de que sean según: Marcos, Mateo, Lucas o Juan, son el Evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios, de Él tratan los Santos Evangelios, de su presencia divina en medio de nosotros y la revelación, especialmente en lo que hemos definido como la Santísima Trinidad, especialmente con la llegada del Espíritu Santo prometido por Jesucristo, cuando en la noche de la última cena lo manifiesta a sus discípulos, es lo que discerniremos brevemente, desde el final del capítulo 15 del Evangelio de san Juan: “El que me odia, odia también a mi Padre” (v. 23). Jesucristo nos señala la unidad Divina entre Dios Padre y Él; que si uno de ellos es ADORADO, lo son los dos, si uno es despreciado los dos lo son; lo mismo podemos señalar de las tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo; si uno odiado son los tres, o si amamos a uno amamos a los tres: ¿Qué emociones y sentimientos tenemos hacia la Santísima Trinidad?

 

Nuestras emociones deben surgir de las obras que realizan por nosotros: ¿Qué creemos que Dios ha hecho por cada uno de nosotros? Es lo que intenta explicarnos Jesucristo: “Si yo no hubiera hecho entre ellos obras que ningún otro realizó, no tendrían pecado. Pero ahora las han visto, y sin embargo, me odian a mí y a mi Padre, para que se cumpla lo que está escrito en la Ley: Me han odiado sin motivo” (vv. 24-25). Hemos visto las obras de Dios, hemos recibido su Gracia, y a pesar de ello, nuestro testimonio no se encuentra a la altura debida: ¿Qué testimonio das de tu fe trinitaria?

 

Es la Fe Trinitaria que se robustece con la venida del Espíritu Santo, tanto para nuestras vidas como para nuestras comunidades cristianas, según las palabras de Jesucristo: “Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí” (v. 26). ¿Creemos en el testimonio del Espíritu Santo? ¿Ha sido el Espíritu de la Verdad para nuestra vivencia personal y comunitaria? ¿Ha iluminado, las oscuridades y sombras, que existen en nuestras vidas?

 

Al responder estas interrogantes discernimos sobre nuestro testimonio de Fe Trinitaria, y con ello, damos testimonio con nuestra vida de la existencia de Jesucristo, como lo hicieron los primeros apóstoles: “Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio” (v. 27). Y TÚ: ¿Qué tipo de testimonio das con tu vida de la presencia de Jesucristo en el mundo actual?

 

 

EVANGELIZAMOS:

 

A luz de Jesucristo y del Espíritu Santo, hemos contemplado y discernido la presencia en medio de nosotros, por esta razón, somos impulsados a EVANGELIZAR con una mirada RENOVADA y RENOVADORA sobre la creación, recordando que nosotros somos los que contenemos a Dios, como lo señala San Pablo: “¿O no saben que sus cuerpos son templo del espíritu Santo, que habita en ustedes y que han recibido de Dios? Por lo tanto, ustedes no se pertenecen, sino que han sido comprados, ¡y a qué precio! Glorifiquen entonces a Dios en sus cuerpos” (1 Corintios 6, 19-20). Nos recuerda que somos templos del Espíritu Santo, por lo tanto, tenemos en nuestro SER el Espíritu Santo que habita en nosotros: ¿Cómo da fruto el Espíritu Santo que habita en cada uno de nosotros?

 

Ese fruto es nuestra Evangelización, que comienza con una renovación de nuestras vidas: ¿Cómo se renovará nuestra vida con este nuevo Pentecostés? Y que conlleva una restauración de nuestras comunidades cristianas: ¿Estamos dispuestos a dejarnos inundar por la presencia del Espíritu Santo que nos conduce a caminos inesperados? Ya que: “Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado” (Romanos 5, 5). Entonces, los cristianos: ¿Qué esperanza tenemos en la recepción del Espíritu Santo? Y PARA TI: ¿Qué frutos esperas DAR al recibir el Espíritu Santo en tu SER? 

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