JESUCRISTO VINO A SERVIR

 CONTEMPLAMOS:


Este día queremos adentrarnos en el tema del servicio, desde la mirada cristiana en la predicación de Jesucristo, siendo un tema recurrente en los Santos Evangelios, desde allí la mirada y la invitación constante al servicio, que se produce por parte de Jesucristo a sus seguidores como lo hizo en el sermón del monte: “Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero” (Mateo 6, 24). Con esto, el MAESTRO nos explica que el servicio se da a los señores, y que generalmente hacemos una opción de aprecio a unos más que a otros; lo mismo en la vida diaria; y nosotros: ¿A quién servimos?

 

Es lo que nos intenta explicar la Biblia Cristiana, con el sentido mirar el servicio a Dios: “Queridos hermanos, aunque nos hayamos expresado de este modo, estamos convencidos de que ustedes se encuentran en la condición mejor, la que conduce a la salvación. Porque Dios no es injusto para olvidarse de lo que ustedes han hecho y del amor que tienen por su Nombre, ese amor demostrado en el servicio que han prestado y siguen prestando a los santos. Solamente deseamos que cada uno muestre siempre el mismo celo para asegurar el cumplimento de su esperanza. Así, en lugar de dejarse estar perezosamente, imitarán el ejemplo de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas” (Hebreos 6, 9-12). Un servicio que se realiza en nombre para el pueblo de Dios, en el seguimiento de los primeros santos, los seguidores de Jesucristo; y en la actualidad: ¿Somos fieles servidores de Dios?

 

Desde la mirada de Jesucristo, que nos habla con ejemplos de la vida cotidiana y con breves parábolas logramos entender mejor el auténtico sentido sobre el servicio a Dios: “Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá: Ven pronto y siéntate a la mesa? ¿No le dirá más bien: Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó? Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber” (Lucas 17, 7-10). Con esto, el mismo Jesucristo nos sitúa como sus servidores, personas que somos capaces de escucharlo, y desde nuestra escucha OBEDECER y cumplir lo que Él nos manda, señalando desde nuestras palabras que no hemos hecho más que lo que nos correspondía realizar: ¿Cuál es nuestro servicio a Jesucristo? ¿Hemos sido servidores fieles de Dios?

 

 

DISCERNIMOS:

 

Desde la FIDELIDAD de Jesucristo a Dios, es que logramos discernir un nuevo estilo de vida que se funda en el servicio a Dios y al prójimo, como lo demuestra en el relato de la última cena en la versión del Evangelista Juan: “Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: ¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy. Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes. Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía. Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican” (Juan 13, 12-17). Para los cristianos, el ejemplo nos señala Jesucristo, con su propia vida, nos muestra un testimonio de servicio para realizarlo en su memoria, y con la clara invitación a realizar lo mismo que Él, buscando la felicidad en la práctica de las palabras de Jesucristo: ¿Practicamos?

 

Ciertamente no hablamos de cualquier práctica, sino de la práctica en la vivencia del AMOR, logrando comprender lo que realiza Jesucristo con sus discípulos, y con todos aquellos que deseen seguirlo: “El que quiera servirme que me siga, y donde yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre” (Juan 12, 26). Un seguimiento de servicio que nos revela el camino de la CRUZ; y que en Jesucristo  se manifiesta como la verdad divina revelada a los hombres: ¿Cómo hemos acogido estas verdades divinas en nuestras vidas?

 

"Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor" (Mateo 25, 21). Un servicio que nos conduce a la Vida Eterna en la dicha y alegría de participar de la fiesta de nuestro Señor Jesucristo; para vivir esta realidad debemos amarnos los unos a los otros, es lo que entendieron los primeros apóstoles de Jesucristo, y transmitieron a las primeras comunidades cristianas: “Ustedes, hermanos, han sido llamados para vivir en libertad, pero procuren que esta libertad no sea un pretexto para satisfacer los deseos carnales, háganse más bien servidores los unos de los otros, por medio del amor. Porque toda la Ley está resumida plenamente en este precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Gálatas 5, 13-14). Un servicio en el AMOR, realmente los cristianos: ¿Somos servidores los unos de los otros en el AMOR? ¿Vivimos el servicio al prójimo?

 

Desde esta mirada del cristianismo podemos dar un paso como sociedad, una sociedad más servicial, más humanizadora y solidaria los unos con los otros. Y TÚ: ¿Cómo vives estas realidades en tu trabajo, con tu familia y amistades? ¿Cómo lo experimentas a diario en tu relación con Dios?

 

 

EVANGELIZAMOS:

 

Desde esta sencilla reflexión teológica hemos querido mirar el sentido cristiano del servicio, a luz de Jesucristo, al contemplar y discernir sobre su vida, podemos imitarlo, y con ello EVANGELIZAR, recordando las mismas palabras del MAESTRO: “Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud” (Mateo 20, 26-28). Con su enseñanza nos sigue repitiendo que Él ha venido al mundo para rescatarnos, y que ese rescate se ejecuta como un SERVICIO a los demás, al prójimo, a todos y todas, en una vida de servicio. Y TÚ: ¿Para qué estás en este mundo?

 

 

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