JESUCRISTO y NICODEMO
CONTEMPLAMOS:
Este jueves queremos CONTEMPLAR el encuentro entre Jesucristo
y Nicodemo, para muchos de nosotros, la pregunta inicial sería: ¿Quién es
Nicodemo? Para este artículo teológico usaremos parte del capítulo 3 del
Evangelio de San Juan; que inicia de esta manera: “Había entre los fariseos un
hombre llamado Nicodemo, que era uno de los notables entre los judíos” (v. 1).
Aquí encontramos una parte de la respuesta a nuestra pregunta inicial: ¿Quién
es Nicodemo? Ante esto podemos afirmar que es un judío, una persona notable
entre el grupo de los fariseos, por lo tanto, era un Rabino, alguien que CREE y
enseña sobre la Resurrección de los Muertos, la iniciativa del Encuentro la
toma Nicodemo, él quiere ver y conversar con Jesucristo, pensemos un momento en
nosotros, si tuviéramos la oportunidad de encontrarnos, cara a cara, con
nuestro Señor Jesucristo: ¿Cómo sería ese encuentro con Jesucristo?
Claramente aquí no buscamos caer en el romanticismo de la
presencia sacramental de Jesucristo en las hostias consagradas o en su reflejo
que podemos ver en cada ser humano, sobre todo en los que sufren; sino que
buscamos CONTEMPLAR un encuentro concreto con la PERSONA de JESUCRISTO, no en
los signos que lo podemos ver o descubrir, sino estar con ÉL: ¿Cómo
prepararíamos un encuentro con Jesucristo? Tal vez con las costumbres propias
del lugar, le dejaríamos entrar, ofrecerle algo de beber, algunos un Té, muchos
un café, otros un mate, y así, muchas formas dependiendo el contexto del lugar
y el momento del día; seguramente no tan solamente prepararíamos un lugar
adecuado, sino que seguramente el nerviosismo nos consumiría: ¿Qué hablar con
Jesucristo? ¿Qué preguntas le haríamos? ¿Por quién le preguntaremos?
Ciertamente al situarnos en una escena de tal magnitud,
para los cristianos, para los apasionados por las enseñanzas de Jesucristo,
pueden ser decenas las preguntas que le quisiéramos realizar, que nos corrobore
lo que es verdad en los Santos Evangelios, que nos cuente que le decía a la
multitud con respecto a sus enseñanzas que quedan inconclusas en las
narraciones evangélicas; además de saber que nos diría a los cristianos en el
mundo actual, después de dos mil años de su primera venida; que critica realizaría
a los líderes religiosos y a la diversidad de Iglesias Cristianas y Católicas,
que le manifestaría a los gobernantes de las naciones, y en definitiva, de qué
nos hablaría a toda la humanidad, nuevamente una invitación a CREER y
CONVERTIRSE al Reino de Dios, a creer en
su revelación y manifestación a la humanidad. Ahora bien, si fuera como una
rueda de prensa, y se le puede realizar una sola pregunta por persona: ¿Qué le
preguntarían los NO creyentes, los creyentes o los cristianos? Y PARA TI: ¿Cuál
sería tu pregunta a Jesucristo?
DISCERNIMOS:
Desde nuestras preguntas personales, queremos discernir con
el Evangelio de San Juan, en este encuentro de Jesucristo con Nicodemo: “Fue de
noche a ver a Jesús y le dijo: Maestro, sabemos que tú has venido de parte de
Dios para enseñar, porque nadie puede realizar los signos que tú haces, si Dios
no está con él” (Juan 3, 2). Aunque más que preguntar, lo que hace Nicodemo es
afirmar; en primer lugar, considera que Jesucristo es un Maestro, no cualquier
maestro, sino uno de Dios. En segundo término, señala que Jesucristo viene de
parte de Dios para ENSEÑAR: ¿Qué nos quiere enseñar? Y por último, reafirma la
unidad de Dios con Jesucristo que se encuentra en los signos (milagros) que realiza
Jesucristo, ya que para hacer tales MILAGROS se debe estar unido a Dios; y
nosotros: ¿Cómo expresamos nuestra UNIDAD con Dios Padre y Madre?
Más allá de nuestra expresión de Unidad con Dios
Trinidad, los cristianos debemos comprender la necesidad de unirnos fielmente a
las palabras del Maestro, del Hijo de Dios, recordando que dijo mientras estuvo
entre nosotros, teniendo en cuenta que fueron palabras dichas en el contexto de
un hombre judío que vivió hace dos mil años; sin ánimo de menosprecio, sino con
la recta intención de discernir justamente dentro de un marco patriarcal,
machista y de esclavitud propia de la época judía en que vivió el Mesías, en
este contexto, escuchamos sus palabras a Nicodemo: “Jesús le respondió: Te
aseguro que el que no renace de lo alto no puede ver el Reino de Dios” (v. 3).
Con ello, le señala un cambio de mentalidad, cambio que sigue teniendo fuerza y
sentido para nosotros, los cristianos, más en este tiempo de Cuaresma que es un
tiempo propicio de CONVERSIÓN, recordando que todo CAMBIO surge de nuestros
pensamientos, en nuestro interior; en el caso, de Jesucristo la propuesta surge
de un “RENACER”, un renacimiento que viene de Dios, de lo alto, para solamente
así VER el Reino de Dios; y nosotros: ¿Cómo y cuándo hemos renacido en nuestras
vidas?
Tal vez ante la propuesta de Jesucristo, sentimos la
misma incertidumbre que Nicodemo, y le haríamos un par de preguntas: “Nicodemo
le preguntó: ¿Cómo un hombre puede nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso puede
entrar por segunda vez en el seno de su madre y volver a nacer?” (v. 4).
Ciertamente: ¿Qué significa RENACER? Acaso es volver a NACER, para muchos de
nosotros, diríamos en el sentido sacramental y espiritual, que esto se da en el
día del Bautismo, aunque no sería inapropiado preguntarnos: ¿Cómo se manifiesta
un nuevo nacimiento para un niño, que tenga solamente unos días o unos pocos
meses de vida? ¿Qué cambio de vida puede realizar en su existencia humana o
como persona?
En sinceridad, casi nada o muy poco se puede manifestar
como cristiano en un niño pequeño, y en el futuro, muchas veces es incierta su
respuesta como auténtico cristiano; quizás no hemos logrado entender la
propuesta divina en Jesucristo, veamos que nos quiere decir, en su respuesta
ante las preguntas de Nicodemo: “Jesús le respondió: Te aseguro que el que no
nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace
de la carne es carne, lo que nace de Espíritu es espíritu. No te extrañes de
que te haya dicho: Ustedes tienen que renacer de lo alto. El viento sopla donde
quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo
sucede con todo el que ha nacido del Espíritu” (vv. 5-8). ¿Qué significan estas
palabras para cada uno de nosotros? ¿Qué sentido tienen para nuestras vidas
cristianas?
Tal vez, seguimos como ese fariseo y rabino,
preguntándonos: “¿Cómo es posible todo esto?, le volvió a preguntar Nicodemo”
(v. 9). ¿Cómo puede ser posible un RENACER espiritual? ¿Cómo nacer del Espíritu
de Dios? Aquí se puede ampliar nuestra mirada, más allá de la realidad
sacramental, descubrir que el Espíritu Santo sopla donde él quiere, o sea, es
voluntad divina la entrega de la NUEVA VIDA, por lo tanto; nos preguntamos: ¿Hemos
nacido de nuevo cada vez que nos encontramos con Jesucristo?
Ciertamente, muchos cristianos no hemos entendido esto,
muchos bautizados no hemos logrado comprender lo que conlleva vivir en el
Espíritu de Dios; lo mismo fue con Nicodemo: “Jesús le respondió: ¿Tú, que eres
maestro en Israel, no sabes estas cosas? Te aseguro que nosotros hablamos de lo
que hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero
ustedes no aceptan nuestro testimonio. Si no creen cuando les hablo de las cosas
de la tierra, ¿cómo creerán cuando les hable de las cosas del cielo?” (vv.
10-12). Nos cuesta entender las realidades humanas, que más será comprender las
realidades de Dios, y aquí se trata de una FE madura y consciente, de reconocer
las verdades manifestadas por Jesucristo el Hijo de Dios, en ese aspecto, la FE
no consiste solamente creer en Jesucristo, como lo hacía NICODEMO, sino CREERLE
a Jesucristo, o sea, creer en lo que dice en cada momento: “Nadie ha subido al
cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el
cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el
desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para
que todos los que creen en él tengan Vida eterna” (vv. 13-15). ¿Crees en este
“Buen Mensaje” de Jesucristo?
Reconociendo que este “Buen Mensaje” viene de Dios, de
una intención mayor, que la manifiesta el mismo Jesucristo, que es anterior a
nuestra FE CRISTIANA para tener Vida Eterna, es la razón divina: “Sí, Dios amó
tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no
muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar
al mundo, sino para que el mundo se salve por él” (vv. 16.17). Justamente es
una razón de AMOR a la humanidad, por esta razón, la del AMOR es que Dios Padre
envía a su Hijo al mundo para conducirnos a la Vida Eterna, al camino de
Salvación. Ahora bien, en este punto, se requiere la ACEPTACIÓN, lo cual no es
siempre tan fácil como creemos, por ejemplo: pensemos en una relación de
personas, a veces, UNO AMA con tal intensidad que NO encuentra la respuesta
adecuada a su AMOR en su PAREJA; el otro no valora el AMOR, lo mismo puede ser
con Dios: ¿Valoras su Amor?
Desde la valoración, es que podemos ACEPTAR, desde la
aceptación de la realidad, que para los creyentes esa aceptación se transforma
en FE a Jesucristo, creer en sus palabras, como la verdad que ilumina nuestras
vidas: “El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado,
porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. En esto consiste el
juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz,
porque sus obras eran malas. Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a
ella, por temor de que sus obras sean descubiertas. En cambio, el que obra
conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que
sus obras han sido hechas en Dios” (vv. 18-21). Y TÚ: ¿Qué prefieres: Luz o
tinieblas?
EVANGELIZAMOS:
Desde nuestra elección, desde nuestras preferencias es
que vivimos nuestra forma de Evangelización, recordando y asumiendo que muchos
bautizados, muchos cristianos en el día a día, han optado por obras de
tinieblas, es decir, han OBRADO MAL en sus vidas, claramente esto va en contra
de una persona que realmente se ha encontrado con Jesucristo; han caído en las
tentaciones que nos presenta la vida a diario; en cambio, algunos, a luz de
Jesucristo, han podido vivir en la Verdad, en la luz, en las buenas obras que
vienen de Dios, que han sido hechas y manifestadas en su PRESENCIA, esto
conlleva, algo más que ponernos en la presencia de DIOS, más que decir, en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, sino que toda nuestra vida es discernida
en la presencia de Dios Trinidad, y que desde este discernimiento personal,
logramos EVANGELIZAR conforme a las enseñanzas de Jesucristo: ¿Evangelizamos de
esta forma nuestras vidas?
Esto es todo lo contrario a NICODEMO, por lo menos, es lo
que creemos, no logro comprender las VERDADES DIVINAS reveladas por Jesucristo,
siguió en su religiosidad, permaneció como FARISEO, siguió con sus mismas
costumbres aunque tuvo una noche todo un encuentro con el HIJO de Dios, así
sigue pasando a lo largo de la historia de la humanidad, millones se siguen
encontrando con el MESÍAS, y muchos siguen su vida como si nada, en cambio,
algunos transforman su vida; logran comprender que la EVANGELIZACIÓN, consiste
en un cambio permanente de uno mismo hacia la persona de Jesucristo. Nosotros,
que nos hemos ENCONTRADO con Jesucristo: ¿Vivimos en esta permanente
CONVERSIÓN? Y TÚ: ¿Qué debes cambiar en tu vida para que sea una vida más
cristiana?
Primero le diría siempre e confíado en ti ,, y que me perdone mis pecados, 🙏 y que me convierta en una buena Cristina ..que no me suelte de su mano ...no la fe que le tengo..y que lo amo así como el a mi ...y que no permita . Que tenga malos pensamientos y acciones..ante el prójimo y que gracias bpor todo lo que e pasado ..lo bueno y lo malo que me a pasado ..y gracias por dar la vida por mi ..y que no soy digna de que entre a mi casa pero con una palabra tuya bastará para sanarme 🙏😇🙋.... Y lo amo a el ante todo primera mente.amen ..
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