JESUCRISTO Y LA SAMARITANA

 CONTEMPLAMOS:


Este jueves queremos contemplar el encuentro de Jesucristo con una mujer, no sabemos el nombre de la mujer, solamente la conocemos por su región y su ciudad, en las tierras del Patriarca Jacob, que heredo a su hijo querido: José, el mismo que fue vendido por sus hermanos; es allí, en donde se produce este encuentro, por esta razón, leeremos gran parte del capítulo 4 de San Juan, único evangelio que nos relata este acontecimiento es decir, no se encuentra en los evangelios sinópticos; con este marco teórico nos adentraremos en nuestra contemplación inicial: “Llegó a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de las tierras que Jacob había dado a su hijo José. Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora del mediodía. Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo: «Dame de beber». Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos” (Juan 4, 5-8).

 

Cuando Jesucristo y sus discípulos habían llegado a la ciudad de Sicar; ellos se van a comprar alimentos, en cambio, Jesucristo se queda solo en el pozo de Jacob para descansar, era lógico reposar después de su arduo peregrinar, ya cansado, siente SED, quizás como muchas veces hemos sentido SED, sobre todo después de una larga caminata, es desde su humanidad que Jesucristo siente la necesidad de PEDIR ayuda, justo aparece al mediodía una mujer a sacar agua en el Pozo de Jacob; es aquí, en donde Jesucristo aprovecha a solicitar y manifestar su deseo: “Dame de beber”; de la misma manera, no podemos dejar de contemplar que este hecho se sigue repitiendo como un GRITO al cielo: “DAME DE BEBER”, ahora son millones de personas en el mundo que siguen pidiendo lo mismo: AGUA; en lugares donde los pozos están secos, en lugares donde no hay agua potable, siendo un planeta rico en agua, no hemos sido capaces de distribuirla equitativamente entre los ciudadanos del mundo: ¿Cómo puede seguir sucediendo esta situación, siendo que la mayoría consideramos que vivimos en una sociedad civilizada y desarrollada?

 

Tal vez nuestra indiferencia y egoísmo humano son nuestros mayores problemas al querer vivir como una sociedad desarrollada, no alcanza el desarrollo para todos, solamente para los que poseen más dinero; con ello, se hace invisible la situación del prójimo, de los más necesitados; de los que necesitan AGUA, luz eléctrica, una vivienda digna, una alimentación adecuada, medicamentos para sus enfermedades, vestimenta adecuada a su región y su propia cultura. Ciertamente vivimos como la mujer, que busca agua, era su tarea; a una hora adecuada para ella, pensando en ella y su familia, siempre pensando solamente en nosotros; es aquí en dónde Jesucristo nos muestra otro camino, el camino del DIALOGO, de la comprensión: Conocer a la otra persona, y desde ese conocimiento humano, ayudarnos los unos a otros: ¿Cómo vivimos la cultura de dialogo con el prójimo? ¿Somos capaces de romper nuestros propios prejuicios que tenemos hacia los demás?

 

 

DISCERNIMOS:

 

Al discernir sobre este de encuentro de Jesucristo, el cual conlleva el reconocimiento del prójimo, de lo que realmente somos, no de las apariencias, o sea, de los prejuicios del uno sobre el otro, es justamente lo primero que deben superar Jesucristo y esta mujer, más ante la respuesta inicial de ella: “La samaritana le respondió: ¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? Los judíos, en efecto, no se trataban con los samaritanos”. (v. 9) El mismo evangelio nos ayuda a pensar y reflexionar sobre la RIVALIDAD por prejuicios, que existen entre los Judíos y Samaritanos, sin pensar en el escándalo que era, el hecho de que hablará una mujer con un hombre desconocido; además, se le agrega el hecho de ser un hombre judío, para una samaritana mayor escándalo, por ello, su exclamación: ¡Cómo! Con estas situaciones, ya tenemos dos prejuicios muy comunes en la actualidad: Género y Nacionalidad; y para nosotros: ¿Qué prejuicios tenemos hacia los hombres, hacia las mujeres o hacia la persona  transgénero o transexual? ¿Qué prejuicios tenemos con los extranjeros que habitan en nuestro país? ¿Qué rivalidad y enemistad pueden seguir existiendo entre países vecinos?

 

Con estas preguntas queremos ayudarte a traer la vivencia del Evangelio al día de hoy: ¿Cómo romper con nuestras tradiciones culturales por acoger al prójimo? “Jesús le respondió: Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: Dame de beber, tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva” (v. 10). He aquí, parte de la respuesta, para vencer nuestras tradiciones debemos poner la unidad en un bien mayor, en este caso, Jesucristo lo señala en el “Don de Dios”: ¿Qué es para nosotros el conocimiento del Don de Dios? Quizás aquí vamos más allá del don del AGUA, el de la VIDA de cada persona; o un conocimiento divino que puede aplacar todas nuestras necesidades humanas, aunque la mujer, y muchos de nosotros seguimos pensando en el día a día: “Señor, le dijo ella, no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva? ¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob, que nos ha dado este pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos y sus animales?” (vv. 11-12).  Ver las dificultades y menospreciar al otro, eres menos que Jacob; esa comparación que siempre hacemos a los demás; porque no eres como tu hermano; nunca serás como tal persona; y nosotros: ¿Qué comparaciones hacemos al interior de nuestras familias?

 

En cambio, Jesucristo nos invita a mirar la VIDA ETERNA, no comparar situaciones de la vida terrena, sino preocuparnos de las necesidades que nos conducen a la Vida Divina, que conlleva estar en la Vida Eterna: “Jesús le respondió: El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna” (vv. 13-14). Con Jesucristo y en Dios todo es saciado, ya que satisface nuestras necesidades, nunca más tener SED: ¿Nos encontramos satisfechos en Dios Trinidad?

 

Ante tal invitación, obviamente pensaremos al igual que la mujer: “Señor, le dijo la mujer, dame de esa agua para que no tenga más sed y no necesite venir hasta aquí a sacarla” (v. 15). Quien rechazaría un agua para nunca más tener SED o un alimento para nunca más tener HAMBRE, siendo sinceros la única forma de esto, es MORIR y estar en la VIDA ETERNA; ya que las necesidades terrenas, las tendremos en todo momento mientras vivamos en la tierra; incluso como en el caso de la mujer, y muchas personas que no pueden estar solos en la vida, la necesidad de buscar compañía, no siempre la más adecuada, es así, como les invitamos a mirar este dialogo: “Jesús le respondió: Ve, llama a tu marido y vuelve aquí” (v 16). Seguramente desde nuestra FE en Jesucristo, muchos dirán Jesucristo ya sabía que la mujer no tenía esposo, entonces, para que hacerle tal petición, si ya lo sabía: “La mujer respondió: No tengo marido” (V. 17a). Es que a veces necesitamos reconocer nuestras situaciones personales, se requería el reconocimiento de la mujer, como se requiere el nuestro: ¿Por qué y para qué buscamos compañía?  

 

“Jesús continuó: Tienes razón al decir que no tienes marido, porque has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad” (vv. 17b. 18). La verdad, es que estaba en pareja, parte de la verdad, la verdad es que SI vivía con alguien que no era su marido, era la sexta pareja que tenía; quizás en esa búsqueda que tenemos los seres humanos, por NO estar solos o en esa búsqueda del IDEAL, la perfección en el otro SER, entonces, vamos, por el camino de la vida, dejando PERSONAS de lado, solamente por el hecho de ser saciados en nuestras búsquedas y deseos personales; aquí no queremos ser profetas, en el sentido que lo dice la samaritana: “La mujer le dijo: Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en esta montaña, y ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar” (vv. 19-20). Que al igual que muchos cristianos que creen que el SER PROFETA tiene que ver con ser VIDENTE, ver cosas que otros no ven o anunciar hechos que sucederán en el futuro, en realidad SER PROFETA tiene que ver con ANUNCIAR la PALABRA de Dios, aunque sea dolorosa para otros, es manifestar la VERDAD: ¿Cómo vivimos nuestro ser profeta hacia los demás?

 

Para los cristianos, el modelo es Jesucristo, veamos que nos dice como PROFETA a toda la humanidad: “Créeme, mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se adorará al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad” (vv. 21-24). Nos manifiesta que los verdaderos adoradores de Dios, son los que adoran a Dios en ESPÍRITU y VERDAD, y no importa el LUGAR de ADORACIÓN, es decir, no importan los TEMPLOS, ni catedrales ni basílicas; lo que importa es la PERSONA que adora a Dios, si lo hace por apariencia o realmente en ESPÍRITU Y VERDAD, y nosotros, los cristianos: ¿Cómo adoramos a Dios? ¿Por qué razón vas a un templo? ¿Para qué oramos en un templo?

 

Desde la mujer, entendemos que esta profecía, va más allá, ya que es anunciada por el verdadero Mesías: “La mujer le dijo: Yo sé que el Mesías, llamado Cristo, debe venir. Cuando él venga, nos anunciará todo. Jesús le respondió: Soy yo, el que habla contigo” (vv. 25- 26). Si es Jesucristo: el Mesías, el Cristo, el que nos ANUNCIA TODO: ¿Por qué aún NO vivimos totalmente conforme a sus palabras y enseñanzas?

 

En este día, veamos una última enseñanza de Jesucristo: “Mi comida es hacer la voluntad de aquel que me envió y llevar a cabo su obra. Ustedes dicen que aún faltan cuatro meses para la cosecha. Pero yo les digo: Levanten los ojos y miren los campos: ya están madurando para la siega. Ya el segador recibe su salario y recoge el grano para la Vida eterna; así el que siembra y el que cosecha comparten una misma alegría. Porque en esto se cumple el proverbio: Uno siembra y otro cosecha. Yo los envié a cosechar adonde ustedes no han trabajado; otros han trabajado, y ustedes recogen el fruto de sus esfuerzos” (vv. 34-38).

 

 

EVANGELIZAMOS:

 

A luz del encuentro de la Mujer Samaritana y Jesucristo, hemos querido contemplar nuestra realidad humana: Tenemos SED, tenemos muchas necesidades humanas y deseos que anhelamos cumplir y lograr; aunque hemos discernir sobre la mirada cristiana que ilumina nuestras vidas humanas, ahora nos queda vivir según estas enseñanzas, salir a COSECHAR donde otros han sembrado la semilla de la Palabra Divina; de esto se trata la EVANGELIZACIÓN; salir de nuestra zona de confort e ir al encuentro del prójimo, ir al encuentro de los demás, los que deben ser nuestros hermanos desde la FE que brota en toda la humanidad; como lo realizo aquella Mujer samaritana con los que vivían en su pueblo: SICAR. “Muchos samaritanos de esta ciudad habían creído en él por la palabra de la mujer, que atestiguaba: Me ha dicho todo lo que hice” (v. 39) Ella logro que muchos creyeran en Jesucristo por su palabra y testimonio, y nosotros: ¿Cuántas personas hemos llevado al encuentro de Jesucristo?

 

Hablamos de encuentro, porque algunos creerán por el testimonio de los demás, otros en cambio, necesitarán un encuentro personal para CREER en Dios TRINIDAD: “Muchos más creyeron en él, a causa de su palabra. Y decían a la mujer: Ya no creemos por lo que tú has dicho; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo” (v. 41.42). Algunos necesitan escuchar directamente el mensaje divino, del salvador de la humanidad; y los cristianos: ¿Cómo transmitimos la Palabra de Jesucristo?

Comentarios

Entradas más populares de este blog

¿Cómo es nuestra relación con Jesucristo?

¿Cómo es nuestra Fe?

¿Cómo percibimos el Envío Misionero que DIOS nos realiza?