JESUCRISTO, NOS INVITA A LA CONVERSIÓN
CONTEMPLAMOS:
Hoy queremos recordar el inicio de la predicación de
Jesucristo, después de haber sido tentado por el demonio en el desierto, en
donde estuvo cuarenta días, desde el Mar de Galilea en Cafarnaúm predica y
anuncia lo siguiente: «Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca»
(Mateo 4, 17). Por este anuncio, es que creemos y afirmamos que Jesucristo nos
invita a la CONVERSIÓN, siendo este un tema central de su predicación, junto al
anuncio del Reino de Dios; aunque para muchos de nosotros nos sigue creando
cierta inquietud este tema evangélico de la CONVERSIÓN, ciertamente es una
invitación a las personas, ya que somos las personas las que debemos
CONVERTIRNOS: ¿A qué? ¿A quién? ¿En qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Para qué?
Son las múltiples preguntas que pueden surgir en nuestro
interior, aunque en este texto, solamente se nos deja ver la necesidad de una
CONVERSIÓN, por la pronta llegada del Reino de los Cielos, quizás algunas preguntas
existenciales de nuestra FE, nos ayudarían a tener una mejor contemplación personal,
para ti, como cristiano: ¿Por qué te convertiste en cristiano? ¿Por qué crees
en esta fe Cristiana? ¿Por qué perteneces a la religión cristiana? Son
preguntas que tienen miles de respuestas, dependiendo de cada persona que
quiera profundizar su FE Cristiana, creemos que más allá de la profundidad, lo
que necesitamos es lo que pedían los mismos seguidores de Jesucristo: “Los
Apóstoles dijeron al Señor: Auméntanos la fe” (Lucas 17, 5). Ya que siempre se
trata de FE, es decir, de CREERLE a Jesucristo, descubrir lo que nos pide el
Maestro, y eso que nos pide se debe manifestar en nuestras vidas en un cambio,
a ese cambio, ya sea pequeño o grande, lo llamaremos CONVERSIÓN, por lo tanto,
en este sentido la conversión es un proceso constante y permanente. Para ti: ¿Cómo
vives tu proceso de conversión cristiana?
Desde nuestra mirada personal, queremos seguir
invitándote a la permanente conversión de los cristianos, lo que implica un
cambio en nuestro estilo de vida, muchas veces hacia algo NUEVO, que sería la
recta intención de RENOVAR nuestra fe cristiana, es lo que muchos buscamos y que
creemos que es el camino adecuado para vivir el cristianismo; además junto a
esta renovación, debemos tener en cuenta la RESTAURACIÓN, y aquí no hablamos de
restaurar: Templos, Catedrales y Santuarios, sino de restaurar PERSONAS, somos
las personas que necesitamos ser RESTAURADOS en nuestra fe cristiana, esto
también es la CONVERSIÓN, ya que implica un cambio de vida, al modelo de los
primeros cristianos, que consiste en vivir como JESUCRISTO, o sea, como el
Maestro vivió y se los comunico a sus primeros discípulos; este es nuestro
Objetivo como Iglesia Trinitaria, Apostólica y Ecuménica, que todos los
cristianos nos RESTAUREMOS en el discernimiento de los Santos Evangelios; y con
ello, nos CONVIRTAMOS cada día, más y más, en otro JESUCRISTO, este es el modelo
y camino de la verdadera vida para los cristianos, SER como Jesucristo. Y TÚ:
¿Quieres convertirte en Jesucristo?
DISCERNIMOS:
Desde esta contemplación cristiana, queremos discernir la
enseñanza de Jesucristo sobre la conversión, que siempre estará unido al arrepentimiento,
un reconocimiento de qué NO estábamos en el camino adecuado, y que por esta
razón, queremos dar un vuelco en nuestra vida que no siempre será de 180
grados, a veces solamente basta un 1 grado, ese cambio de 1 grado nos puede
llevar a un lugar totalmente distinto, si consideramos que vamos a caminar toda
la vida terrena hacia ese destino; muchos viven el cambio, desde el amor
humano, o sea, cambian por el amor a una persona, ya sea una madre, un hijo o
hija, una pareja; otros viven grandes cambios en sus vidas por enfermedades o
accidentes que le han sucedido; nosotros, como cristianos debemos vivir el
CAMBIO por el encuentro con Jesucristo en el Espíritu Santo; justamente ese
cambio se produce desde nuestro reconocimiento como personas pecadoras, que es
la relación entre Dios y nosotros, además se manifiesta como la misión de
Jesucristo: “Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: No son los sanos que tienen
necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos,
sino a los pecadores, para que se conviertan” (Lucas 5, 31-32). ¿Estamos
enfermos? ¿Somos pecadores?
Desde nuestras enfermedades y dolencias, descubrimos la
necesidad de DIOS; recordando que las
dolencias humanas, en su mayoría de veces, es consecuencia de nuestros propios
actos; ante esto necesitamos un CAMBIO en nuestro estilo de vida; y en sentido
espiritual, muchas veces NO hemos cumplido fielmente lo que DIOS nos pide, no
hemos vivido fielmente el llamado de Jesucristo a la CONVERSIÓN, y en varias
ocasiones, hemos seguido cometiendo PECADOS, aunque nos hacemos llamar
cristianos: ¿Qué pecados cometemos permanentemente? ¿Nos hemos arrepentido de
todos nuestros pecados?
Ciertamente si los pecadores necesitan CONVERSIÓN;
nosotros somos UNO más de ellos, y no solamente por lo que se produce en el
Cielo: “Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por
un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan
convertirse” (Lucas 15, 7). Con esto, vemos la intención y alegría divina por
la conversión de las personas, de nosotros los pecadores, que es lo más
sencillo de pedir, desde la contraposición de lo bueno y lo malo; obviamente
cambiar algo malo por algo bueno es lo que mayoría de las personas buscamos en
nuestras vidas: ¿Qué cambios necesitas en tu vida? ¿Qué situaciones que te
traen mal en tu vida debes dejar y abandonar? ¿Qué males o pecados debes dejar
de realizar?
En esta línea, podemos leer varias parábolas que nos
hablan de la conversión de los pecadores, aunque es bueno recordar que muchas
de las parábolas de Jesucristo, como las que encontramos en San Lucas 15,
buscaban la conversión, en esa ocasión la de los fariseos y escribas, o sea, de
aquellas personas que se consideraban buenos cumplidores de los preceptos
divinos; aquellos que creían cumplir fielmente los mandamientos divinos, y se
proponían como modelo de los creyentes, entonces: ¿A qué cambio nos referimos?
Es aquí en dónde surge la CONVERSIÓN a las PALABRAS del
Maestro, para muchos es entender lo que Dios quiere que vivamos: “Si hubieran
comprendido lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios, no
condenarían a los inocentes” (Mateo 12, 7). Se trata de vivir en la forma y
estilo de Jesucristo, en la que se privilegia la MISERICORDIA al prójimo, en
dónde se pone en primer lugar, el AMOR a los demás, es aquí, la conversión más
complicada, cuando debemos vivir el equilibrio del AMOR, a Dios, al prójimo y a
sí mismo; este cambio de actitudes diarias es lo que nos pide Jesucristo,
cuando ya hemos dado el paso de la FE a Jesucristo, en la que creemos que Él es
nuestro MAESTRO, por lo tanto, nosotros somos sus discípulos: ¿En qué clase de
“discípulo” de Jesucristo te has convertido?
Este es un paso mayor a ser creyentes en Dios, es decir,
más que la generalidad de las personas en el mundo que viven su FE, ya sea
cristiana u otra, a su propia manera, sino que el SER DISCÍPULO de Jesucristo
implica un acto consciente y libre por vivir sus PALABRAS, o sea, vivir según
sus enseñanzas en los Santos Evangelios, quizás un buen ejercicio de lectura, para
muchos que nos hacemos llamar “Discípulos Misioneros de Jesucristo”, sería leer
los cuatro Evangelios para descubrir y confrontarse con las palabras del
Maestro dirigida a sus discípulos: ¿Harías el ejercicio?
Aseguramos que unos pocos lo harán, la mayoría actuará
como fariseos y escribas, no se atreverán a escuchar y obedecer a las palabras
de Jesucristo, que es lo que realmente como seguidores de Jesucristo debe
conducirnos a un CAMBIO de VIDA, o sea, solamente de esta manera, logramos
vivir en la invitación de Jesucristo, por lo tanto, es la forma en que LOGRAREMOS
CONVERTIRNOS, haciendo VIDA sus palabras, por ello, les dejamos el siguiente desafío
personal, leer la siguiente cita del Evangelio de Lucas, en miras de nuestra CONVERSIÓN
personal, son PALABRAS de Jesucristo, las cuáles leeremos con la finalidad de
DISCERNIR, si es que lo estamos haciendo VIDA en cada uno de nosotros.
“Pero yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus
enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen,
rueguen por lo que los difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale
también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo
el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. Hagan por lo demás lo
que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquellos que los aman,
¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos que los aman. Si
hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo
hacen también los pecadores. Y si prestan a aquellos de quienes esperan
recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores,
para recibir de ellos lo mismo. Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten
sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y
serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los
malos. Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No
juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y
serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena
medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes
midan también se usará para ustedes” (Lucas 6, 27-38).
Desde este texto, nos surge la siguiente pregunta:
¿Vivimos TODO lo que nos dice Jesucristo en este discurso? Lo más probable es que
NO, por lo tanto, debemos CONVERTIRNOS a sus enseñanzas, cuando aceptamos que
nos FALTA, es que hemos iniciado en nuestras vidas el camino de la
RESTAURACIÓN, para SER un auténtico y verdadero cristiano. Y PARA TI: ¿Vas a
RESTAURAR tu vida como cristiano?
EVANGELIZAMOS:
A luz de las palabras de Jesucristo nace nuestra propia EVANGELIZACIÓN,
cuando hemos realizado una real contemplación de nuestro ser y entorno; y
posteriormente, hemos discernido las Palabras del Maestro como si fueran dichas
para cada uno de nosotros, es decir, cuando sentimos que lo que hemos leído
está dirigido a mi persona; no al que está sentado a mi lado, al familiar o al
vecino; sino que son PALABRAS para mí, destinadas para mi propia CONVERSIÓN, no
para los demás, sino para UNO mismo: ¿Has sentido de esta forma el discurso de
Jesucristo?
Esperamos en Dios que así sea, ya que SI ha sucedido de
esta manera, nos encontramos en el camino de la Nueva Evangelización, en dónde
el Evangelio se ha vuelto un “BUEN MENSAJE” para tu vida, existencia que será
RENOVADA con un nuevo estilo de vida con la fuerza del Espíritu Santo, es
decir, una CONVERSIÓN que se nutre de tu propia RESTAURACIÓN como cristiano, ya
que nos hemos encontrado con las Palabras del MAESTRO, no solamente para
ESCUCHAR, sino para HACER VIDA en nuestra propia existencia humana: ¿Aceptas
este camino?
Desde tu aceptación, nace la responsabilidad y la tarea
de hacerlo cada día, ya que justamente es que en cada día debemos llegar a SER MEJORES
CRISTIANOS, y esto, solamente se LOGRA en una constante y permanente CONVERSIÓN
en las palabras y en la vida de Jesucristo, leyendo sobre Él logramos una
verdadera conversión de los cristianos. Y TÚ: ¿Lo harás?
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