¿CÓMO NOS CONVOCA JESUCRISTO?
CONTEMPLAMOS:
Este domingo nuestra querida ITAE celebra el día de la
Comunión de Iglesias de Tradición Católica y Apostólica, somos pequeños grupos
que deseamos vivir la fe cristiana desde nuestras realidades diarias, desde
nuestras casas y trabajos, desde nuestras actividades cotidianas queremos vivir
nuestra FE en Jesucristo. Es por ello, que hoy los invitamos a contemplar:
¿Cómo nos convoca Jesucristo? Es el llamado eterno de DIOS, a ser un PUEBLO, a
ser una IGLESIA, a SER una COMUNIDAD de hermanos, solamente por enumerar
algunos aspectos que creemos a la luz de las Sagradas Escrituras, es en esta
línea, que deseamos contemplar el llamado de Dios a cada ser humano, y a toda
la humanidad en Jesucristo: ¿Cómo te ha llamado Dios a ser parte de pueblo
santo?
Recordando las palabras de San Pedro en su primera carta:
“Así como aquel que los llamó es santo, también ustedes sean santos en toda su
conducta, de acuerdo con lo que está escrito: Sean santos, porque yo soy santo”
(1, 15-16). En este sentido, hemos sido llamados para ser SANTOS: ¿Lo somos? En
verdad, los cristianos somos SANTOS: ¿Qué nos hace santos? Para muchos esto se
encuentra en la forma que vivimos, en cómo es nuestra conducta hacia los demás,
aunque desde la Gracia DIVINA, tal vez depende solamente de DIOS, de dejarnos
guiar por el Espíritu Santo, ya que si nos dejamos guiar por aquel que es
SANTO, por ende, y en consecuencia SEREMOS SANTOS, en este aspecto la pregunta
ya no sería: ¿Somos santos?, sino más: ¿SOMOS personas que nos dejamos guiar
por el Espíritu Santo?
Ante esto, esperamos que contemples: ¿Cómo vives? ¿Qué
voz escuchas? ¿A qué llamado realmente obedeces en tu vida? Ya que siendo
sinceros, los cristianos en varias ocasiones escuchamos otras voces, y no la
VOZ de DIOS, al parecer, por más que nos convoque JESUCRISTO, para reuniones en
templos, en casas parroquiales, para celebraciones de eucaristías o
penitenciales, a la hora del día a día, NO ESTAMOS siendo OBEDIENTES a la
convocación divina, sino más bien atendemos a nuestro propio deseo, a nuestra
propia voluntad, y no siempre nuestra voluntad se encuentra en concordancia con
el llamado de DIOS; algunos por oposición a DIOS, es decir, sabiendo que NO
deben hacer algo, lo hacen de todas maneras; otros por IGNORANCIA, ya que nunca
se han puesto a orar sobre la VOLUNTAD de Dios en su vida, solamente viven el
día a día, y optando de acuerdo a lo que creen que sea bueno en este momento
para su vida, se olvidan de lo que nos dice San Pablo: “No tomen como modelo a
este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente renovando su
mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que
es bueno, lo que le agrada, lo perfecto” (Romanos 12, 2). Seguimos tomando como
modelo lo que nos presenta la sociedad, y no somos capaces de TRANSFORMAR nuestro
interior, cambiar nuestra mentalidad para DISCERNIR la voluntad de DIOS, para
los creyentes: ¿Qué es lo que le agrada a DIOS?
DISCERNIMOS:
Al discernir sobre lo que le AGRADA a Dios, debemos tener
en cuenta que debe ser BUENO y PERFECTO; aunque quizás basta con que le AGRADE
a DIOS, ya que si es de su agrado debe ser BUENO y PERFECTO para cada uno de nosotros,
aunque al principio no veamos PERFECCIÓN ni BONDAD a nuestro alrededor; tal vez
es aquí en donde necesitamos la ayuda de JESUCRISTO; ya que Él hizo todo lo que
le AGRADABA a Dios durante su vida terrena, por esta razón, hoy nos apoyaremos con
el Evangelio de San Juan en el primer capítulo, en los últimos 17 versículos,
para hacer más palpable entre nosotros, los seres humanos, lo que DIOS espera
de sus HIJOS llamados a la Santidad en el ejemplo de su HIJO, Jesucristo: ¿Estamos
dispuestos a responder a este llamado Divino a la SANTIDAD en nuestras vidas?
Seguramente es nuestra intención como cristianos, que nos
configuramos con la manifestación de Jesucristo, que desde el inicio de su
predicación y su vida pública se revela como el SANTO e INMACULADO, desde esta
perspectiva es presentado por el Bautista: “Al día siguiente, estaba Juan otra
vez allí con dos de sus discípulos y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: Este es
el Cordero de Dios” (vv. 35-36). Ya que lo presenta como el CORDERO de DIOS, o
sea, un CORDERO, que debe ser Santo e Inmaculado para ser SACRIFICADO, es así
como se manifiesta, tal vez a DIOS PADRE le agrada que su HIJO sea visto como
un SACRIFICIO, por lo tanto, es BUENO y PERFECTO, y no por hecho que deba
morir, sino porque está conforme a la VOLUNTAD DIVINA, es de nuestro
conocimiento cristiano que es la VOLUNTAD de Dios que Jesucristo sea SACRIFICADO
en una CRUZ por la salvación de toda la humanidad, para muchos no es BUENA la
muerte, aunque aquí la BONDAD no se mide conforme al criterio humano, ni a
nuestra mirada sobre la perfección, ni menos de lo que nos AGRADA; sino que se
trata de realizar las cosas conforme a un criterio, es decir, que sea de
acuerdo a la VOLUNTAD DIVINA: ¿Actuamos con este único criterio en nuestras
vidas?
Actuar desde el criterio de la voluntad de Dios, es
tratar de seguir a Jesucristo, vivir como si Jesucristo fuera un Maestro para
nuestras vidas, y nosotros como discípulos Obedientes hagamos lo que nos enseña
el MAESTRO. “Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús. Él se
dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: ¿Qué quieren?. Ellos le
respondieron: Rabbí –que traducido significa Maestro– ¿dónde vives?. «Vengan y
lo verán», les dijo. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día.
Era alrededor de las cuatro de la tarde” (vv. 37-39). Es lo que vivieron estos
dos discípulos, fueron y vieron, se hicieron discípulos de Jesucristo, y los
cristianos: ¿Qué hemos visto? ¿A dónde hemos ido por el anuncio del buen
mensaje de Jesucristo? San Juan, el evangelista y apóstol, recuerda el momento
exacto del encuentro de ese día con su MAESTRO, JESUCRISTO, y para nosotros:
¿Cómo fue ese primer encuentro con el Hijo de DIOS?
Un encuentro que debe ser renovador, que se inicia en un
seguimiento constante y permanente de toda la VIDA: ¿Hemos sido constantes en
el seguimiento de Jesucristo? ¿Hemos llevado a otros al encuentro con el Mesías
y Salvador? Es lo que realizan estos personajes evangélicos: “Uno de los dos
que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de
Simón Pedro. Al primero que encontró fue a su propio hermano Simón, y le dijo Hemos
encontrado al Mesías, que traducido significa Cristo” (vv. 40-41). Hablar de
Jesucristo a tus amigos, cercanos, familiares, en este caso a su hermano, para
qué más y más personas se encuentren con Jesucristo VIVO, es tan transformador
el encuentro, que nos CONVIERTE en otro SER, así fue para Simón: “Entonces lo
llevó a donde estaba Jesús. Jesús lo miró y le dijo: Tú eres Simón, el hijo de
Juan: tú te llamarás Cefas, que traducido significa Pedro” (V. 42). Nos da otro
nombre, en este CEFAS, PEDRO, y con ello, un nuevo sentido y misión para sus
vidas: ¿Nosotros que misión hemos recibido de nuestro MAESTRO?
Es probable que muchos cristianos estemos en el día
siguiente: ¿Qué hacemos junto a Jesucristo? Acaso solamente seguimos sus pasos
a distancia, como mirando que sucede para incorporarse totalmente o salirse por
qué es complicado y radical la propuesta del MAESTRO; mientras el Mesías sigue
llamando, nos convoca a cada uno de nosotros, mientras caminamos por nuestros
pueblos y ciudades. “Al día siguiente, Jesús resolvió partir hacia Galilea.
Encontró a Felipe y le dijo: «Sígueme». Felipe era de Betsaida, la ciudad de
Andrés y de Pedro. Felipe encontró a Natanael y le dijo: Hemos hallado a aquel
de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de
José de Nazaret” (vv. 43-45). Llamado para convocar a otros, es la tarea de los
discípulos de Jesucristo, al parecer, para esto somos CONVOCADOS: SER
DISCÍPULOS, y nosotros: ¿Qué clase de discípulos somos?
Debemos reconocer que antes de SER DISCÍPULOS, somos
personas, es lo que Dios reconoce de nosotros, y también lo hace Jesucristo: “Natanael
le preguntó: ¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?. «Ven y verás», le dijo
Felipe. Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: «Este es un verdadero israelita,
un hombre sin doblez». ¿De dónde me conoces?, le preguntó Natanael. Jesús le
respondió: Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la
higuera. Natanael le respondió: Maestro, tú eres el hijo de Dios, tú eres el
Rey de Israel” (vv. 46-49). Lo reconoce como una persona recta, sin doblez, una
persona coherente, señalando que es un verdadero israelita; y nosotros:
¿Quiénes somos? ¿Cómo somos? ¿Cómo actuamos?
Para los creyentes se trata de actuar conforme a los que
CREEMOS: “Jesús continuó: Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees. Verás
cosas más grandes todavía. Y agregó: Les aseguro que verán el cielo abierto, y
a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre” (vv. 50-51).
Algunos han visto maravillas de DIOS, y creen cosas maravillosas, mas NO viven
conforme a lo que creen. Y TÚ: ¿Vives conforme a la FE?
EVANGELIZAMOS:
Justamente esto es lo que persigue la EVANGELIZACIÓN, que
las personas vivamos de acuerdo a nuestra FE CRISTIANA: ¿Vivimos como
verdaderos cristianos? En el fondo se trata de vivir como lo destacaba Jesucristo
a Natanael o Bartolomé, aunque para nuestra reflexión es bueno quedarnos con el
significado del nombre NATANAEL: “Lo que DIOS NOS HA DADO”, por lo tanto,
evangelizar en nuestras vidas consiste vivir según lo que DIOS NOS HA DADO:
¿Qué te ha dado DIOS TRINIDAD? Muchos dirán la VIDA, los dones y carismas, y
así enumerar mil cosas, incluido la FE; entonces la pregunta es: ¿Vivimos
conforme a lo que DIOS nos DA y nos regala a diario?
La respuesta positiva a esta última pregunta es la
auténtica vivencia de la FE CRISTIANA, la de cada uno en la diversidad de
millones de miembros, ya que hemos sido CONVOCADOS por DIOS para formar en
Jesucristo, una COMUNIDAD de hermanos e iguales: ¿Actuamos en igualdad con los
demás? ¿Tratamos como hermanos a todo prójimo que nos cruzamos por el camino de
la VIDA?
Nuevamente si nuestras respuestas son AFIRMATIVAS;
estamos en el BUEN CAMINO de JESUCRISTO, que nos ha LLAMADO para ser sus
DISCÍPULOS, y ante esto nos queda el gran desafío de vivir según las enseñanzas
de nuestro único MAESTRO: Jesucristo; y nosotros como cristianos comprometidos
con las diversas denominaciones Iglesias de Tradición Católica y Apostólica,
perteneciente a la única IGLESIA de Jesucristo: ¿Vivimos como verdaderos
discípulos de Dios Trinidad?
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