¿CÓMO PODEMOS ENCONTRAR LA PAZ?
CONTEMPLAMOS:
Hemos celebrado recientemente el Nacimiento del Salvador,
y con ello, creemos que Jesucristo nos trae PAZ y AMOR, justamente sobre lo
primero es que queremos invitarte a reflexionar en este día: PAZ; y no
solamente pensando en el hecho de estar sin guerras entre un pueblo y otra
nación, sino partir de manera personal: ESTAR EN PAZ consigo mismo: ¿Lo estamos
realmente?
Algunos estarán pensando en la misión de predicación de
Jesucristo que debe llegar a todos los confines del mundo, aunque en estos
días, que contemplamos la imagen de la “Sagrada Familia” de Nazareth, más bien
queremos invitarte a mirar hacia el interior de tu familia, en tu hogar, y el
hogar de Dios que es tu CORAZÓN: ¿Estás dispuesto a esta contemplación?
Esta disposición es la que debe NACER en nuestros
corazones, la de un encuentro permanente con JESUCRISTO, que en la FE CRISTIANA;
es ÉL único que nos SALVA y nos regala la PAZ que necesitamos para vivir
tranquilos y felices: ¿Vives tranquilo contigo mismo, con Dios y con los demás?
¿Creemos realmente que Jesucristo nos trae salvación y PAZ a nuestras vidas?
Justamente es en la FE CRISTIANA, personal y comunitaria,
que queremos invitarte a contemplar tu vida personal y familiar, para dar un
paso consciente en el seguimiento de Jesucristo, el SEÑOR de la VIDA, es ÉL
quien debe ser el centro y culmen de nuestras vidas: ¿Lo es para cada uno de
nosotros como cristianos?
DISCERNIMOS:
Reconociendo que escribimos desde la vereda cristiana,
mirando a Jesucristo desde los Santos Evangelios, es que hoy queremos discernir
sobre la presentación del niño Dios en el Templo de Jerusalén; como lo relata
el Evangelista San Lucas: ¿Qué significado tiene para nuestras vidas el
encuentro personal con Jesucristo?
Recordando que es el texto que tenemos en nuestro
Leccionario Dominical, en este tiempo de la Manifestación Divina, y que usamos
para nuestras celebraciones litúrgicas: “Ocho días después, llegó el tiempo de
circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido
dado por el Ángel antes de su concepción”. Se nos recuerda que la familia del
niño Dios, la componen personas del pueblo judío; por esta razón, cumplían con
ciertas prescripciones: como la circuncisión, rito de aceptación de la
comunidad religiosa, que queda sellado con el nombre del niño, en este caso, el
nombre dado por Dios por intermedio del anuncio del Ángel Gabriel: “Jesús”, que
significa: SALVADOR, ante esto nos seguimos preguntando: ¿Jesucristo es el
SALVADOR de nuestras vidas?
Para los judíos la salvación está dada por ser parte del Pueblo
elegido, y cumplir con los ritos propios mandados en las Sagradas Escrituras,
que se contienen en la Biblia Judía, que malamente denominamos Antiguo
Testamento, ya que es bueno recordar que fue la fuente originaria para la
predicación de Jesucristo y sus primeros seguidores en la tarea de evangelizar
al Pueblo Judío; y que los primeros cristianos llevaron a las demás personas de
otras culturas y creencias que fueron adoptando la FE en Jesucristo; además
cabe señalar que se conversaron ciertos ritos judíos y lugares religiosos, como
reunirse para la enseñanza bíblica en las sinagogas, lugares de oración del
pueblo judío; aunque debemos afirmar que lo más importante en el cristianismo
es la FE en Jesucristo, y que medio de esa FE es que encontramos la SALVACIÓN,
recordemos la enseñanza de Pedro y del concilio de Jerusalén: “Creemos que
tanto ellos como nosotros somos salvados por la gracia del Señor Jesús” (Hechos
15, 11); esta es nuestra FE: CREER que somos SALVADOS por la GRACIA de
Jesucristo: ¿Cuándo has recibido la Gracia de Jesucristo?
Para los primeros cristianos era por medio del Espíritu
Santo que se derramaba al pueblo y a las personas, ese Espíritu Santo es el que
purifica a las personas, en cambio, para los judíos había que realizar ritos,
como lo narra el evangelio: “Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés
para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor,
como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al
Señor". El primer varón nacido era consagrado a Dios, nosotros somos consagramos
a Dios de diversas formas: algunos lo hacen con la presentación de los niños
recién nacidos, otros lo hacen por medio de un Bautismo; más allá del RITO que
utilicemos, nos encontramos con el verdadero sentido, nuestras vidas han sido
CONSAGRADAS a DIOS, en esta línea, la pregunta sería: ¿Vivimos como personas
consagradas a DIOS?
Para los judíos esto se manifestaba en SACRIFICIOS a
Dios: “También debían ofrecer un sacrificio un par de tórtolas o de pichones de
paloma, como ordena la Ley del Señor”. Para nosotros no es muy distinto, se
trata de ofrecer la PROPIA VIDA como SACRIFICIO; como lo escribe San Pablo a
los Romanos: “Por lo tanto, hermanos, yo los exhorto por la misericordia de
Dios a ofrecerse ustedes mismos como una víctima viva, santa y agradable a
Dios: este es el culto espiritual que deben ofrecer” (12, 1). Entonces, se
trata que por la MISERICORDIA DIVINA; nuestro mayor culto sea ofrecer nuestra
propia vida a DIOS como una víctima viva y santa ante Dios: ¿Lo somos? ¿Lo
hacemos?
Cuando lo hacemos, es porque SOMOS, es allí, cuando
realmente entendemos el verdadero significado del ENCUENTRO con Jesucristo, es
allí cuando realmente nos llega la SALVACIÓN; ya que la GRACIA DIVINA se derrama
en cada uno de nosotros, y cuando se hace EFICAZ en nuestras vidas humanas,
logrando convertir nuestra vida humana en una verdaderas VIDAS CRISTIANAS:
¿Vives como un auténtico CRISTIANO?
El Evangelio de hoy nos deja una pista, para los que
somos seguidores de Jesucristo, en las palabras y profecía de Simeón, que
muchos católicos repiten cada noche en su oración de “completas”; veamos como
sucedió este encuentro: “Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón,
que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo
estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del
Señor. Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de
Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, lo tomó
en sus brazos y alabó a Dios”. Un hombre anciano lleno del Espíritu Santo
reconoce al Salvador, y por ello, ALABA a Dios: ¿Cómo es nuestra ALABANZA a
DIOS por poder encontrarnos cada día con Jesucristo?
Podemos señalar y decir muchas cosas, y utilizar cientos
y miles de palabras, aunque en este día, nos podemos adherir y unir a las
palabras de Simeón: “Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz,
como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste
delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria
de tu pueblo Israel”. En verdad, somos capaces de entregar nuestra vida a DIOS,
ya que hemos encontrados el auténtico SENTIDO de la VIDA en Jesucristo:
SALVADOR de la Humanidad; LUZ de los seres humanos; estos días, nos ha nacido
el Salvador y la LUZ del mundo, Él que nos trae PAZ a nuestras existencias para
vivir y descansar en PAZ, nosotros los cristianos que nos hemos encontrado con
la PAZ: ¿Vivimos en PAZ? ¿Sentimos que Jesucristo es lo único importante en la
VIDA?
EVANGELIZAMOS:
Al responder estas preguntas positivamente es que
realmente estamos viviendo un proceso de EVANGELIZACIÓN real en nuestras vidas
humanas, logrando que cada vez más seamos restaurados en el verdadero
cristianismo que es el SEGUIMIENTO del Salvador del mundo y renovarnos cada vez
que nos encontramos con ÉL: ¿Qué compromiso asumiste en esta NAVIDAD al
encontrarte con el niño DIOS?
Ahora queda la tarea y la misión de hacer vida tu
compromiso personal; de ir viviendo cada día como auténtico seguidor de
Jesucristo; ojalá sea como el de Simeón que nos hace entender que lo único
importante en la vida humana, es el encuentro real con el Salvador: ¿Has tenido
ese encuentro vital con Jesucristo? Muchos diremos SI, varios cientos de miles,
quizás millones de cristianos somos capaces de decir SI, hemos vivido ese
encuentro vital y transformador de nuestras existencias humanas, inclusive
afirmar que Jesucristo es el centro de nuestras vidas, que Él será el Señor de
mi vida, durante el año 2021 y durante toda mi vida humana, haciéndola cada día
más cristiana: ¿Será así?
Si, digo si a vivir en la voluntad de Dios, de aceptar a Jesucristo como mi Señor y salvador.
ResponderBorrarSi a ser mejor cristiana, a caminar junto a Jesús y seguir sus enseñanzas.
Hacer de mi vida un testimonio cristiano para gloria de Dios Padre.