¿JESUCRISTO ES NUESTRO REY?

 CONTEMPLAMOS:


Al celebrar la festividad de este domingo, día de resurrección de Jesucristo, primer día de la semana, queremos invitarte a mirar la figura de Jesucristo, como Cristo Rey, recordando que esta semana termina el Año Litúrgico, ya que el próximo Sábado en tarde se inicia un nuevo año Litúrgico en el calendario católico con el primer domingo de Adviento. Al terminar el año, celebramos la Festividad de CRISTO REY, ante esto, nos preguntamos: ¿Qué significa esta realidad para cada cristiano? Pensando y contemplando todo este año litúrgico que termina: ¿Cómo has dejado que Jesucristo sea el Rey de tu vida?

 

Desde esta mirada personal, queremos contemplar la realidad del Reinado, muchos países en la actualidad siguen manteniendo reyes en sus gobiernos, aunque en la práctica no tienen muchas funciones de gobierno nacional, que más bien son llevados por parlamentos, primeros ministros o presidentes, según los casos; ciertamente muchos al pensar en un REY, recordamos la época medieval dónde eran dueños y señores de todo, y que todo lo decidían ellos solos, unos con algún consejero, y otros con un grupo selecto de ciudadanos; aunque la mayoría de veces era para oprimir al pueblo con grandes impuestos, y con el sentido de ser soldados para sus guerras y conquistas, ya que la medida de los reyes se veía y se medía por las conquistas de sus ejércitos; en verdad, todo esto es totalmente contrario a la mirada cristiana de Jesucristo, como Cristo REY. Y TÚ: ¿Cómo contemplas la realidad de Jesucristo como Rey del Universo?

 

 

DISCERNIMOS:

 

Con este punto de partida, analizaremos la mirada cristiana sobre Cristo Rey, con un texto propio de nuestro Leccionario Dominical de nuestra Iglesia Trinitaria, Apostólica y Ecuménica, desde el Evangelio de San Marcos en su capítulo 15, entre los versículos 16 al 20, recordándonos el padecimiento de Jesucristo camino a la Crucifixión: “Los soldados lo llevaron dentro del palacio, al pretorio, y convocaron a toda la guardia”. Es a Jesucristo que llevan los soldados al pretorio y reúnen a toda la guardia para estar con el Rey de los Judíos, ciertamente para los soldados romanos, que le rinden honor al Rey de su nación, y no a reyes de otras naciones derrotadas y esclavos para ellos; que era la realidad del Pueblo Judío, pueblo de Jesús de Nazareth; se juntan para reírse y humillar a Jesucristo, sin saber que justamente ese CAMINO de HUMILLACIÓN, es en donde se manifiesta el verdadero REY, el rey de todas las naciones, al rey de reyes, que se muestra en la debilidad, en la miseria humana, en la fragilidad del ser humano, y no el PODER que muchos esperan, sino en un “SERVICIO” a todo el pueblo, al pueblo judío y a todos los pueblos, es decir, a toda la humanidad: ¿Cómo se expresa el Verdadero Reinado de Jesucristo?

 

Para muchos se trata de la forma de vestir, centrados más en el parecer que en el “SER”, así lo pensaron los soldados: “Lo vistieron con un manto de púrpura, hicieron una corona de espinas y se la colocaron”. Por esta razón, lo realizan con Jesucristo, lo visten con una vestimenta púrpura y con una corona de espinas, para que PAREZCA un REY; parecido al igual que muchos ministros que se siguen vistiendo de una forma para distinguirse y ser reconocidos como tal: Los Purpurados como los cardenales o mitras para los obispos, y así, vestirse para PARECER más que SER; indudablemente este no fue el camino de Jesucristo, ya que el mensaje de Jesucristo estaba centrado en el SER; ni siquiera por ese ese SER divino, ya que NO se lo adjudica para beneficio personal, ni para ser reconocido ante todos, menos adorado ni venerado, como se burlaron los soldados: “Y comenzaron a saludarlo: ¡Salud, rey de los judíos!”; el de Jesucristo fue un reinado silencioso, pobre, sencillo y humilde, como lo quiere ser el Reino de Dios en tu corazón y en vida; y nosotros: ¿Cómo vivimos el Reino de Dios?

 

Este camino lleva y conlleva el sufrimiento, el desprecio de los demás, ya que el éxito siempre se ha medido en el BIENESTAR y en la Riquezas acumuladas, y no en SER BUENA PERSONA Y HUMILDE, esto los cristianos lo vivimos a ejemplo de Jesucristo, que fue despreciado por los demás: “Y le golpeaban la cabeza con una caña, le escupían y, doblando la rodilla, le rendían homenaje. Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto de púrpura y le pusieron de nuevo sus vestiduras”. En verdad, no solamente por los aquellos que lo golpearon y se burlaban de Él, sino que de todo el pueblo judío que pidió a gritos el fin de su vida con la CRUCIFIXIÓN; y nosotros: ¿Qué pedimos para Jesucristo?

 

Ya conocemos la historia de Jesucristo, por lo menos, a grandes rasgos, culmina con su coronación para los cristianos, coronación en la CRUZ, como lo decía la inscripción Jesús de Nazareth, Rey de los Judíos (INRI); aunque para nosotros es el Rey de toda la humanidad, nuestro rey muestra su servicio, con su entrega en la CRUZ, dar su propia vida por el perdón de los pecados de toda la humanidad: “Luego lo hicieron salir para crucificarlo”. Es aquí en dónde se manifiesta nuestro REY, CRUCIFICADO, que rey en la actualidad está dispuesto a ser crucificado por lo demás, y nosotros como cristianos bautizados, en nuestro carácter real: ¿Estamos dispuesto a morir por todos?

 

 

EVANGELIZAMOS:           

 

Este camino hacia la CRUZ: Cargar con tu cruz de cada día y morir a ejemplo de Jesucristo es el gran desafío personal de la Evangelización, que se inicia siempre con nuestra disposición, y para muchos cristianos de diversas religiones, ya se inició con el sacramento del Bautismo; por lo tanto, la pregunta sería: ¿Cumplimos con nuestro carácter real recibido en el Bautismo?

 

Si nuestra respuesta es positiva debemos dar gracias a Dios por nuestra fidelidad a Jesucristo, si nuestra respuesta es negativa nos queda un camino por delante dejando que Jesucristo realmente sea el REY de nuestra existencia, el rey para los cristianos. Y PARA TI: ¿Jesucristo es tu Rey?

Comentarios

  1. Jesús es el camino, la verdad y la vida y si creo en él tendré vida eterna.

    Gracias mi Dios y mi Señor porque me das vida, me animas a caminar en este lugar, has dejado tu palabra para hacerla vida en mí y compartirla con los míos y prójimos.

    Tú eres el Rey, para ti la Gloria y en Poder por los siglos de los siglos.

    Grande eres porque no solo me das un modelo de vida, si no, me amas y perdonas y moriste por mí para el perdón de mis pecados y los del mundo entero.

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