YO SOY, LA LUZ DEL MUNDO
CONTEMPLAMOS:
Hoy nos acompañara en nuestro artículo teológico, la
imagen de la LUZ del mundo entregada por el Evangelio de San Juan en el octavo capítulo;
después de orar en el Huerto de Olivos, ir al Templo de Jerusalén y perdonar a
la mujer adúltera con la siguiente frase: «Yo tampoco te condeno, le dijo
Jesús. Vete, no peques más en adelante». Realiza un discurso a las personas que
estaban presente: “Jesús les dirigió una vez más la palabra, diciendo: Yo soy
la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la
luz de la Vida” (8, 12). Nuevamente, en este Evangelio, Jesucristo se
auto-proclama como “YO SOY”, título para Dios, esta vez, siendo la LUZ del
mundo: ¿Qué importancia tiene para nosotros este título divino?
Cuando hablamos de la importancia, queremos apuntar a su
significado personal, con ello, sería bueno preguntarnos: ¿Qué importancia
tiene la LUZ para nuestras vidas? Muchos pensamos, en primer lugar, en la LUZ
Eléctrica, y la importancia que tiene hoy para nuestras vidas, en la ayuda para
realizar nuestras tareas domésticas, para comunicarnos con los demás; otros
pensaran en la luminosidad de las estrellas y la luna, sobre todo para los
navegantes y pescadores que acompañan en sus tareas nocturnas, incluso les ayudan
a trazar rumbos y horizontes; y como no dejar de pensar en la luz del SOL, ya
que sin esos rayos no habría vida en la tierra; todo esto puede significar la
imagen de Jesucristo, una ayuda, un camino por donde vamos al iluminar nuestra
existencia, y el sentido de toda nuestra vida; aunque en VERDAD: ¿Qué quiere
iluminar?
Y el mismo nos responde el mundo, quizás aquí nos ayude
la profecía de Zacarías, el padre de San Juan Bautista: “Gracias a la
misericordiosa, ternura de nuestro Dios, que nos traerá del cielo la visita del
Sol naciente, para iluminar a los
que están en las tinieblas y en la sombra de la muerte, y guiar nuestros pasos
por el camino de la paz” (Lucas 1, 78-79). Es Jesucristo ese SOL NACIENTE que
ilumina (LUZ) a los que estamos en tinieblas y en sombra de muerte, es decir, viene
a sacar del mundo la muerte, provocado por las tinieblas y las sombras, o sea,
la falta de LUZ es la que origina la muerte, como sucede con algunas plantas, para
nosotros se trata de GUIAR nuestros pasos hacia caminos de PAZ: ¿Nos dejamos
guiar por la LUZ del mundo?
DISCERNIMOS:
Con este deseo, el de dejarnos GUIAR por Jesucristo,
descubramos que la LUZ nos ayuda a ver las cosas tal como son; incluso debe
ayudarnos a vernos a nosotros mismos tal como somos; este sería el primer
proceso de discernimiento para nuestra propia vida, aceptar la LUZ de
Jesucristo en nuestras vidas y con ello responder a la siguiente interrogante: ¿Quiénes
somos al ser iluminados por la presencia de Jesucristo?
Al parecer, para los detractores siempre se necesita un
testimonio extra: ¿Quiénes somos? Algo que certifiqué lo que somos: una cédula
de identificación, un acta de nacimiento, una partida de bautismo, una libreta
de matrimonio, una carta de recomendación, o un certificado notarial, en
definitiva: NO BASTA CON TU PROPIA PALABRA. Lo mismo le paso a Jesucristo,
después de proclamar que es la LUZ DEL MUNDO: “Los fariseos le dijeron: Tú das
testimonio de ti mismo: tu testimonio no vale” (8, 13). Al parecer, su
LUMINOSIDAD no vale para algunos, no es menos cierto que sigue siendo así, para
muchas personas, en el mundo actual, las palabras de Jesucristo NO tienen
importancia, ni validez; aunque para muchos es la LUZ y la razón de su existencia;
en cambio, para otros no le afecta en nada la presencia de Jesucristo, menos
que venga a iluminar nuestras existencias: ¿Qué debe pasar para que creamos en
Jesucristo como la LUZ del mundo, y de nuestras vidas?
CONTEMPLAR Y DISCERNIR con otros ojos, otra mirada sobre
la existencia humana, otra forma de enfrentar la vida, esa es la propuesta de
Jesucristo: “Aunque yo doy testimonio de mí, mi testimonio vale porque sé de
dónde vine y a dónde voy; pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy. Ustedes
juzgan según la carne; yo no juzgo a nadie, y si lo hago, mi juicio vale porque
no soy yo solo el que juzga, sino yo y el Padre que me envió” (8, 14-16).
Jesucristo nos enseña a NO juzgar, recién lo había demostrado con el trato hacia
la mujer adúltera; en contraposición, estamos nosotros que nos gusta ir por la
vida juzgando y criticando a los demás; y muchas veces sin ser AUTOCRITICOS; en
este sentido, la LUZ que nos trae Jesucristo al mundo, es la LUZ que proviene
de Dios, y para la humanidad de un DIOS que es Padre: ¿Aceptamos a Dios como
nuestro Padre?
Hacemos esta pregunta con la intención de descubrir la
verdad de quienes somos, ya que al decir, SI, Dios es nuestro Padre, debemos
entender que SOMOS HIJOS DE DIOS; y que cómo hijos de Dios debemos dejarnos
iluminar por la VERDAD DIVINA; es aquí en donde muchos discuten y debaten, siendo
sinceros aquí no se trata de una VERDAD ABSOLUTA, ni Científica, como por
ejemplo: ¿Cómo fue la creación del mundo? Ni de verdades históricas y puntuales
de un acontecimiento, sino de la verdad divina revela (iluminada) por
Jesucristo: «Ustedes son de aquí abajo, yo soy de lo alto. Ustedes son de este
mundo, yo no soy de este mundo. Por eso les he dicho: Ustedes morirán en sus
pecados. Porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados» (8, 23-24). En
este aspecto Iluminar es descubrir las cosas como son; Jesucristo es El Hijo de
Dios, que viene de lo alto, no es de nuestro mundo terreno, aunque ha tomado
nuestra naturaleza humana para vivir como uno de nosotros y entregarnos su
mensaje de Salvación Divina, y con ello tener vida eterna y no morir en
nuestros pecados: ¿Creemos esto?
Este es el núcleo de la predicación cristiana, y es aquí
en donde debemos llevar a cada persona, un encuentro personal con DIOS
TRINIDAD; entre el PECADOR y el DIOS que perdona y muestra MISERICORDIA con cada
uno de sus HIJOS: ¿Cómo lograrlo? “Mientras hablaba así, muchos creyeron en él”
(8-30). Para muchos basta las palabras de Jesucristo, para otros se necesitan
milagros, más patentes que solamente palabras; para otros hoy se necesitan
obras; es en este punto, en donde los cristianos hemos fallado en el testimonio
(obras); nos falta unidad, nos falta respeto, nos falta coherencia, es decir,
nos FALTA VIVIR AL 100% el Buen MENSAJE de Jesucristo, en el sentido, de esta
reflexión, nos falta que JESUCRISTO sea LUZ en mi VIDA, o sea, NO hemos dejado
que ilumine todas nuestras tinieblas y sombras; tenemos miedo de la LUZ, y
seguimos escondidos haciendo lo que nos gusta y satisface, aunque sea egoísta y
más aún sean pecados; en conclusión: Hacemos nuestra voluntad y NO la voluntad
divina que nos revelo JESUCRISTO. Y TÚ: ¿Vives totalmente iluminado por
Jesucristo?
Para muchos que afirmamos ser sus discípulos, diremos SI,
aunque es bueno y necesario ver que nos dice Jesucristo a los que creen en ÉL:
“Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: Si ustedes permanecen
fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y
la verdad los hará libres” (8, 31-32). Entonces, ser verdadero discípulos
significa PERMANECER FIEL a su palabra, y ante estos nos preguntamos: ¿Cuántos
son los Evangelios? ¿Cuáles son los evangelios sinópticos? ¿Cuántos capítulos
tiene el evangelio de San Juan? Por hablar de conocimiento general de los
libros que encontramos las PALABRAS de Jesucristo, si no conocemos esto: ¿Cómo
permanecer fiel a su palabra? Con sinceridad: ¿Cuántos toman diariamente una
biblia para leer los Santos Evangelios? Si no conocemos realmente que DIJO Y
DICE Jesucristo como vamos a SER FIELES a sus palabras, en sus palabras
encontramos la VERDAD que nos hace LIBRES, la verdad divina, no otras verdades,
ni todas las verdades de la vida humana, sino la VERDAD que nos conduce a la
salvación divina. ¿Vives en verdad que nos trae la LUZ del mundo?
EVANGELIZAMOS:
Esta vivencia personal es el inicio de una NUEVA
evangelización, que brota del encuentro personal con Dios, allí le reconocemos
como la luz del mundo, como le sucedió al ciego de nacimiento en Jerusalén: «Ni
él ni sus padres han pecado, respondió Jesús; nació así para que se manifiesten
en él las obras de Dios. Debemos trabajar en las obras de aquel que me envió,
mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy
en el mundo, soy la luz del mundo» (Juan 9, 3-5). Ya que a veces, no se trata
de PECADOS PERSONALES; ni castigos de generación en generación, sino en que
logren VER aquellos que están CIEGOS por su individualismo, orgullo y soberbia,
VER las maravillas de Dios, y en coherencia con nuestro tema de hoy: Para VER
necesitamos de la LUZ, para los cristianos la LUZ de Jesucristo, Él que es la
LUZ DEL MUNDO.
Luz que nos trae Jesucristo, manifestando así las OBRAS
DIVINAS, y como les dice a sus discípulos OBRAS DE DIOS; en la que debemos
trabajar junto a Jesucristo, que está en el mundo, como la LUZ DEL MUNDO,
nosotros los cristianos: ¿En qué trabajamos? Recordando que Jesucristo nos dice
que también nosotros somos LUZ del Mundo: “Ustedes son la luz del mundo. No se
puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende
una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el
candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así debe brillar
ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean
sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo” (Mateo 5, 14-16).
Por esta razón, debemos brillar con nuestras obras buenas que glorifican a Dios
Padre. Y PARA TI: ¿Cómo iluminan tus obras la vida de los demás?
Dios ilumine vida, día a día me da la oportunidad de ser mejor cristiana... Señor, tú eres mi Dios, te reconozco como mi salvador, gracias Señor
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