¿SOMOS PROFETAS A EJEMPLO DE JESUCRISTO?

 CONTEMPLAMOS:

 

Hoy queremos invitarte a CONTEMPLAR nuestro SER PROFETA, recordando que millones de cristianos creemos que, por medio del bautismo, hemos recibido y sido consagrados como PROFETAS para el mundo y el pueblo de Dios, entonces nos podemos preguntar: ¿Cómo hemos vivido nuestro SER PROFETA en los años que pertenecemos al cristianismo?

 

Para mirar nuestro SER PROFETA, podemos leer y releer los escritos proféticos de la Biblia Judía, y descubrir la importancia que tienen los profetas en las Sagradas Escrituras y en la conducción del Pueblo de Israel, ya que con su constante llamado nos invitan a vivir en una permanente conversión: “Jonás comenzó a internarse en la ciudad y caminó durante todo un día, proclamando: Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida. Los ninivitas creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño.” (Jonás 3, 4-5). A diferencia de Nínive, en la actualidad no es que nos falten PROFETAS, sino más bien personas que CREAN en el Buen Mensaje, más allá de quién lo realice, sea Jonás, Juan, Felipe, Mateo, Marta, María; sino que viene siempre de DIOS, ante esta dificultad: ¿Cómo vivir nuestro SER PROFETA?

 

Es la pregunta que puede surgir ante la falta de escucha o indiferencia de los demás; ahora bien, a nosotros como cristianos, nos interesa descubrir en la figura de Jesucristo un nuevo PROFETISMO, para seguir su ejemplo, recordando lo nos narran los Santos Evangelios, no había duda que Jesucristo era considerado un profeta de Dios: “Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: ¿Quién dice la gente que soy yo? Ellos le respondieron: Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas” (Marcos 8, 27-28).

 

 

DISCERNIMOS:

 

Partiremos analizando nuestro propio PROFETISMO; quizás sea bueno partir con un acto de reconocimiento, de nuestra realidad; MUY POCO hemos vivido como PROFETAS: ni anunciando cada momento la llegada del Reino de Dios; ni denunciando las injusticias que nos rodean, aunque es bueno considerar que en el mundo actual, no solamente se requiere el ANUNCIO PROFÉTICO, sino también LA VIVENCIA PROFÉTICA, la que conlleva dar TESTIMONIO de VIDA, es decir, debemos ser los PRIMEROS CONVERTIDOS AL REINO DE DIOS. ¿Estas convertido al Reino de Dios?

 

Muchos se preguntarán porque insistir en el Reino de Dios, es justamente porque fue el PRIMER ANUNCIO PROFÉTICO de Jesucristo: “Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia” (Marcos 1, 14-15). Una vez que es arrestado Juan Bautista, vemos como Jesucristo asume el Rol de PROFETA, e inicia su predicación del Reino de Dios, afirmando que está cerca, es decir, que se dio inicio con su presencia; y que es necesario creer en ese ANUNCIO y Convertirse como testimonio de haber acogido en tu vida el REINO de Dios; habiendo señalado este inicio PERSONAL, es decir, mirar nuestra propia vida en un camino permanente de conversión: ¿Cómo va nuestro proceso de Conversión Cristiana?

 

Afirmamos ser cristianos, ya que creemos que muchos pueden ser FIELES y BUENOS miembros de sus Iglesias, o sea, tenemos buenos Católicos, Luteranos, Anglicanos, Evangélicos en sus distintas denominaciones, aunque tenemos muy pocos BUENOS CRISTIANOS, ya que esto significa nada más y nada menos que: SER OTRO JESUCRISTO; incluso creemos que este ESCRITO ya es un LLAMADO PROFÉTICO, un LLAMADO a la CONVERSIÓN CRISTIANA, no a la Católica, ni evangélica, sino que  TODAS LAS PERSONAS SE CONVIERTAN en, con y por JESUCRISTO: ¿Aceptas?

 

Para mirar una pista de la vida en Jesucristo, veamos su inicio de predicación en el Evangelio de San Lucas: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor. Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él. Entonces comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír” (4, 18-21). Es decir, para ser profetas debemos ser personas que estamos llenas del Espíritu Santo, que tenemos una vida consagrada a Dios, descubriendo que cada día somos enviados a los pobres, los presos, los ciegos, los vulnerados; todo esto en un GRACIA de Dios, y quizás aquí pasa uno de los grandes desafíos, el texto nos dice un año, aunque debemos entender que es TODA UNA VIDA DE GRACIA, año tras años, o sea, constantes y perseverantes toda la VIDA en el Seguimiento de Jesucristo, que podamos repetir con Jesucristo cada día de nuestra vida. HOY hemos cumplido con la PALABRA de DIOS en mi vida, y esa palabra hoy nos recuerda que SOMOS PROFETAS: ¿Se ha cumplido fielmente en tu vida?

 

En el sentido de ser PROFETA, se trata de un ANUNCIO del Buen Mensaje, y aquí para lograr una real conversión se necesita un encuentro real con Jesucristo: ¿Cómo lograrlo? Hoy diríamos por medio de su PALABRA, otros la recibieron en el encuentro personal con Él., como la Samaritana del Evangelio de San Juan: “La mujer le dijo: Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en esta montaña, y ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar. Jesús le respondió: Créeme, mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se adorará al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad” (4, 19-24). En este sentido profético Jesucristo, anuncia y nos sigue anunciando quienes son los VERDADEROS ADORADORES de Dios, una adoración en espíritu y en verdad: ¿Vivimos en la VERDAD de Jesucristo? ¿Vivimos en, con y por el Espíritu Santo?

 

Es aquí desde este anuncio que surge nuestro SER PROFETA; que también conlleva la DENUNCIA a ejemplo de Jesucristo: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que parecen sepulcros blanqueados: hermosos por fuera, pero por dentro llenos de huesos de muertos y de podredumbre! Así también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad” (Mateo 23, 27-28). Quizás sigan siendo palabras ciertas para las religiones actuales; ¡Ay! Católicos hipócritas, evangélicos hipócritas, luteranos hipócritas, judíos hipócritas, anglicanos hipócritas; solamente nos preocupados de ir bien vestidos a los templos, todo en apariencia y por dentro, y en nuestros interiores CORRUPCIÓN; o sea, HIPOCRESÍA Y MALDAD: ¿Qué hay en tu interior?

 

 

EVANGELIZAMOS:

 

Ciertamente desde nuestro interior comienza nuestro SER PROFETA, debe haber solamente AMOR; para que nuestro ANUNCIO conlleve SALVACIÓN para la persona que nos escucha; y para que nuestra DENUNCIA sea veraz y no expresión del ODIO, de la IRA y de la SED de VENGANZA que a veces existe en nuestro interior, por ello, nuestro primer desafío, es interior RENOVAR NUESTRO INTERIOR y llenarlo del Amor Divino como lo era en Jesucristo, y que todo lo que hagamos y digamos sea FRUTO del AMOR: ¿De dónde brota tu SER PROFETA?

 

Ver de dónde nace cada gesto, palabra y obra; esas acciones serán solamente EVANGELIZADORAS, cuando son expresadas desde la intención Divina, ya que al fin y el cabo, no somos PROFETAS; por nosotros mismos, ni para nosotros mismos, sino que debemos SER PROFETAS DE DIOS; se trata de su ANUNCIO y su DENUNCIA; hablar en nombre de DIOS. Y TÚ: ¿Eres profeta de Dios a ejemplo de Jesucristo?

Comentarios

  1. He sido profeta de Dios de acuerdo a las creencias que tenía, solo mi Dios era perfecto dentro de mí credo... Hoy, estoy aprendiendo a llevar las palabra de Dios, a llamar a la unidad entre los cristianos, vivir en armonía en el respeto al prójimo y, de acuerdo a los evangelios. Estoy aprendiendo a escuchar a mi semejante y orar por él, por sus necesidades, sus planes, pongo en manos de Dios su vida entera... Dios mío que sea dócil a escuchar tu palabra y sencilla para predicarla entre mis hermanos, que sea empática en sus vivencias, y que pueda llevar tu mensaje con palabras sencillas... Te lo pido Señor

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