¿CÓMO VIVIR NUESTRO SACERDOCIO A EJEMPLO DE JESUCRISTO?

 CONTEMPLAMOS:

 

Hoy queremos invitarlos a CONTEMPLAR el SACERDOCIO; viendo en primer lugar, el sacerdocio ministerial, es decir, el servicio de personas que son elegidas para presentar sacrificios a Dios en nombre del pueblo o en nombre propio; recordemos que la palabra sacerdote la podemos ver desde la terminología latina, son personas que hacen que las cosas sean sagradas, en ese sentido, un sacerdote o sacerdotisa por medio de signos y símbolos logran que simples signos se conviertan en algo sagrado, como el agua, el pan, el vino, el aceite, las propias manos, etc. Claramente esto requiere la fe de las personas o la fe de un pueblo, que cree que esos ritos son sagrados; como lo es partir animales por la mitad y ofrecerles en sacrificio a Dios, recordando que antes ofrecíamos personas; y ahora dones como pan y vino, dinero u otras ofrendas que tenemos la firme creencia que agradan a Dios; muchas de ellas ni siquiera fueron pedidas por ÉL.

 

Y en segundo lugar, mirar el sacerdocio desde la revelación de Jesucristo, que compartimos con Él, CABEZA de nuestra FE, que es Jesucristo, al mirar y pensar en su único sacrificio en la CRUZ, Él mismo se entrega como ofrenda agradable a Dios, como lo señala en varias ocasiones la Carta a los Hebreos, escrito que nos habla varias veces del SACERDOCIO, podríamos afirmar que es el LIBRO de la TEOLOGÍA SACERDOTAL de Jesucristo: “Así también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados de la multitud, aparecerá por segunda vez, ya no en relación con el pecado, sino para salvar a los que lo esperan” (9, 28). Él se ofreció para quitar todos los pecados de la humanidad, una vez para siempre, este es su SACERDOCIO; el cuál todo compartimos, para los católicos es desde el día de su bautismo: ¿Qué significa esto?

 

 

DISCERNIMOS:

 

Justamente al entrar en nuestro discernimiento, es bueno entender el significado UNIVERSAL DEL SACERDOCIO; no visto solamente desde el ministerio de los presbíteros, sino que es algo que debemos hacer todos los fieles cristianos, más aun los que creemos ser seguidores fieles de Jesucristo, recordemos  las palabras de la Sagradas Escrituras: “Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec" (Hebreos 5, 6); en este texto , vemos como Jesucristo comparte un sacerdocio de la Biblia Judía. “Y Melquisedec, rey de Salem, que era sacerdote de Dios, el Altísimo, hizo traer pan y vino, y bendijo a Abram, diciendo: ¡Bendito sea Abram de parte de Dios, el Altísimo, creador del cielo y de la tierra!” (Génesis 14, 18-19). ¿Qué significa esta realidad para nosotros?

 

Primero debemos entender que la primera persona en celebrar una Eucaristía, si la entendemos como un sacrificio a Dios, por medio de dos dones: Pan y Vino, NO fue JESUCRISTO, sino que fue el REY de Salem, Melquisedec, y que lo hizo a nombre de Abraham; este rito, es el que toma Jesucristo en la última cena con sus discípulos, que al terminar la cena pascual, toma el PAN Y VINO, los bendice pidiendo que sea un signo realizado en su memoria; aunque debemos afirmar que este no es SACRIFICIO DE JESUCRISTO, era solo un signo de una OFRENDA MAYOR, su propia vida, el Sacrificio real de Jesucristo  es en la CRUZ, ofrecer su vida es lo que hace ser para nosotros SUMO SACERDOTE, y en su ejemplo seguir nuestro SACERDOCIO, y más aún para los SACERDOTES de CRISTO, como ministros: ¿Estamos dispuestos a MORIR por el pueblo de Dios?

 

Es lo que nos sigue afirmando la Carta a los Hebreos: “Y ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un Sumo Sacerdote insigne que penetró en el cielo, permanezcamos firmes en la confesión de nuestra fe. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario él fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado. Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno” (4, 14-16). Un Sumo Sacerdote que se compadece de todos nosotros, ya que vivió como uno de nosotros, pasando por las mismas dificultades que nos entrega la VIDA; la diferencia radica en ¿Cómo las enfrentamos?

 

Jesucristo las enfrento hasta la muerte en Cruz, nosotros la mayoría de veces nos encerramos en nuestra Zona de Confort; nos justificamos o inventamos excusas para no salir además casi siempre culpando a los demás, se imaginan si Jesucristo hubiera renegado de su misión, diciendo: YO NO HE PECADO; son ellos los pecadores que mueran ellos. “Jesús, como permanece para siempre, posee un sacerdocio inmutable. De ahí que él puede salvar en forma definitiva a los que se acercan a Dios por su intermedio, ya que vive eternamente para interceder por ellos. Él es el Sumo Sacerdote que necesitábamos: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y elevado por encima del cielo. Él no tiene necesidad, como los otros sumos sacerdotes, de ofrecer sacrificios cada día, primero por sus pecados, y después por los del pueblo. Esto lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo” (Hebreos 7, 24-27). Justamente por ese Sacrificio de Jesucristo, un hombre santo, un inocente, es que realiza UNA VEZ un sacrificio para toda la HUMANIDAD: ¿Cómo aceptas ese sacrificio en tu vida cristiana?

 

“En consecuencia, debió hacerse semejante en todo a sus hermanos, para llegar a ser un Sumo Sacerdote misericordioso y fiel en el servicio de Dios, a fin de expiar los pecados del pueblo. Y por haber experimentado personalmente la prueba y el sufrimiento, él puede ayudar a aquellos que están sometidos a la prueba” (Hebreos 2, 17-18). Jesucristo lo acepto haciéndose hermano de toda la humanidad, de todas las personas, y lo demostró siendo FIEL A DIOS y MISERICORDIOSO con su PUEBLO: ¿Cómo lo vivimos?

           

Es aquí donde damos el paso, no se trata de los SACERDOTES: Ministros de DIOS; sino que se trata de cada FIEL, de cada persona cristiana, somos los que tenemos que ofrecernos a diario, como sacrificio, viviendo el sufrimiento y las pruebas de la Vida a ejemplo de Jesucristo: ¿Por qué hacer esto? Y debemos afirmar junto al Apóstol Pablo lo hacemos por MISERICORDIA DE DIOS: “Por lo tanto, hermanos, yo los exhorto por la misericordia de Dios a ofrecerse ustedes mismos como una víctima viva, santa y agradable a Dios: este es el culto espiritual que deben ofrecer. No tomen como modelo a este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente renovando su mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto” (Romanos 12, 1-2). Entonces, ya no es vidas humanas, de animales, de pan y vino, sino que cada creyente en Jesucristo se CONVIERTA en un SACERDOTE que es capaz de OFRECER su propia vida, en una vida: SANTA Y AGRADABLE a Dios: ¿Estás dispuesto a vivir este SACERDOCIO en tu vida cristiana?

 

 

EVANGELIZAMOS:

 

Aceptando se inicia nuestra verdadera evangelización, al CONTEMPLAR Y DISCERNIR sobre la SACERDOCIO DE JESUCRISTO, descubrimos que debemos RENOVAR nuestro interior descubriendo la VOLUNTAD DE DIOS; revelando para nosotros que SOMOS SACERDOTES; y que vivimos conforme a su voluntad, en lo que es bueno para todos, lo que es agradable a los ojos de Dios, y lo que es perfecto para la humanidad en miras de nuestra Salvación Humana.

 

Este es el camino de Jesucristo: ¿Queremos seguir este ejemplo de Sacerdocio? ¿Estamos dispuestos a entregar toda nuestra vida humana? Aquí se da inicio a una auténtica EVANGELIZACIÓN en nuestro propio SER; hoy viviendo como SACERDOTES, ya que cada FIEL cristiano lo ES. Y TÚ: ¿Cómo vives tu SACERDOCIO?

 

Comentarios

  1. Dios mío y Señor mío, dame la voluntad y fuerza para transmitir tu palabra a mis hermanos y más aún dar ejemplo digno para ellos... La satisfacción sea grande en mi servicio a ti a través de mis hermanos... Gloria por siempre a ti Dios mío.

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