¿CÓMO PIENSAS QUE JESUCRISTO VIVIÓ LA VIRTUD DE LA HUMILDAD?

 CONTEMPLAMOS:

 

Muchas personas creen en el mundo, que Jesucristo es solamente DIOS, y se olvidan de su Humanidad, y al contemplar su HUMANIDAD es que podemos descubrir VALORES HUMANOS que asumió en su vida terrena, y que son importantes para nosotros, sobre todo en nuestra vida como Cristianos, seguidores de Jesucristo, por esta razón, es que hoy queremos invitarlos a reflexionar sobre la virtud de la HUMILDAD, en el plano personal la pregunta sería: ¿Eres Humilde?

 

Esta pregunta para muchos de nosotros se transforma en una complicación, ya que muchos confundimos la HUMILDAD con la SENCILLEZ, y en verdad son dos cosas distintas, aunque se encuentran relacionadas; muchas personas creen que los que somos pobres debemos ser SENCILLOS Y HUMILDES; y en verdad, no siempre es así; la sencillez tiene que ver con nuestra forma de expresarnos: las palabras y actitudes, con nuestra manera de vestir, por eso se confunde; ciertamente apreciamos la SENCILLEZ como un valor, aunque generalmente es otro que califica a la persona de sencilla o no, ya que no solamente lo decimos de las personas, sino también de objetos, podemos decir que cosa más sencilla, que sencillo era; aunque no podemos decir que cosa más humilde; ya que cuando hablamos de la humildad nos debemos referir exclusivamente a las personas; aquí ya vemos una gran diferencia; la HUMILDAD tiene que ver con el SER, lo que somos, por lo tanto, la pregunta sería la siguiente: ¿Eres un ser humano HUMILDE? Al hacer esta pregunta, nos estamos desafiando para presentarnos tal como SOMOS, sin apariencias, esto sería la HUMILDAD; la VIRTUD de revelarnos a los demás tal como somos, con nuestras debilidades y fortalezas, con nuestras capacidades e incapacidades: ¿Cómo te presentas y muestras ante los demás? ¿Cómo actúas ante las demás personas?

 

Es lo que intentaremos contemplar en la PERSONA DE JESUCRISTO, descubriendo el sentido teológico, que se ha revelado en el acontecimiento de la encarnación, o sea, en el hecho de que Jesucristo asumió nuestra naturaleza humana: “Al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano” (Filipenses 2, 7). Diríamos en el sentido de hoy, Jesucristo es HUMILDE por obrar como SER HUMANO, y vivir como SERVIDOR; en este sentido la HUMILDAD se contrapone al ORGULLO y la SOBERBÍA; SER HUMILDE es ser generoso, hacer las cosas por un bien mayor y actuar sin menosprecio ante los demás, o sea, tratar a todos como iguales por tener nuestra misma naturaleza humana, y nosotros, como cristianos: ¿Cómo demostramos nuestra HUMILDAD?

 

 

 

 

DISCERNIMOS:

 

Al pasar a nuestro discernimiento, queremos en primer lugar, insistir en la diferencia entre la HUMILDAD, como Virtud Humana, y la Sencillez o Pobreza como cualidad de algo o alguien; con este sentido, podemos decir que Jesucristo nació en un lugar sencillo, que estaba marcado por la pobreza e indiferencia de sus parientes; ahora bien, claramente la cualidad de la sencillez nos ayuda a SER HUMILDES, siempre y cuando no haya Soberbia u Orgullo en nuestro interior; ante esto, se nos hace muy difícil afirmar que ya desde su nacimiento Jesucristo era una persona HUMILDE; aunque ya en su primera revelación pública, en sus primeros pasos de su vida, nos revela su trato con los demás:  “Jesús les respondió: ¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre? Ellos no entendieron lo que les decía. El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos” (Lucas 2, 49-51). Descubrimos que a pesar de entender que es el HIJO DE DIOS, podríamos decir su TITULO DIVINO; prefiero el trato que le correspondía, como un hijo de 12 años, ser Obediente a sus padres en Nazareth; con esto podemos afirmar que de a poco va mostrando su HUMILDAD como persona humana.

 

En el mismo inicio de lo que conocemos como vida pública de Jesucristo, cuando tenía cerca de treinta años como nos narra el Evangelio de Lucas:Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús. Y mientras estaba orando, se abrió el cielo; y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma. Se oyó entonces una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección». Cuando comenzó su ministerio, Jesús tenía unos treinta años y se lo consideraba hijo de José” (3, 21-23). Aquí nos interesa la HUMILDAD al hacerse bautizar y cumplir como todo el pueblo; no considero nuevamente su TITULO DIVINO, sino que más bien actuó conforme a su CONDICIÓN HUMANA, como se lo dice al mismo San Juan Bautista: “Pero Jesús le respondió: Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo” (Mateo 3, 15). En este sentido, la HUMILDAD tiene que ver con la JUSTICIA HUMANA; un trato justo entre todos los seres humanos: ¿Eres justo en el trato humano con los demás?

 

Es aquí en donde Jesucristo nos da el gran ejemplo, una generosidad suprema con los demás: “Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana” (Mateo 11, 27-30). Aunque le ha sido dado por DIOS PADRE; Él llama a los cansados y agobiados para que sean aliviados; y nos enseña a vivir en su ejemplo de paciencia y HUMILDAD; que nace de su corazón, y nosotros qué tenemos en nuestro corazón: ¿Soberbia y Orgullo o HUMILDAD?

 

 

EVANGELIZAMOS:

 

Debemos reconocer que solamente hemos dado pinceladas al CONTEMPLAR Y DISCERNIR sobre la HUMILDAD DE JESUCRISTO, aunque con esto queremos afirmar que Jesucristo, Verdadero Ser Humano, fue plenamente HUMILDE POR AMOR, y que estuvo dispuesto a ser HUMILLADO por nuestra salvación, es decir, por el BIEN COMÚN DE LA HUMANIDAD, así se logra superar la SOBERBIA y el ORGULLO. “Se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz” (Filipenses 2, 8). ¿Estamos dispuestos ser humildes hasta el extremo de Jesucristo?

 

Esto va más allá de un acto salvífico de dar la VIDA, en un momento o un instante de decisión final, sino en la FORMA DE VIDA, en el estilo de nuestra vida, allí estaría nuestra verdadera Evangelización, en SER HUMILDES DE CORAZÓN, para ello, debemos comenzar por nosotros mismos comenzando por erradicar de nuestras vidas el ORGULLO personal, creyendo que lo sabemos todo, que somos los únicos que podemos hacerlo o que somos los únicos que tenemos la verdad de las cosas; y a la vez, erradicar de nuestra forma de SER la SOBERBÍA, en no creernos Superiores a los demás, sino que quizás debemos vivir como lo señala San Pablo en la Carta a los Romanos: “Ámense cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como más dignos” (12, 10). ¿Cómo vivimos este AMOR CRISTIANO que es expresión de nuestra Humildad?

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