¿SOMOS AUTÉNTICOS MINISTROS DE DIOS?
CONTEMPLAMOS:
Recordemos, en primer término, que la mirada de ser
ministros proviene de la palabra griega “diaconía” que para nosotros se traduce
como servicio o ministerio, recordando que es un término especialmente usado en
los hechos de los apóstoles con el sentido del servicio a las mesas hacia las
mujeres viudas entre los griegos; y con San Pablo para la designación de
algunas mujeres que cumplían rol de servicio: ¿Cómo es nuestras comunidades?
Ciertamente nosotros hemos creado un orden jerárquico en el SERVICIO
MINISTERIAL, siempre en este sentido debemos reconocer que es más creación
humana que voluntad divina, la manifestación de la voluntad de Dios en
Jesucristo, siempre fue la elección de personas que acogieran sus enseñanzas
(discípulos), para que con el tiempo sean enviados en su nombre
(apóstoles). En cambio en la comunidad
naciente surgieron diáconos, presbíteros (Ancianos, claramente no tenían las
funciones y ministerios que tienen en la
actualidad); diaconisas, y con el tiempo Obispos; aunque también existían otras
si seguimos las lecturas de Pablo, predicadores, apóstoles, personas que
hablaban en lengua, otros que interpretaban; etc.
Hoy en muchas iglesias cristianas tenemos pastores o
pastoras que siguen el discurso de Jesucristo sobre el Buen Pastor se hacen
llamar pastores, Jesucristo nos revela que al ser pastores de un rebaño, por un
lado, debemos salir en la búsqueda de la oveja pérdida; y por otro, que estos
pastores deben estar dispuestos a morir por sus ovejas, claramente estos dos
aspectos están muy alejados de la realidad actual, la mayoría de los pastores
se aprovecha económicamente de su rebaño; y además hemos creado superioridad de
pastores y se han adueñado de un rebaño que es de Dios, incluso hemos creado
más poder entre los pastores: Cardenales, Obispos, Arzobispos, Patriarcas,
Papado; por nombrar algunas jerarquías eclesiales muy distinto a la intención
de Jesucristo, e incluso muy distinto a la intención apostólica; ya que las dos
radicaban en el auténtico sentido de un ministerio, el servicio a Dios y a su
pueblo santo. Veamos a la luz de las Sagradas Escrituras algunas propuestas de
servicio y así medir nuestro auténtico servicio en la Iglesia, nos preguntamos
para nuestro discernimiento: ¿Todos somos ministros de Dios?
DISCERNIMOS:
Al iniciar este discernimiento debemos reconocer que es
difícil compaginar la realidad del servicio desde los escritos de la Biblia
Cristiana, entonces iniciaremos con un hecho histórico entre los primeros
seguidores de Jesucristo, que se encuentra en el Libro de los Hechos de los
Apóstoles:
“Entonces los Doce convocaron a todos los discípulos y les dijeron: No es justo que descuidemos el ministerio de la Palabra de Dios para ocuparnos de servir las mesas. Es preferible, hermanos, que busquen entre ustedes a siete hombres de buena fama, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, y nosotros les encargaremos esta tarea” (6, 2-3). Por un lado, esto nace de la petición de los griegos, los helenistas por la falta de servicio en las mesas, los doce convocan y la asamblea elige y ellos ratifican con la imposición de manos; era muy sencilla la tarea incluso para el servicio de la mesas, se les impone las manos; ya que la tarea de la predicación, el servicio de la Palabra de Dios era tarea exclusiva de los DOCE; si vemos esta realidad, ya es muy distinta a lo que hemos ido creando con el paso de años, para ellos el fundamento está en la necesidad, y de la necesidad surge el ministerio para personas que tengan el Espíritu Santo, si es así, nos preguntamos: ¿Quiénes hoy en día tienen el Espíritu Santo? Muchos responderán todos los bautizados, todos los creyentes, por lo tanto, si todos los tienen: ¿Por qué no todos ejercen un ministerio correspondiente?
En la idea paulina de que todos somos miembros del Cuerpo
de Jesucristo que es la Iglesia, todos debemos ejercer un servicio: “Porque así
como en un solo cuerpo tenemos muchos miembros con diversas funciones, también
todos nosotros formamos un solo Cuerpo en Cristo, y en lo que respecta a cada
uno, somos miembros los unos de los otros. Conforme a la gracia que Dios nos ha
dado, todos tenemos aptitudes diferentes” (Romanos 12, 4-6). Es decir, según
los dones o aptitudes que poseemos podemos ejercer una función, servicio o
ministerio, como se quiera llamar. ¿Qué ministerio cumples en tu comunidad
cristiana?
Ahora bien, si todos somos ministros, además de ser
ministros de la Palabra, que otros ministerios podemos ejercer, siguiendo a San
Pablo leamos lo siguiente: “El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo
antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente. Y todo esto procede
de Dios, que nos reconcilió con él por intermedio de Cristo y nos confió el
ministerio de la reconciliación. Porque es Dios el que estaba en Cristo,
reconciliando al mundo consigo, no teniendo en cuenta los pecados de los
hombres, y confiándonos la palabra de la reconciliación” (2 Corintios 5,
17-19). Desde esto podemos concluir que ese ministerio de la palabra es un
ministerio de la reconciliación que debemos realizar los que vivimos en
Jesucristo: Y TÚ, ¿Vives en Jesucristo?
Seguramente todos diremos si, los cristianos vivimos en
Jesucristo, eso significa vivir como Él: ¿Lo hacemos?, y aquí el verdadero
sentido del servicio en Jesucristo: «Ustedes saben que los jefes de las
naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre
ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se
haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su
esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para
servir y dar su vida en rescate por una multitud». (Mateo 20, 25-28) Más claro
echarle agua, todos los cristianos debemos ser servidores, y que el servicio
entre los cristianos es de hacerse esclavos los unos de los otros muy distinta
a la propuesta del mundo; lo nuestro es en un servicio o ministerio que es dar
la vida por los demás: ¿Estás dispuesto ser ministro dando tu vida?
EVANGELIZAMOS:
En este último momento de nuestro artículo teológico, te
invitamos a dar el paso de vivir en el “SERVICIO” a ejemplo de Jesucristo, ya
que solamente así lograremos ser auténticos
ministros de Jesucristo. Aquí ya no se trata de ministros consagrados ni
encargados de Iglesias o comunidades cristianas, sino de cada creyente en
Jesucristo, reconocernos como ministros, ser servidores de la PALABRA,
entendida como Jesucristo la palabra
hecha carne, ahora nos corresponde hacerla vida en nosotros y entre
nosotros: ¿Quieres, aceptas y puedes?
Hacemos estas tres preguntas, para que te sitúes en
verdad en la posibilidad de transformar tu vida, y desde tu existencia llegar a
SER un verdadero ministro de DIOS TRINIDAD y de toda la humanidad; ya que no
importa el lugar, ni tu posición económica, ni tus estudios, ni los cargos
sociales, políticos ni religiosos; solamente basta tu FE CONVENCIDA que el
llamado para creyente en Jesucristo: ¿Lo crees?
Si en verdad lo crees, basta que tu fe sea como un grano
de mostaza y lograra en tu vida encarnar el ejemplo de Jesucristo, que no vino
a este mundo a ser servido, sino a SERVIR: Y TÚ; ¿Para qué estás en este mundo?
Ayúdame Señor para ser digna de ti, iluminame con tu Santo Espíritu para ser fiel servidora tuya, dame la humildad para servirte en mis hermanos.
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