¿CÓMO ES NUESTRA AMISTAD CON JESUCRISTO?

 CONTEMPLAMOS:


La pregunta de hoy está motivada por el Evangelio de este día domingo,  en donde nos encontramos con el discurso de Jesucristo en la última cena, según la versión de San Juan, en su capítulo 15. Aunque antes de entrar en el Discernimiento Bíblico, contemplemos nuestras relaciones de amistad: ¿A quiénes consideramos amigos? En el mundo de los medios de comunicación social, Facebook nos presenta que los amigos son aquellos que nos aceptan o nosotros aceptamos como amistades en esa red social; en nuestro entorno próximo: ¿Quiénes son nuestros amigos?

 

Para muchos de manera sencilla son los que comparten nuestra vida, salimos juntos, conversamos, nos divertimos, nos acompañamos en el diario vivir, con los que nos identificamos y compartimos intereses comunes y gustos similares; otros tienen amistades que perduran en el tiempo y que a pesar de la distancia siguen comunicados y con la misma confianza de los primeros años de amistad; hay otros que han ido modificando su modo de ver y de analizar la amistad y han descubierto con el paso de los años que solamente a unos pocos se les puede llamar VERDADEROS AMIGOS.

 

En este plano, es qué queremos que hoy reflexionemos sobre nuestra relación con Jesucristo: ¿Relacionas a Jesucristo como tu amigo? ¿Cómo es tu amistad con Jesucristo? 

 

 

DISCERNIMOS:

 

Como es parte de nuestro método y costumbre iremos analizando el texto evangélico, para ir preguntándonos sobre el tema que nos atañe hoy: nuestra AMISTAD con Jesucristo. Cabe señalar que la amistad son relaciones de confianza que establecemos con algunas personas: en la que vamos fortaleciendo afectos como el cariño; y viviendo con ciertos valores como el respeto; esto es solamente por nombrar algunos aspectos, ahora bien, creemos que toda relación humana se basa en un Signo de Unidad, la cual no siempre es fácil de distinguir; por ejemplo, algunos señalan que la familia está unida por compartir el ADN; entonces, al pensar en Jesucristo: ¿Qué nos une con Él? Algunos podemos afirmar que con Jesucristo compartimos nuestra humanidad; y en este sentido, tendríamos que afirmar que esta realidad la compartimos entre todos los seres humanos. Por lo tanto, nos seguimos preguntando de manera personal: ¿Qué crees que te mantiene unido a Jesucristo?

 

Hacemos esta pregunta con una doble intención: por un lado, que cada uno de nosotros medite sobre la Unidad con Jesucristo, y por otro lado, mirar que nos dice Jesucristo con respecto a la unidad, entre Él y sus discípulos; veamos que nos dice al respecto: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía”. Esto nos sitúa en ver nuestra unidad con Jesucristo en una unidad intrínseca, pensando en la unidad que se da en una VID y en específico con los Sarmientos; descubriendo que nosotros somos los sarmientos, y que si NO producimos frutos, seremos cortados por Dios Padre que es el VIÑADOR, y los demás serán podados para producir más frutos: ¿Qué clase de “sarmiento” somos?

 

“Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié. Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer. Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde”. La idea de la unidad con Jesucristo es que en toda nuestra vida seamos parte de la Vid, en una mirada actual sobre la morfología de la VID, es que seamos primeros sarmientos y después seamos brazos de donde broten otros sarmientos: ¿Qué eres en la actualidad dentro del VID? ¿Cómo permaneces unido a Jesucristo?

 

Al mirar esta realidad de manera personal y subjetiva, nos hace preguntar: ¿Cómo se debe dar en nuestra permanencia en Jesucristo? ¿Cómo se manifiesta en nuestras vidas? Si ya somos parte de la VID, y solamente hemos sido podados para dar más fruto. “Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán. La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos”. Obviamente es en el hecho de producir FRUTO ABUNDANTE, esto se logra si hacemos VIDA las palabras de Jesucristo, allí se ve nuestra Unidad, como cuando queremos cumplir las promesas realizadas a nuestros seres queridos, cuando queremos SER FIELES a nuestras amistades: ¿Somos fieles a la Amistad de Jesucristo?

 

Es aquí en donde damos un paso mayor, y discernimos en el fondo de la relación: ¿Por qué somos amigos de Jesucristo? ¿Qué motiva mi amistad con Él? “Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor”. Es el AMOR la fuente y el origen de todas las relaciones, es la que debe motivar mi relación de pareja, es la que debe motivar mi relación familiar, es la que debe motivar mi relación con Dios y con los demás: ¿Es así con Jesucristo? ¿Cómo le expresamos nuestro Amor a Jesucristo? “Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor. Como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto. Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado”. Solamente en el cumplimiento de sus mandatos es que viviremos unidos a ese AMOR DIVINO; allí esta nuestra autentica FELICIDAD, en vivir el amor, en el mandamiento nuevo: AMARNOS, los unos a los otros, en el ejemplo de Jesucristo: ¿Lo hacemos? Seguramente SI lo intentamos cada día, ahora nos preguntamos: ¿Cómo se manifiesta el amor a los amigos?

 

“No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre”.  El mayor signo de la manifestación del amor hacia un AMIGO es dar la vida, seguramente muchos han dado su vida por su familia, hijos; y otros por sus amistades, aunque la pregunta para el discípulo de Jesucristo es: ¿Das la VIDA por tu amigo Jesucristo?

 

Recordemos por último, las mismas palabras de Jesucristo, la amistad siempre está iniciada por una ELECCIÓN, expresión de nuestra libertad humana, es una elección que nace de nuestra propia voluntad humana, como cuando elegimos nuestra pareja para formar nuestras familias es una elección que debe estar FUNDADA EN EL AMOR, y no por la conveniencia como sé da en muchas situaciones. La AMISTAD DE JESUCRISTO, se fundamenta en una ELECCIÓN DE AMOR. “No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros”.

 

 

EVANGELIZAMOS:           

 

Queremos unir nuestra AMISTAD con Jesucristo, en su elección y en nuestra elección de AMISTAD con ÉL, esperando que todos los creyentes la vivamos en el FUNDAMENTO DEL AMOR; ahora bien, queremos expresarla en nuestra Evangelización, es decir, en nuestro diario vivir, esto se da en el sentido de una elección para SER ENVIADOS; los amigos de Jesucristo, hemos sido enviados al mundo para dar FRUTO DURADERO. ¿Hemos dado fruto duradero en nuestra existencia humana? ¿Damos fruto duradero en nuestra actualidad cristiana?

 

Este FRUTO DURADERO debe ser expresión del amor a Jesucristo, y del amor que nos tenemos entre los creyentes en el pleno cumplimiento del último mandamiento de Jesucristo: “Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros”. Es decir, la SAVIA que debe recorrer toda la VID, en especial los sarmientos, es el AMOR.

 

Ante esta realidad de la VID, nos preguntamos como cristianos: ¿AMAMOS A JESUCRISTO? ¿AMAMOS a los demás sarmientos de Jesucristo? Vivir este AMOR CRISTIANO será expresión auténtica de una NUEVA EVANGELIZACIÓN. ¿Aceptas?

Comentarios

  1. Gracias Dios mío y Señor mío por el amor tan grande que me ofreces, perdona mis pecados y ten misericordia de mí... Quiero permanecer en tu amistad y tu amor y ser un instrumento tuyo... Te lo pido Señor.

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