DÍA DE LA DIVERSIDAD DE RAZAS Y CULTURAS

 CONTEMPLAMOS:


En este día, queremos celebrar el día de la diversidad, no de la diversidad de géneros, ni de condición sexual y menos de las religiones, sino la de razas y culturas; es importante reconocer la diversidad en la UNIDAD, o sea, lo que nos une y lo que nos distingue con los demás seres humanos. Lamentablemente muchas personas se quedan en las diferencias, en la diversidad con la intención de dividir; a estas personas debemos recordarles que la diversidad es propio de la HUMANIDAD, y que se realiza con el sentido de conocernos mejor en la UNIDAD de los seres humanos. Unidad en la diversidad: ¿Cómo vivimos la UNIDAD de los seres humanos, en la diversidad de razas y culturas?

 

Esta pregunta quiere iluminar el sentido de nuestro escrito para este día, en el crecimiento del reconocimiento que tenemos en la actualidad sobre la diversidad, unido a la capacidad de ser tolerantes con todos los  seres humanos: ¿Vivimos en este respeto humano hacia nuestro prójimo?

 

Esta vivencia es la por la que debemos trabajar, ya no en razas que se exterminan unas a otras, sino en razas que descubren lo que nos UNE, ya que compartimos el SER PERSONA, seres humanos dotados de LIBERTAD y DIGNIDAD, aunque tengamos diferencias por nuestro color de piel, de cabello, de ojos o nuestras características faciales; y en esta misma, línea nuestras diferencias por pertenecer a diferentes etnias aunque seamos de una misma raza; es decir, aunque hablemos distintos idiomas, tengamos distintos símbolos o diversas leyendas ancestrales; al fin y al cabo, todos somos seres humanos, ese fue uno de los primeros problemas para el encuentro de las personas que viven en distintos continentes, muchos creían que los nativos de los pueblos originarios no eran personas, menos seres humanos, todo por la falta de capacidad de comunicarnos con su propio lenguaje: ¿Cómo crear una auténtica inclusión al comunicarnos con personas de otras razas y etnias? ¿Cómo aprender el lenguaje de señas para tratar con dignidad a las personas sin capacidad de hablar?

 

Estas preguntas nos ayudan a comprender la INCLUSIÓN en la diversidad, ahora bien, no se trata solamente de las razas, sino también de las culturas en estos días, aquí podemos encontrar más diferencias, ya que por ejemplo, muchos países pueden compartir la misma raza, aunque por sus diferencias de materiales, espirituales, procesos y modos de vida, pueden ser consideradas distintas culturas; no es lo mismo la tradición judía que la tradición afgana, por nombrar dos países que consideramos que comparten la misma raza árabe; ya que tiene diversas costumbres, modos de vida, conocimientos, herramientas y valores morales: ¿Cómo ser respetuoso ante la diversidad cultural que se puede manifestar en un mismo país, en una misma ciudad o en una misma localidad? Y PARA TI: ¿Te consideras una persona tolerante ante la diversidad del mundo actual?

 

 

DISCERNIMOS:

 

Al discernir, en este día, de la diversidad de razas y culturas, queremos mirar el inicio del  Evangelio de Mateo, en la genealogía del que hemos reconocido como el Hijo de Dios: “Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham” (v. 1); Mateo siendo un hombre judío que escribe para judíos, sobre una persona de origen judío, que tiene su origen en lo más profundo de la tradición del pueblo judío: “Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos” (v. 2).  Con el surgimiento de los tres primeros Patriarcas del pueblo: Abraham, Isaac y Jacob, recordemos que Jacob es llamado Israel, de él surgen las doce tribus de Israel, de sus hijos y nietos; desde este mismo origen y linaje proviene Jesucristo, el Hijo de Dios: ¿Cómo es nuestro trato con el pueblo judío? ¿Cómo vivimos en la actualidad la referencia de nuestros pueblos en la relación con los demás pueblos y culturas que existen en un mismo país?

 

Debemos afirmar que en la actualidad hay muchos países vivimos un cambio cultural, y que al interior de nuestras naciones encontramos muchas culturas, diversas tradiciones por el origen de nacimiento de sus ciudadanos, más con el crecimiento de los emigrantes de varias naciones, esta misma situación vivió en muchos momentos de su historia el pueblo judío, recordemos que con Jacob, todavía eran peregrinos y emigrantes en la llegada a EGIPTO: “Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar. Fares fue padre de Aram; Aram, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón” (vv. 3-4). En el tiempo de los descendientes de ISRAEL, que al final se convirtieron esclavos por durante 400 años, creemos que queda corto esta genealogía: “Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé; Jesé, padre del rey David” (vv. 5-6a); para llegar al Reino de Israel con su gran REY: DAVID; linaje que comparte el Hijo de Dios, los cristianos lo celebramos como REY, y SEÑOR, por lo tanto, esto amplia nuestra mirada, ya que no se trata de un REY para el pueblo de ISRAEL, sino un reinado que no es de este mundo y que busca la UNIDAD de los que creen en ÉL, un Reino que nos invita a vivir en la plenitud de la Vida Eterna: ¿Cómo transformamos nuestras culturas en miras a la Fe Cristiana?

 

Sigamos recordando la ascendencia de Jesucristo: “David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías. Salomón fue padre de Roboam; Roboam, padre de Abías; Abías, padre de Asá; Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Joram; Joram, padre de Ozías. Ozías fue padre de Joatam; Joatam, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías; Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Josías; Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia” (vv. 6b-11). Junto a esto, se llega al destierro, o sea, pierden su tierra, como posesión: ¿Cómo nos sentiríamos al ser echados de nuestros países o de nuestro propio hogar familiar?

 

Esa emoción o sentimientos son muy parecidos a los que ha ido experimentando el pueblo de Israel, hasta el cumplimiento de la promesa divina: “Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel; Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacim; Eliacim, padre de Azor.  Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquim; Aquim, padre de Eliud; Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob. Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo (vv. 12-16)”. La llegada del UNGIDO de Dios, de Jesucristo: ¿Cómo lo hemos acogido en nuestra humanidad? ¿Cómo aceptan las diversas culturas a Jesucristo?

 

Muchos lo reciben como una gran persona, un gran profeta que anuncio y vivió en el amor, que fue más allá de las generaciones, como nos señala el evangelista Mateo: “El total de las generaciones es, por lo tanto: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta el destierro en Babilonia, catorce generaciones; desde el destierro en Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones” (v. 17). Nosotros, en cambio, lo acogemos y recibimos como DIOS; y con ello, recordamos la intención de Dios, la que descubrieron los primeros discípulos de Jesucristo: “Entonces Pedro, tomando la palabra, dijo: Verdaderamente, comprendo que Dios no hace acepción de personas, y que en cualquier nación, todo el que lo teme y practica la justicia es agradable a él” (Hechos 10, 34-35). Desde los hechos, y en las cartas, señalan con fuerza que Dios no hace distinción entre personas, o sea, para Dios, ya no importa la raza ni la cultura, sino solamente la Fe en Jesucristo. Y PARA TI: ¿Vives en la Fe de Jesucristo? ¿Vives en la enseñanza divina de no hacer distinción de personas?

 

 

EVANGELIZAMOS:

 

Justamente a la luz de Jesucristo, descubrimos la auténtica vivencia de nuestra Fe Cristiana, que implica, en ese día, la aceptación del prójimo, y en el sentido, de su enseñanza, no se trata solamente de una aceptación pasiva de los demás, sino una aceptación de AMOR a todos y todas. Ante esto, los cristianos nos preguntamos: ¿Amamos a todos los seres humanos como lo hizo Jesucristo? ¿Damos la vida por todos los pueblos, aunque sean personas de otras razas y culturas?

 

No cabe duda, que en algunos momentos históricos, el mismo cristianismo, extermino a otras culturas y razas, solamente por el hecho de ser distintos, por esta razón, nos hacemos estas preguntas con la intención de invitarlos a AMAR a las demás razas, de Amar a las demás culturas, que va más allá del respeto y la tolerancia, sino de aceptación tal como son, ya que vivimos en la PALABRA de las Sagradas Escrituras, como lo describe hermosamente el Apóstol Santiago, el primer encargado de la Iglesia Primitiva en Jerusalén, cuna del cristianismo hace dos mil años.

 

“Por lo tanto, si ustedes cumplen la Ley por excelencia que está en la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, proceden bien. Pero si hacen acepción de personas, cometen un pecado y son condenados por la Ley como transgresores. En efecto, aunque uno cumpla toda la Ley, si peca contra un solo precepto, quebrante toda la Ley. Porque el que ha dicho: No cometerás adulterio, dijo también: No matarás. Por lo tanto, si evitas el adulterio, pero cometes un homicidio, te haces transgresor de la Ley. Hablen y actúen como quienes deben ser juzgados por una Ley que nos hace libres. Porque el que no tiene misericordia será juzgado sin misericordia, pero la misericordia se ríe del juicio. ¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Acaso esa fe puede salvarlo? ¿De qué sirve si uno de ustedes, al ver a un hermano o una hermana desnudos o sin el alimento necesario, les dice: «Vayan en paz, caliéntense y coman», y no les da lo que necesitan para su cuerpo? Lo mismo pasa con la fe: si no va acompañada de las obras, está completamente muerta” (Santiago 2, 8-17). Palabras que son dirigidas para los cristianos de todos los tiempos, especialmente para nosotros, los del Tercer Milenio: ¿Amamos al prójimo como a nosotros mismos? ¿Hacemos acepción de personas por su raza, etnia y cultura? ¿Cumplimos la esencia la Ley de Dios? ¿Vivimos en la Misericordia Divina? ¿Ayudamos al peregrino y emigrante? Y TÚ: ¿Cómo demuestras y vives tu FE Cristiana?

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